VATICANO - El Papa dirigiéndose a un grupo de Obispos de Asia central: “A pesar de las duras presiones ejercitadas durante los años del régimen ateo y comunista, gracias a la abnegación de sacerdotes, religiosos y laicos llenos de celo, la llama de la fe ha permaneciendo encendida en el corazón de los creyentes”

viernes, 3 octubre 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – “Démosle gracias a Dios porque a pesar de las duras presiones ejercitadas durante los años del régimen ateo y comunista, gracias a la abnegación de sacerdotes, religiosos y laicos llenos de celo, la llama de la fe ha permaneciendo encendida en el corazón de los creyentes. Las comunidades se pueden haber reducido a un "un pequeño rebaño", pero es importante no desalentarse queridos Hermanos”. Ésta fue la exhortación que les dirigió Benedicto XVI al grupo de Obispos y Ordinarios de Kazajstán y de Asia Central, recibidos en Audiencia con ocasión de su visita "ad Limina Apostoloum" el 2 de octubre.
Al inicio de su discurso el Papa dirigió un saludo particular a S.E.R. Mons. Tomash Peta, Arzobispo de María Santísima en Astana y Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Kazajstán, a los otros Obispo y al Delegado para los fieles greco-católicos en Kazajstán; al Administrador Apostólico de Kirguizistán; al Administrador Apostólico en Uzbekistán; al Superior de la Missio sui iuris de Tayikistán y al Superior de la Missio sui iuris de Turkmenistán.
Así como en la Comunidad primitiva también hoy el Espíritu Santo guía a la Iglesia, subrayó el Santo Padre, exhortando a los Obispos a dejarse también guiar por Él: “Mantengan viva en el pueblo cristiano la llama de la fe; conservad y valorad las válidas experiencias pastorales y apostólicas del pasado; seguid educando a todos a la escucha de la Palabra de Dios, suscitad especialmente en los jóvenes el amor a la Eucaristía y la devoción mariana, difundid en las familias la práctica del rosario. Buscad con paciencia y valentía nuevas formas y métodos de apostolado, preocupándoos de actualizarlos según las exigencias actuales, teniendo en cuenta la lengua y la cultura de los fieles que os han sido confiados”.
Para poder realizar este compromiso es necesario “aún mayor unidad” entre los Pastores y el clero. En este contexto Benedicto XVI invitó a los prelados a involucrarse cada vez más con los sacerdotes, los religiosos y las religiosas, así como con los laicos comprometidos en las distintas iniciativas pastorales. En particular les recomendó estar muy atentos a estos cooperadores, ellos también obreros de la viña del Señor, mostrándose “disponibles y abiertos a sus expectativas, sosteniéndolos en los momentos de dificultad, invitándolos a confiar cada vez más en la Providencia divina que no nos abandona nunca, sobre todo en los momentos de prueba. Permaneced junto a ellos cuando pasan por momentos de soledad humana y espiritual. Que en la base de todo esté el recurso constante a Dios en la oración y la continua búsqueda de la unidad entre vosotros, así como en cada una de vuestras respectivas y diversificadas comunidades”.
El Santo Padre señalo a continuación los “desafíos que la actual sociedad globalizada le pone al anunció y la práctica coherente de la vida cristiana”, también en las regiones de Asia central así como en el resto del mundo, citando la violencia, el terrorismo, la difusión del extremismo y del fundamentalismo. “Es necesario contrastar estos flagelos con intervenciones legislativas –afirmó Benedicto XVI–. La fuerza del derecho nunca debe transformarse en iniquidad, ni se puede limitar el libre ejercicio de las religiones, porque profesar la propia fe libremente es uno de los derechos humanos fundamentales y universalmente reconocidos”.
Antes de concluir su discurso Benedicto XVI hizo hincapié en que “la Iglesia no impone, sino que propone libremente la fe católica, sabiendo que la conversión es el fruto misterioso de la acción del Espíritu Santo. La fe es don y obra de Dios. Precisamente por eso está prohibida toda forma de proselitismo que obligue o induzca y atraiga a alguien con inoportunos engaños a abrazar la fe. Una persona puede abrirse a la fe tras una reflexión madura y responsable, y debe poder realizar libremente esta íntima aspiración. Esto beneficia no solo al individuo, sino a toda la sociedad, porque la observancia fiel de los preceptos divinos ayuda a construir una convivencia más justa y solidaria”.
Alentando a los Obispos a seguir con el trabajo iniciado “valorizando sabiamente los aportes de todos”, el Papa agradeció a los sacerdotes y religiosos que trabajan en las diferentes circunscripciones eclesiásticas (a los Franciscanos en la Diócesis de la Santísima Trinidad en Almaty, a los Jesuitas en Kirguizistán, a los Franciscanos Conventuales en Uzbekistán, a los religiosos del Instituto del Verbo Encarnado en la Missio sui iuris en Tayikistán y a los Oblatos de María Inmaculada en la Missio sui iuris en Turkmenistán) e invitó también a las familias religiosas “a ofrecer generosamente su aporte, enviando personal y medios para poder llevar adelante el trabajó apostólico en las extensas regiones de Asia Central” (S.L.) (Agencia Fides 3/10/2008 líneas 58 palabras 830)


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