VATICANO - El Papa Benedicto XVI en Sydney (7) - "Una nueva generación de cristianos está invitada a contribuir a la edificación de un mundo en el que la vida sea acogida, respetada y cuidada amorosamente"; "La Jornada Mundial de la Juventud 2011 tendrá lugar en Madrid"

lunes, 21 julio 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – El domingo 20 de julio, el Santo Padre Benedicto XVI ha presidido en el hipódromo de Randwick, la Santa Misa final de la XXIII Jornada Mundial de la Juventud, durante la cual ha administrado el sacramento de la Confirmación a 24 jóvenes.
" En el día de Pentecostés, como hemos escuchado en la primera lectura, el Señor resucitado, sentado a la derecha del Padre, envió el Espíritu Santo a sus discípulos reunidos en el cenáculo - ha dicho el Santo Padre en la homilía -. Por la fuerza de este Espíritu, Pedro y los Apóstoles fueron a predicar el Evangelio hasta los confines de la tierra. En cada época y en cada lengua, la Iglesia continúa proclamando en todo el mundo las maravillas de Dios e invita a todas las naciones y pueblos a la fe, a la esperanza y a la vida nueva en Cristo..... Que el fuego del amor de Dios descienda y llene vuestros corazones para uniros cada vez más al Señor y a su Iglesia y enviaros, como nueva generación de Apóstoles, a llevar a Cristo al mundo”.
El Papa se ha centrado a continuación en el "poder" del Espíritu Santo, que "es el poder de la vida de Dios" y también, "de un modo muy verdadero, el alma de la Iglesia, el amor que nos une al Señor y entre nosotros y la luz que abre nuestros ojos para ver las maravillas de la gracia de Dios que nos rodean". Benedicto XVI ha subrayado la presencia y la potencia del Espíritu en la belleza de la naturaleza de Australia y en la asamblea de los jóvenes procedentes de todo el mundo: “Hemos visto la Iglesia como es verdaderamente: Cuerpo de Cristo, comunidad viva de amor, en la que hay gente de toda raza, nación y lengua, de cualquier edad y lugar, en la unidad nacida de nuestra fe en el Señor resucitado”.
También hoy, por la gracia de los Sacramentos, "la fuerza del Espíritu Santo jamás cesa de llenar de vida a la Iglesia". Somos nosotros que "debemos permitirle penetrar en la dura costra de nuestra indiferencia, de nuestro cansancio espiritual, de nuestro ciego conformismo con el espíritu de nuestro tiempo". Benedicto XVI ha subrayado a continuación a este respecto la importancia de la oración cotidiana, " la privada en la quietud de nuestros corazones y ante el Santísimo Sacramento, y la oración litúrgica en el corazón de la Iglesia. Ésta es pura receptividad de la gracia de Dios, amor en acción, comunión con el Espíritu que habita en nosotros y nos lleva, por Jesús y en la Iglesia, a nuestro Padre celestial”.
Antes de subir al cielo, el Señor resucitado dijo a sus discípulos: "Seréis mis testigos... hasta los confines del mundo" (Hch 1,8). El Santo Padre ha agradecido pues al Señor por el don de la fe en tierra australiana, y luego ampliándolo la mirada a toda Oceanía, por "todos aquellos misioneros, sacerdotes y religiosos comprometidos, padres y abuelos cristianos, maestros y catequistas, que han edificado la Iglesia en estas tierras. Testigos como la Beata Mary Mackillop, San Pedro Chanel, el Beato Peter To Rot y muchos otros". A continuación ha dirigido a los jóvenes esta pregunta: "¿Qué dejaréis vosotros a la próxima generación?” “La fuerza del Espíritu Santo no sólo nos ilumina y nos consuela - ha continuado el Pontífice -. También nos encamina hacia el futuro, hacia la venida del Reino de Dios.... La efusión del Espíritu de Cristo sobre la humanidad es prenda de esperanza y de liberación contra todo aquello que nos empobrece. Dicha efusión ofrece de nuevo la vista al ciego, libera a los oprimidos y genera unidad en y con la diversidad. Esta fuerza puede crear un mundo nuevo: puede ‘renovar la faz de la tierra’”.
"Fortalecida por el Espíritu y provista de una rica visión de fe,- ha afirmado el Santo Padre -, una nueva generación de cristianos está invitada a contribuir a la edificación de un mundo en el que la vida sea acogida, respetada y cuidada amorosamente, no rechazada o temida como una amenaza y por ello destruida. Una nueva era en la que el amor no sea ambicioso ni egoísta, sino puro, fiel y sinceramente libre, abierto a los otros, respetuoso de su dignidad, un amor que promueva su bien e irradie gozo y belleza. Una nueva era en la cual la esperanza nos libere de la superficialidad, de la apatía y el egoísmo que degrada nuestras almas y envenena las relaciones humanas. Queridos jóvenes amigos, el Señor os está pidiendo ser profetas de esta nueva era, mensajeros de su amor, capaces de atraer a la gente hacia el Padre y de construir un futuro de esperanza para toda la humanidad”.
El mundo tiene necesidad de esta renovación, ya que en muchas sociedades, "junto a la prosperidad material, se está expandiendo el desierto espiritual" - y también la Iglesia, que "tiene especialmente necesidad del don de los jóvenes, de todos los jóvenes. Tiene necesidad de crecer en la fuerza del Espíritu que también ahora os infunde gozo a vosotros, jóvenes, y os anima a servir al Señor con alegría". El Papa ha exhortado a los jóvenes “a abrir el corazón a esta fuerza" y ha renovado una invitación especial "a los que el Señor llama a la vida sacerdotal y consagrada”, para que no tengan miedo de decir su ‘sí’ a Jesús,
Por último, Benedicto XVI ha recordado que en el sacramento de la Confirmación los candidatos vienen "marcados" con el don del Espíritu y enviados a ser testigos de Cristo. Recibir el "sello" del Espíritu Santo significa ser marcados indeleblemente, inalterablemente cambiados, significa ser nuevas criaturas. Para los que han recibido este don, ya nada puede ser lo mismo... ser 'sellados con el Espíritu' significa además no tener miedo de defender a Cristo, dejando que la verdad del Evangelio impregne nuestro modo de ver, pensar y actuar, mientras trabajamos por el triunfo de la civilización del amor". El Papa ha invitado a rezar por los confirmandos y "para que la fuerza del Espíritu Santo reavive la gracia de la Confirmación de cada uno de nosotros”.
Al término de la Santa Misa, Benedicto XVI ha dirigido el rezo del ángelus y comentando el pasaje evangélico del encuentro entre la joven Maria y el ángel enviado por Dios ha dicho: “Podemos imaginar cómo debió sentirse María en aquel momento: totalmente estremecida, completamente abrumada por la perspectiva que se le ponía delante... En ese momento María, ante el Señor, representaba a toda la humanidad. En el mensaje del ángel, era Dios el que brindaba una propuesta de matrimonio con la humanidad. Y en nombre nuestro, María dijo sí”.
El Pontífice ha continuado: "En los cuentos, los relatos terminan en este momento: «y desde entonces vivieron felices y contentos». En la vida real no es tan fácil. Fueron muchas las dificultades que María tuvo que superar al afrontar las consecuencias de aquel «sí» al Señor..... En las diversas pruebas Ella permaneció fiel a su promesa, sostenida por el Espíritu de fortaleza. Y por ello tuvo como recompensa la gloria". A continuación ha concluido: " Queridos jóvenes, también nosotros debemos permanecer fieles al «sí» con que acogimos el ofrecimiento de amistad por parte del Señor. Sabemos que Él nunca nos abandonará. Sabemos que Él nos sostendrá siempre con los dones del Espíritu. María acogió la propuesta del Señor en nombre nuestro. Dirijámonos, pues, a Ella y pidámosle que nos guíe en las dificultades para permanecer fieles a esa relación vital que Dios estableció con cada uno de nosotros. María es nuestro ejemplo y nuestra inspiración; Ella intercede por nosotros ante su Hijo, y con amor materno nos protege de los peligros”.
Despidiéndose de los jóvenes, el Papa ha anunciado la sede de la próxima edición internacional de la Jornada Mundial de la Juventud: “Queridos amigos: Llega ahora el momento de deciros adiós o, más bien, hasta la vista. Os doy las gracias a todos por haber participado en la Jornada Mundial de la Juventud 2008, aquí en Sydney, y espero que nos volvamos a ver dentro de tres años. La Jornada Mundial de la Juventud 2011 tendrá lugar en Madrid, en España. Hasta ese momento, recemos los unos por los otros, y demos ante el mundo un alegre testimonio de Cristo. Que Dios os bendiga”. (S.L) (Agencia Fides 21/7/2008)


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