VATICANO - El Papa Benedicto XVI en el primer Seminario del Foro católico-musulmán: “Estamos llamados a demostrar, con nuestras palabras y sobre todo con nuestros hechos, que el mensaje de nuestras religiones es indefectiblemente un mensaje de armonía y de entendimiento mutuo”

viernes, 7 noviembre 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - El Santo Padre Benedicto XVI ha recibido en audiencia el 6 de noviembre, en la Sala Clementina a los participantes en el primer Seminario organizado por el Foro católico-musulmán, instituido por el Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso y los representantes de los 138 líderes musulmanes que firmaron la carta abierta a los líderes cristianos el 13 de octubre de 2007. "Este encuentro es un signo claro de nuestra estima recíproca y de nuestro deseo de escucharnos los unos a los otros con respeto" ha afirmado el Papa en su discurso, añadiendo que "representa un ulterior paso en el camino hacia una mayor comprensión entre musulmanes y cristianos, en el ámbito de otros encuentros regulares que la Santa Sede promueve con diferentes grupos musulmanes". Además representa "incentivo a asegurar que las reflexiones y los desarrollos positivos que surgen del diálogo entre cristianos y musulmanes no se limiten a un grupo restringido de expertos y eruditos, sino que se transmitan como un precioso legado para ser puestos al servicio de todos, para que traigan frutos en el mundo en el que vivimos cada día”.
El tema elegido para el Seminario - "Amor da Dios y amor al prójimo: la dignidad de la persona humana y el respeto recíproco" - es particularmente significativo en cuánto que "presenta el amor de Dios y el amor al prójimo como centro tanto del Islam como del Cristianismo" ha puesto en evidencia al Papa, quien se ha manifestado "consciente de que musulmanes y cristianos tienen planteamientos diferentes sobre las cuestiones que afectan a Dios". "Sin embargo – ha continuado el Papa -, podemos y tenemos que ser adoradores del único Dios que nos ha creado y que se preocupa de cada persona en todas las partes del mundo. Juntos tenemos que mostrar, con el respeto recíproco y la solidaridad, que nos consideramos miembros de una sola familia: la familia que Dios ha amado y reunido desde la creación del mundo hasta el final de la historia humana”.
Después de haber expresado su complacencia porque durante el encuentro los participantes han sabido adoptar "una postura común sobre la necesidad de adorar a Dios y de amar a nuestro prójimo, hombres y mujeres, desinteresadamente, sobre todo de los necesitados", el Pontífice ha exhortado: "Dios nos llama a trabajar juntos a favor de las víctimas de la enfermedad, del hambre, de la pobreza, la injusticia y la violencia. Para los cristianos, el amor de Dios está ligado de forma inseparable al amor a nuestros hermanos y hermanas, a todos los hombres y mujeres, sin distinción de raza o cultura… La tradición musulmana es también muy precisa al alentar al compromiso práctico en favor de los más necesitados… Por eso, deberíamos cooperar en la promoción del respeto auténtico de la dignidad de la persona humana y de sus derechos fundamentales, aun cuando nuestras visiones antropológicas y nuestras teologías lo justifiquen de formas diferentes”.
Indicando "un amplio y vasto campo en el que podemos trabajar juntos para defender y promover los valores morales que forman parte de nuestro legado común" el Pontífice ha citado el reconocimiento de la centralidad de la persona y la dignidad de todo ser humano, el respeto y la defensa de la vida, "que es don de Dios y por lo tanto es sagrada sea para los cristianos sea para los musulmanes" como terreno común "para construir un mundo más fraterno, un mundo en el que los contrastes y las diferencias se solucionen de manera pacífica y en el que se neutralice el poder devastador de las ideologías".
“Deseo, una vez más, que se protejan los derechos humanos fundamentales de todas las personas por doquier - ha continuado el Santo Padre -. Los líderes políticos y religiosos tienen el deber de garantizar el libre ejercicio de estos derechos respetando plenamente la libertad de conciencia y de religión de cada uno. La discriminación y la violencia a la que todavía están sometidos los creyentes en el mundo y las persecuciones a menudo violentas a las que se ven sujetos, son acciones inaceptables e injustificables, y son más graves y deplorables cuando se llevan a cabo en nombre de Dios. El nombre de Dios sólo puede ser un nombre de paz y fraternidad, justicia y amor. Estamos llamados a demostrar, con nuestras palabras y sobre todo con nuestros hechos, que el mensaje de nuestras religiones es indefectiblemente un mensaje de armonía y de entendimiento mutuo. Es fundamental hacerlo, porque de lo contrario debilitaríamos no sólo la credibilidad y la eficacia de nuestro diálogo, sino también nuestras mismas religiones”.
En la parte conclusiva de su discurso, el Papa ha deseado que el Foro Católico-musulmán “pueda convertirse cada vez más en un espacio de diálogo y que nos ayude a recorrer juntos el camino hacia un conocimiento cada vez más pleno de la Verdad" y ha exhortado a unir esfuerzos para superar toda incomprensión y "desacuerdo", en orden "a superar los prejuicios pasados y a corregir la percepción, a menudo distorsionada del otro, que pueden crear todavía hoy dificultades en nuestras relaciones". Por último, ha animado a trabajar "juntos para educar a todas las personas, sobre todo a los jóvenes, en la construcción de un futuro común". (S.L) (Agencia Fides 7/11/2008)


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