VATICANO - En la Conferencia de Lambeth, el Card. Ivan Dias habla de “Misión, Justicia social y Evangelización”: hoy el mundo tiene necesidad de quien testimonia “la belleza de la fe cristiana sin avergonzarse y sin componendas”

miércoles, 23 julio 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – En el ámbito de los trabajos de la “Conferencia de Lambeth”, el encuentro decenal de todos los Obispos anglicanos del mundo, que se lleva a cabo en Canterbury (Inglaterra) del 16 de julio al 3 de agosto, el Card. Ivan Dias, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, ha sido invitado a hablar, la tarde del 22 de julio, sobre el tema “Misión, Justicia social y Evangelización”.
La intervención del Card. Dias partió del mandato de Jesús sobre la evangelización, y el Cardenal subrayo como el tema es particularmente apropiado “en este año en el que conmemoramos el bimilenario del nacimiento del gran evangelizador, convertido de Saulo, perseguidor de cristianos, a Pablo, el Apóstol de los Gentiles”. Citando el discurso de Jesús en la sinagoga de Nazaret, donde Jesús habla de su misión parafraseando al profeta Isaías (cf. Lc 4,18-19), el Card. Dias subrayó que aquí podemos ver la estrecha relación que existe “entre la misión de anunciar la Buena Nueva y la necesidad de estar atentos a las necesidades de nuestros hermanos sobre los aspectos sociales y de la justicia”. Esto significa traducir el amor hacia Dios en obras de amor al prójimo: esta es la esencia del Nuevo Mandamiento del amor que nos ha dejado Jesús y sobre el que seremos juzgados en el último día.
Jesús ha dado a sus discípulos la misión de renovar la faz de la tierra anunciando el mensaje de salvación a toda la humanidad. “Él ha querido que su Iglesia fuese dinámica, no estática – subrayó el Card. Dias –, y que transforme a la humanidad desde el interno, siendo sal de la tierra y luz del mundo y levadura en la masa, para preparar el adviento de una nueva creación”. “Para un discípulo de Cristo por lo tanto, predicar el Evangelio no es una opción sino un mandato del Señor”, prosiguió el Cardenal, quien evidenció cómo la urgencia de anunciar el Evangelio es actual hoy como lo era hace dos mil años, a pesar de que algunos hayan declarado ingenuamente que “Dios ha muerto”. Después de haber reafirmado la unicidad de Jesucristo y la universalidad de su Salvación, el Card. Dias afirmó que “el mandato misionero nos hace entrar en la profundidad del corazón de Dios, que quiere que todos los hombres, las mujeres y los niños se salven y lleguen al conocimiento de la Verdad. Un cristiano debe considerarse por lo tanto en misión para proclamar la sagrada persona y la misión salvadora de Jesucristo en todos los tiempos y sin componendas, y para difundir los valores del Evangelio en todo corazón, en toda casa, en toda cultura”.
El Card. Dias se detuvo luego sobre los desafíos a la evangelización hoy: “Si en pasado las áreas tradicionales de evangelización eran el corazón del hombre y la casa, la sanidad y la educación, los enfermos y los ancianos, no podemos ignorar los nuevos horizontes que deben ser iluminados por la luz de Cristo”. Entre los modernos “areópagos” – recordando una vez más la predicación de San Pablo en el areópago de Atenas – que necesitan ser evangelizados hoy, se encuentran sobre todo los medios de comunicación, el mundo de la ciencia y de la tecnología, de las comunicaciones políticas y sociales, de los refugiados y de los inmigrantes, y otros más.
“Luego está la vasta gama de las culturas y religiones no cristianas”, prosiguió el Cardenal, que ejercen una profunda influencia sobre el modo de pensar y sobre el estilo de vida de sus seguidores. Este mosaico de culturas y religiones se hace aún más complejo por las cuestiones que surgen en torno a la identidad del hombre y a la finalidad de su vida. En nuestro mundo postmoderno frecuentemente las respuestas a estas preguntan ignoran la dimensión trascendental de la vida y buscan hacer a Dios irrelevante. En el mundo occidental, que tomando distancia de sus raíces y tradiciones cristianas ha producido un contexto de confusión moral, los principio y valores cristianos, morales y éticos, se ven amenazados desde diversos lados. Frente a este contexto mundial, el Cardenal alentó a los Obispos a no ser espectadores pasivos: “fieles a nuestra misión debemos ser activos y no solamente reactivos, leyendo los signos de los tiempos y proyectando nuestros compromisos misioneros, firmemente convencidos de que Aquél que tiene en sus manos al destino de la humanidad ha prometido que estará con sus discípulos hasta el fin de los tiempos”.
Entre vías para la evangelización en nuestros tiempos, el Card. Dias citó ante todo la ejemplaridad de la vida cristiana. En los primeros tiempos de la era cristiana los paganos eran atraídos por la fe sobre todo viendo el comportamiento de los cristianos, su modo di vivir. Hoy el mundo tiene todavía necesidad del “testimonio creíble de los cristianos, que viven en el mundo, con sus alegrías y dolores, esperanzas y tribulaciones, pero no son del mundo”. Asimismo los Obispos deben alentar a los fieles “a dar testimonio de la esperanza que está en ellos”, porque el mundo tiene necesidad de personas como el Cardenal Newman, Chesterton, Lewis, Hilaire Belloc y tantos otros que han testimoniado brillantemente “la belleza de la fe cristiana sin avergonzarse y sin componendas”.
Otras dos vías pueden contribuir a la causa de la evangelización: la inculturación y el diálogo interreligioso. “La inculturación es el proceso a través del cual el mensaje del Evangelio se encarna en las culturas y en los contextos locales – subrayó el Card. Dias –. Lamentablemente una de las grandes tragedias de nuestros tiempos es el divorcio entre fe y cultura. Los Obispos por lo tanto deben alentar las iniciativas que tienen como objetivo la armónica fusión de fe y cultura a través del arte, la música, la danza y la liturgia”.
Sobre el diálogo interreligioso, el Card. Dias reafirmó que también en las otras tradiciones religiosas y culturales existen elementos auténticos, buenos y santos. “El patrimonio espiritual de las tradiciones religiosas no cristianas es una invitación a dialogar, no sólo en aquellas cosas que tienen en común con la cultura cristiana, sino también en sus diferencias. El diálogo en efecto no es nunca un tentativo de imponer nuestro punto de vista a los demás, porque así el diálogo se convertiría en una forma de dominación espiritual y cultural, y tampoco significa abandonar nuestras convicciones”. Luego el Cardenal Dias recordó los diversos tipos de diálogo a nivel interreligioso – de vida, de acción, de ideas, de experiencias – y exhortó a saber captar en las religiones no cristianas aquellos valores que pueden ser un válido punto de partida para un fructuoso diálogo interreligioso.
El Card. Dias destacó asimismo la dimensión ecuménica de la evangelización: “La evangelización es prerrogativa única del Espíritu Santo, que necesita canales a través de los cuales pueda fluir. Esto será posible en la medida en que habrá unidad y cohesión ente los miembros de la Iglesia, entre ellos y sus pastores, y, sobre todo, entre los mismos pastores, tanto al interno de sus comunidades con las otras Confesiones cristianas”. Cuando se actúa en unidad de objetivos y de corazón, el compromiso misionero se refuerza, pero cuando la diversidad degenera en la división, se convierte en una contratestimonianza que compromete seriamente su imagen y los tentativos de anunciar la Buena Nueva de Jesús.
Al final de su intervención el Cardenal invitó a mirar a María, la Estrella de la nueva evangelización, que puede ser el modelo para los cristianos, punto de referencia para el diálogo interreligioso, y guía para los Obispos en su ministerio de discernimiento. (S.L.) (Agencia Fides 23/7/2008; líneas 83 palabras 1265)


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