VATICANO - “Los Gitanos necesitan una Iglesia viva, una Iglesia-comunión, capaz de formar y de ayudar a superar las dificultades que la gran política no logra vencer”: el Documento final del VI Congreso Mundial de la Pastoral para los Gitanos

viernes, 3 octubre 2008

Freising (Agencia Fides) - “Debemos combatir el racismo no con las armas, sino con el amor, el trabajo, la humildad, demostrando que más allá de nuestros defectos, nosotros también poseemos valores”. Con estas palabras de un joven gitano se cierra el Documento final del VI Congreso Mundial de la Pastoral para los Gitanos, promovido por el Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, en colaboración con la Conferencia Episcopal Alemana, celebrado en Freising (Alemania) del 1 al 4 de setiembre sobre el tema: “Los jóvenes gitanos en la Iglesia y en la sociedad” (ver Fides 1/9/2008; 2/9/2008).
En la parte dedicada las Recomendaciones, articuladas en 18 puntos, se evidencia antes que nada que “la situación de los jóvenes Gitanos es diferente según los Países en los que viven; es por tanto necesaria una cierta flexibilidad para enfrentarse a dicha situación”. En primer lugar se subraya la necesidad de la responsabilización de cada uno en la integración de los jóvenes gitanos según normas y reglamentos antidiscriminatorios con el fin de garantizar una igualdad de oportunidades. “Los Gobiernos deberían garantizar los derechos de plena participación en la sociedad, facilitar a los extranjeros y a los apátridas el acceso a la nacionalidad, y crear ocasiones de aprendizaje y dominio de la lengua nacional. Es necesario contemplar la cuestión de un estatus claro de las minorías. Por otro lado, es necesario garantizar a los jóvenes un apoyo, recursos y oportunidades que les consientan una vida independiente y autónoma, y contar con la posibilidad de una plena participación social y política. La falta de acceso a los servicios de base, como la protección social, la asistencia sanitaria, un entorno de vida sano y seguro, es un factor que puede privar a los jóvenes de su necesaria autonomía, e incluso de una responsabilidad efectiva”.
Otro punto fundamental para la integración en la sociedad es el de la instrucción. Es necesario prohibir la incorporación de los Gitanos a “escuelas especiales” que generan humillaciones, mientras que es necesario animar determinados proyectos en su favor y la posibilidad de un trabajo digno. El acceso a los diferentes derechos fundamentales (alojamiento decente, trabajo, enseñanza, asistencia médica) puede favorecerse gracias a la formación y a la labor de mediadores socioculturales gitanos”.
En las Recomendaciones se evidencia también la gran responsabilidad de los medios de comunicación en la formación de la opinión pública. “Deben desempeñar un papel de sensibilización y de formación para contrastar los estereotipos y combatir los prejuicios hacia los Gitanos. Además, es preciso invertir en la formación de jóvenes periodistas de etnia gitana, al fin de favorecer la libertad de expresión”. En relación a la situación de las mujeres se condena la esterilización forzada y se recomienda su educación en los derechos fundamentales y el diálogo intercultural.
“La Iglesia tiene muchas cosas que decir a los jóvenes, y los jóvenes, a su vez, tienen también muchas cosas que decir a la Iglesia” continua el texto, destacando como este diálogo recíproco “será una fuente de riqueza y de juventud para la Iglesia y para la sociedad civil” y de una acción pastoral que “será más incisiva si se desarrolla en el marco de grupos restringidos” sin olvidar la importancia y el valor particular de las peregrinaciones, como ocasiones de encuentro para los diferentes grupos.
En esta pastoral específica, los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades podrían jugar un importante papel. Así mismo las Congregaciones religiosas, las Asociaciones católicas y las Comunidades eclesiales de base están llamadas a comprometerse en la pastoral específica de los jóvenes Gitanos. Al respecto el Documento afirma que “los Gitanos necesitan una Iglesia viva, una Iglesia-comunión, capaz de formar y de ayudar a superar las dificultades que la gran política no logra vencer”.
Las Recomendaciones ofrecen además algunas indicaciones sobre la catequesis sacramental (en particular la pastoral de la Confirmación, “sacramento prácticamente desconocido en las comunidades gitanas”); la creación de un mayor número de centros, especialmente eclesiales, que propongan posibilidades de ocio, de estudio y de preparación profesional; la promoción de actividades de intercambio cultural, el estudio de “acciones jóvenes”: encuentros con ocasión de las peregrinaciones, escuelas de fe para los jóvenes, así como su integración en proyectos de mayor alcance de solidaridad humanitaria; la propuesta de actividades de prevención (voluntariado, asociaciones, grupos deportivos y de prevención) para “arrancar” a los jóvenes de la inercia, de la falta de interés, de la droga, del alcohol, etc., la formación de líderes responsables en sus comunidades. Por último, sería útil pedir a las organizaciones humanitarias y a Cáritas, la erogación de microcréditos, para controlarlos más tarde, destinados a aquellas familias y comunidades que manifiestan mayores capacidades a la hora de emplearlos en favor de su etnia.
Como conclusión se afirma: “Los jóvenes poseen todas las cualidades necesarias para enfrentarse, en primera línea, a los desafíos que una nueva evangelización – vinculada a la promoción humana – presenta al mundo gitano. Los jóvenes son capaces de innovación y consiguen, muy a menudo, asociar nuevas soluciones a esquemas tradicionales, aprovechando y gozando de la experiencia y de la sabiduría de su cultura que, aunque no ‘está escrita en ningún libro’, no es por ello menos elocuente. ¡Aprovechemos, pues, sus virtudes!” (S.L.) (Agencia Fides 3/10/2008 líneas 67 palabras 901)


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