VATICANO - Papa Benedicto XVI al Presidente de la República italiana: “el Quirinal y el Vaticano no son colinas que se ignoran o se enfrentan con hastío; son más bien lugares que simbolizan el respeto mutuo de la soberanía del Estado y de la Iglesia”

martes, 7 octubre 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – “Se puede afirmar hoy con satisfacción que en la ciudad de Roma conviven pacíficamente y colaboran con fruto el Estado Italiano y la Sede Apostólica. También esta visita confirma que el Quirinal y el Vaticano no son colinas que se ignoran o se enfrentan con hastío; son más bien lugares que simbolizan el respeto mutuo de la soberanía del Estado y de la Iglesia, dispuestos a cooperar juntos para promover y servir al bien integral de la persona humana en el desarrollo pacífico de la convivencia social. Ésta es – me place reafirmar – una realidad positiva verificable casi cotidianamente en varios niveles, y a la que también otros Estados pueden mirar para sacar enseñanzas útiles”. Es un fragmento del discurso que el Santo Padre Benedicto XVI pronunció durante su visita oficial al Presidente de la República Italiana, Giorgio Napolitano, en el palacio del Quirinal, el 4 de octubre, fiesta de San Francisco de Asís, Patrono de Italia.
“Esta visita, la visita del Romano Pontífice al Quirinal – dijo Benedicto XVI respondiendo al discurso del Presidente Napolitano –, no es sólo un acto que se inserta en el contexto de las múltiples relaciones entre la Santa Sede e Italia, sino que asume, podríamos decir, un valor mucho más profundo y simbólico. Aquí, en efecto, muchos de mis Predecesores vivieron y desde aquí gobernaron la Iglesia universal por más de dos siglos, experimentando también pruebas y persecuciones”.
Benedicto XVI recordó asimismo que la visita se realiza el día en que Italia celebra a su especial Protector, San Francisco de Asís: “En este Santo, cuya figura atrae a creyentes y no creyentes, podemos entrever la imagen de aquella que es la misión perenne de la Iglesia, también en su relación con la sociedad civil. La Iglesia, en la época actual de profundas y con frecuencia sufridas mutaciones, sigue proponiendo a todos el mensaje de salvación del Evangelio y se compromete a contribuir a la edificación de una sociedad fundada sobre la verdad y la libertad, sobre el respeto de la vida y de la dignidad humana, sobre la justicia y la solidaridad social”.
Después de haber recordado cuanto ya ha afirmado en otras circunstancias, a saber que “la Iglesia no se propone miras de poder, ni pretende privilegios o aspira a posiciones de ventaja económica y social”, sino que “su único objetivo es servir al hombre, inspirándose, como norma suprema de conducta, en las palabras y el ejemplo de Jesucristo”, el Papa subrayó que “para llevar adelante su misión, la Iglesia en todos lados y siempre debe poder gozar del derecho de libertad religiosa, considerado en toda su amplitud”. Su aporte a la edificación de la sociedad la Iglesia lo ofrece en muchas maneras, y en nuestros días ella advierte particularmente su responsabilidad respecto a las nuevas generaciones: la formación de los jóvenes es una “empresa en la que también la Iglesia se siente involucrada, junto con la familia y la escuela. Ella en efecto es claramente consciente de la importancia que la educación reviste en el aprendizaje de la libertad auténtica, presupuesto necesario para un servicio positivo al bien común. Solamente un serio compromiso educativo permitirá construir una sociedad solidaria, realmente animada por el sentido de la legalidad”.
El Santo Padre finalmente expresó su esperanza de que “las comunidades cristianas y las múltiples realidades eclesiales italianas sepan formar a las personas, en modo especial a los jóvenes, también como ciudadanos responsables y comprometidos en la vida civil” y de que “el aporte de la Comunidad católica sea acogido por todos con el mismo espíritu de disponibilidad con el que es ofrecido. No hay razón para temer una prevaricación contra la libertad por parte de la Iglesia y de sus miembros, quienes por otro lado esperan que les sea reconocida la libertad de no traicionar su consciencia iluminada por el Evangelio”. (S.L.) (Agenzia Fides 7/10/2008; líneas 44 palabras 644)


Compartir: