VATICANO - Benedicto XVI continúa las catequesis sobre San Pablo: "con los diversos carismas confiados a Pedro y Pablo, dejémonos todos conducir por el Espíritu, intentando vivir en la libertad que encuentra su orientación en la fe en Cristo y se concreta en el servicio a los hermanos"

jueves, 2 octubre 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - "Queremos centrarnos hoy en dos episodios que demuestran la veneración y, al mismo tiempo, la libertad con que el apóstol se dirige a Cefas y a los otros Apóstoles: el llamado 'Concilio’ de Jerusalén y el incidente de Antioquía de Siria, indicados en la Carta a los Galatas". Con estas palabras el Santo Padre Benedicto XVI ha anunciado el tema de la catequesis de la audiencia general del miércoles 1° de octubre, realizada en la plaza de San Pedro.
El llamado "Concilio" de Jerusalén se desarrolló en un momento de no pequeña tensión dentro de la Comunidad de los orígenes - ha recordado el Papa -. Se trataba de responder a la cuestión de si era necesario pedir a los paganos que se estaban adhiriendo a Jesucristo, el Señor, la circuncisión o si era lícito dejarlos libres de la Ley mosaica… En esta ocasión Pablo expone a los Doce, definidos como las personas más destacadas, su evangelio de la libertad de la Ley. A la luz del encuentro con Cristo resucitado, él entendió que en el momento del paso al Evangelio de Jesucristo, ya no era necesario para los paganos la circuncisión, las reglas sobre la comida, sobre el sábado como signos de la justicia: Cristo es nuestra justicia y 'justo' es todo lo que es conforme a El. No son necesarias otras características para ser justos."
El Santo Padre ha puesto en evidencia que "los dos modos como Pablo y Lucas describen la asamblea de Jerusalén se caracterizan por la libre acción del Espíritu, ya que 'dónde está el Espíritu del Dios hay libertad', dirá en la segunda Carta a los Corintios." Centrándose luego sobre el tema de la libertad cristiana, tal como aparece en las Cartas de san Pablo, Benedicto XVI ha puesto en evidencia que esta “no se identifica nunca con el libertinaje o con el libre albedrío de hacer lo que se quiere; esta se realiza en la conformidad a Cristo y por tanto en el auténtico servicio a los hermanos, sobre todo, a los más necesitados"
El Papa ha querido ilustrar a continuación el sentido atribuido por Pablo y sus comunidades a la colecta para los pobres en Jerusalén: “se trataba de una iniciativa completamente nueva en el panorama de las actividades religiosas: no era obligatoria, sino libre y espontánea; participaron todas las Iglesias fundadas por Pablo hacia el Occidente. La colecta expresaba la deuda de sus comunidades por la Iglesia madre de Palestina, de la que habían recibido el don inenarrable del Evangelio". El valor que Pablo atribuye a este gesto de intercambio es tan grande y amplio que usa numerosos términos para definirlo, entre cuellos el de "liturgia", y el Pontífice ha explicado que tal término "otorga también a la colecta en dinero un valor cultual: por una parte es gesto litúrgico o 'servicio', que ofrece toda comunidad a Dios, por otra es una acción de amor que se realiza a favor del pueblo. Amor a los pobres y liturgia divina van juntos, el amor a los pobres es liturgia. Los dos horizontes están presentes en toda liturgia celebrada y vivida en la Iglesia, que, por naturaleza, se opone a la separación entre el culto y la vida, entre la fe y las obras, entre la oración y la caridad a los hermanos"
Respecto al segundo episodio comentado por el Papa durante la audiencia general el llamado "incidente de Antioquía", en Siria, es decir "¿como comportarse con ocasión de la comunión entre creyentes de origen judío y gentiles?” Después de un primer período en el que Pedro compartió la mesa con ambos, la llegada de algunos cristianos ligados a Santiago, lo llevó a evitar contactos en la mesa con los paganos, para no escandalizar a los que continuaban observando las leyes de pureza alimenticia. "Este comportamiento - ha recordado el Pontífice -, que amenazaba realmente la unidad y la libertad de la Iglesia, suscitó encendidas reacciones en Pablo, que llegó a acusar a Pedro y los otros de hipocresía…Si la justificación se realiza solamente en virtud de la fe en Cristo, de la conformidad con Él, sin ninguna obra de la Ley, ¿qué sentido tiene observar las purezas alimentarias al compartir el comedor? Muy probablemente fueron diferentes las perspectivas de Pedro y Pablo: para el primero no perder a los judíos que se habían adherido al Evangelio, para el segundo no disminuir el valor salvífico de la muerte de Cristo por todos los creyentes."
Concluyendo su catequesis, Benedicto XVI ha subrayado que "el incidente de Antioquía se reveló así como una lección tanto para Pedro como para Pablo. Sólo el diálogo sincero, abierto a la verdad del Evangelio, pudo orientar el camino de la Iglesia… Es una lección que debemos también aprender nosotros: con los diferentes carismas confiados a Pedro y Pablo, dejémonos guiar por el Espíritu, tratando de vivir en la libertad que encuentra su orientación en la fe en Cristo y se concreta en el servicio a los hermanos. Es esencial estar cada vez más conformes a Cristo. Es así como se llega a ser realmente libre, así se expresa en nosotros el núcleo más profundo de la Ley: el amor a Dios y al prójimo". (S.L) (Agencia Fides 2/10/2008)


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