VATICANO - En la fiesta de la Dedicación de la Basílica Lateranense el Papa recuerda que "el templo de ladrillos es símbolo de la Iglesia viva, la comunidad cristiana", llama de nuevo para evitar "toda forma de antisemitismo y discriminación", y lanza un llamamiento por el Norte-Kivu

lunes, 10 noviembre 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - En la fiesta de la Dedicación de la Basílica de Letrán "madre y cabeza de todas las Iglesias de la Urbe y del Orbe", el domingo 9 de noviembre, el Santo Padre Benedicto XVI ha recordado en el ángelus la importancia del templo material y de la comunidad de los creyentes. La Basílica Lateranense, ha recordado el Papa, "fue la primera que se construyó tras el edicto del emperador Constantino que, en el año 313, concedió a los cristianos la libertad de practicar su religión" y el mismo emperador donó el terreno al Papa e hizo edificar la Basílica, el Baptisterio y el Patriarquio, donde habitaron los Papas hasta el período aviñonés. Benedicto XVI ha subrayado que la solemnidad de la dedicación de la Basílica, a partir de 1565, se extendido a todas las Iglesias de rito romano, “de esta forma, honrando el edificio sagrado, se pretende transmitir amor y veneración por la Iglesia romana que, como afirma san Ignacio de Antioquía, “preside en la caridad” de la entera comunión católica”.
A continuación, citando la Liturgia de la Palabra de esta solemnidad, el Papa ha reafirmado que "el templo de ladrillos es símbolo de la Iglesia viva, la comunidad cristiana… La belleza y la armonía de las iglesias, destinadas a dar gloria a Dios, nos invita también a nosotros los seres humanos, limitados y pecadores, a convertirnos para formar un “cosmos”, una construcción bien ordenada, en estrecha comunión con Jesús, que es el verdadero Santo de los Santos. Esto sucede de forma culminante en la liturgia eucarística, en la que la “ecclesìa”, es decir, la comunidad de los bautizados, se une para escuchar la Palabra de Dios y para alimentarse del Cuerpo y Sangre de Cristo”. Benedicto XVI ha destacado el misterio siempre actual que recuerda esta fiesta: " que Dios quiere edificarse en el mundo un templo espiritual, una comunidad que le adore en espíritu y en verdad. Pero esta celebración nos recuerda también la importancia de los edificios materiales, en los que las comunidades se reúnen para alabar a Dios. Toda comunidad tiene por tanto el deber de custodiar con cuidado sus propios edificios sagrados, que constituyen un precioso patrimonio religioso e histórico”.
Después de la oración mariana, el Santo Padre ha continuado: "Se conmemora hoy el 70° aniversario de aquel triste acontecimiento, sucedido en la noche entre el 9 y el 10 de noviembre de 1938, cuando se desencadenó en Alemania la furia nazi contra los judíos. Fueron atacados y destruidos negocios, oficinas, viviendas y sinagogas, fueron asesinadas también numerosas personas, dando comienzo a la sistemática y violenta persecución de los judíos alemanes, que concluyó con la Shoah. Aún hoy siento dolor por cuanto sucedió en aquella trágica circunstancia, cuya memoria debe servirnos para hacer que horrores similares no se repitan jamás y que nos empeñemos, en todos los niveles, contra toda forma de antisemitismo y de discriminación, educando sobre todo a las jóvenes generaciones en el respeto y la acogida recíproca. Invito, además, a rezar por las víctimas de entonces y a uniros a mí en manifestar una profunda solidaridad con el mundo hebreo”.
A continuación Benedicto XVI ha lanzado un nuevo llamamiento por la región congoleña del Norte Kivu: "Continúan llegando noticias inquietantes de la región del Kivu del Norte, en la República Democrática del Congo. Sangrientos choques armados y atrocidades sistemáticas han provocado y están provocando numerosas víctimas entre los civiles inocentes; destrucciones, saqueos y violencias de todo tipo, que han obligado a decenas de miles de personas a abandonar incluso lo poco que tenían para sobrevivir. Se calcula que los prófugos son actualmente más de millón y medio. A todos y a cada uno de ellos deseo expresar mi particular cercanía, mientras animo y bendigo a cuantos están trabajando para aliviar sus sufrimientos, entre quienes menciono en particular a los operadores pastorales de la Iglesia local. A las familias privadas de sus seres queridos, mi pésame y les aseguro mi oración de sufragio. Finalmente, renuevo mi ferviente llamamiento para que todos colaboren a alcanzar la paz en esa tierra martirizada durante demasiado tiempo, en el respeto de la legalidad y sobre todo de la dignidad de toda persona”. (S.L) (Agencia Fides 10/11/2008,


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