VATICANO - El Papa al ángelus: "lo que Cristo nos ha dado se multiplica dándolo! Es un tesoro hecho para ser gastado, invertido, compartido con los demás, como nos enseña ese gran administrador de los talentos de Jesús, el apóstol Pablo"; la presencia en la Iglesia y en el mundo de las comunidades religiosas de clausura "es indispensable"

lunes, 17 noviembre 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - La parábola de los talentos, que trae san Mateo (25,14-30) y se lee en la liturgia de la Palabra del XXXIII Domingo del Tiempo ordinario, “nos invita a estar vigilantes y diligentes en espera del regreso del Señor Jesús al final de los tiempos". Antes de recitar la oración del ángelus con los fieles reunidos en la plaza de San Pedro, el Santo Padre Benedicto XVI se ha detenido a ilustrar el sentido de este pasaje evangélico: “El "talento" era una antigua moneda romana, de gran valor, y precisamente a causa de la popularidad de esta parábola se ha convertido en sinónimo de dote personal, que cada quien está llamado a hacer fructificar… El hombre de la parábola representa al mismo Cristo, los siervos son los discípulos y los talentos son los dones que Jesús les confía. Por este motivo, estos dones, no sólo representan las cualidades naturales, sino también las riquezas que el Señor Jesús nos ha dejado en herencia para que las hagamos fructificar: su Palabra, depositada en el santo Evangelio; el Bautismo, que nos renueva en el Espíritu Santo; la oración, el Padrenuestro que elevamos a Dios como hijos unidos en el Hijo; su perdón, que ha ordenado ofrecer a todos; el sacramento de su Cuerpo inmolado y de su Sangre derramada. En una palabra: el Reino de Dios, que es Él mismo, presente y vivo entre nosotros”.
A continuación el Papa ha subrayado la actitud interior necesaria para acoger este don: " La actitud equivocada es la del miedo: el siervo que tiene miedo de su señor y de su regreso, esconde la moneda bajo tierra y deja de producir frutos. Esto le sucede, por ejemplo, a quien habiendo recibido el Bautismo, la Comunión, la Confirmación, entierra después los dones bajo una capa de prejuicios, bajo una falsa imagen de Dios que paraliza la fe y las obras, traicionando las expectativas del Señor. Pero la parábola da más importancia a los buenos frutos de los discípulos que, felices por el don recibido, no los han escondido con temor y celos, sino que los han hecho fructificar, compartiéndolos. ¡Sí, lo que Cristo nos ha dado se multiplica dándolo! Es un tesoro hecho para ser gastado, invertido, compartido con los demás, como nos enseña ese gran administrador de los talentos de Jesús, el apóstol Pablo”.
Antes de recitar el ángelus, el Pontífice ha concluido su reflexión señalando que la enseñanza evangélica ha promovido en las poblaciones cristianas "una mentalidad activa y emprendedora" en el ámbito histórico-social, sin embargo "el mensaje central afecta al espíritu de responsabilidad con el que hay que acoger el Reino de Dios: responsabilidad con Dios y con la humanidad". Modelo perfecto de esta actitud del corazón es la Virgen Maria "quien al recibir el don más precioso, el mismo Jesús, lo ofreció al mundo con inmenso amor”.
Después de la oración mariana Benedicto XVI ha recordado que el 21 de noviembre, memoria litúrgica de la Presentación de Maria Santísima en el Templo, se celebra la Jornada por las comunidades religiosas de clausura. "Demos gracias al Señor por las hermanas y hermanos que han abrazado esta misión - ha afirmado el Papa - dedicándose totalmente a la oración y viven de lo que reciben de la Providencia. Recemos también nosotros por ellos y por las nuevas vocaciones, y comprometámonos a apoyar los en sus necesidades materiales. Queridas hermanas y hermanos: vuestra presencia en la Iglesia y en el mundo es indispensable”.
Saludando a los peregrinos de lengua inglesa, el Papa ha recordado que en este tercer domingo de noviembre se celebra el día en recuerdo de las víctimas de los accidentes de tráfico. Invitando a rogar por su descanso eterno y para que sus familiares encuentren consuelo, el Pontífice ha invitado a todos con fuerza - conductores, pasajeros, peatones - a tener siempre en consideración las palabras de San Pablo de las lecturas del fía: "estemos sobrios y vigilantes". (S.L) (Agencia Fides 17/11/2008)


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