VATICANO - Papa Benedicto XVI en Sydney (1) - “La Jornada Mundial de la Juventud me llena de confianza ante el futuro de la Iglesia y ante el futuro de nuestro mundo”

jueves, 17 julio 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – Durante la mañana del jueves 17 de julio, en la Government House de Sydney, se llevó a cabo la ceremonia de bienvenida al Santo Padre Benedicto XVI, estando presentes las Autoridades civiles y religiosas australianas. El Papa, que llegado el Domingo a Australia, transcurrió algunos días de descanso, agradeció la hospitalidad y la acogida, recordando el objetivo de su visita a la nación: la 23ª Jornada Mundial de la Juventud.
“Alguien podría preguntarse qué es lo que mueve a miles de jóvenes a emprender un viaje, para muchos de ellos largo y cansado, para participar en un acto de este tipo – dijo el Santo Padre en su discurso –. Desde la primera Jornada Mundial de la Juventud, en 1986, ha resultado evidente que muchos jóvenes valoran la oportunidad de congregarse para profundizar en la propia fe en Cristo y compartir con otros una experiencia gozosa de comunión en su Iglesia. Desean escuchar la palabra de Dios y aprender más sobre su fe cristiana. Tienen deseos de participar en un evento que pone de relieve los grandes ideales que los inspiran, y regresan a sus casas repletos de esperanza, renovados en su decisión de construir un mundo mejor. Es para mí una alegría estar con ellos, rezar con ellos y celebrar la Eucaristía junto con ellos. La Jornada Mundial de la Juventud me llena de confianza ante el futuro de la Iglesia y el futuro de nuestro mundo”.
Recorriendo la historia del continente, el Santo Padre subrayó que “la Iglesia en Australia, además de ser la más joven entre las Iglesias de los diversos continentes, es también una de las más cosmopolitas”. El primer asentamiento europeo, a finales del siglo XVIII, testimonia que el país acogió a emigrantes de Europa y de todas partes del mundo. “Miles de años antes de la llegada de los colonos occidentales, los únicos habitantes de este territorio eran personas originales del País, aborígenes e isleños del Estrecho de Torres”, recordó el Papa, quien citó “la audaz decisión del Gobierno australiano de reconocer las injusticias cometidas en el pasado contra los pueblos indígenas”, gracias a la cual se están dando pasos concretos para “alcanzar una reconciliación basada en el respeto recíproco”. El compromiso por colmar la distancia entre los australianos indígenas y no indígenas en todos los campos, y este ejemplo de reconciliación, ofrecen un signo de esperanza “en todo el mundo a los pueblos que anhelan ver consolidados sus derechos, así como reconocida y promovida su aportación a la sociedad”.
Después de haber recordado el aporte ofrecido por los católicos llegados a estas tierras a la construcción de la nación, particularmente en los campos de la educación y de la sanidad, Benedicto VI citó a la primera Beata australiana, Sor Mary MacKillop: “su perseverancia frente a la adversidad, sus intervenciones para defender a cuantos eran tratados injustamente y su ejemplo concreto de santidad han llegado a ser fuente de inspiración para todos los australianos”. La comunidad católica sigue también hoy, en un contexto más secularizado, ofreciendo un aporte importante a la vida nacional a través de la educación y la sanidad, “de modo especial indicando la dimensión espiritual de las cuestiones más relevantes del debate contemporáneo”.
Miles de jóvenes visitan Australia en estos días, es por lo tanto importante reflexionar sobre qué tipo de mundo estamos entregando a las futuras generaciones, afirmó el Santo Padre. “Las maravillas de la creación de Dios nos recuerdan la necesidad de proteger el ambiente y llevar a cabo una administración responsable de los bienes de la tierra”, dijo el Pontífice, felicitando a Australia por su compromiso. “De la misma forma, con respecto al ambiente humano, este País ha sostenido generosamente operaciones internacionales para el mantenimiento de la paz, contribuyendo a la resolución de los conflictos en el Pacífico, en Asia del Sureste y en otros lugares. A causa de las muchas tradiciones religiosas representadas en Australia, éste es un territorio particularmente fértil para el diálogo ecuménico e interreligioso”.
En la parte conclusiva de su discurso el Pontífice volvió sobre el motivo principal de su visita: “estoy aquí ante todo para reunirme con los jóvenes, tanto de Australia como de cualquier otra parte del mundo, y para rezar por una renovada efusión del Espíritu Santo sobre todos los que tomarán parte en nuestras celebraciones… Pido para que el Espíritu Santo otorgue una renovación espiritual a este País, al pueblo australiano, a la Iglesia en Oceanía y realmente hasta los extremos de la tierra. Los jóvenes hoy se encuentran ante una variedad desconcertante de opciones de vida, de modo que a ellos a veces les resulta arduo saber cómo encauzar mejor sus ideales y su energía. Es el Espíritu quien da la sabiduría para discernir el sendero justo y el valor para recorrerlo”.
Terminada la ceremonia de bienvenida, el Santo Padre se dirigió al “Mary MacKillop Memorial Chapel” de Sydney, donde se encuentra la tumba de la Beata Mary MacKillop, primera beata australiana, co-fundadora de las Hermanas de St. Joseph, donde se recogió en oración, acogido por un centerar de Hermanas de la Congregación. Luego realizó una visita de cortesía al Gobernador General de Australia y Representante de la Reina Isabel II, el Gen. Michael Jeffery, en el Drawing Room de la Admiralty House de Sydney, donde tuvo asimismo un breve coloquio con el Primer Ministro, Kevin Rudd. (S.L.) (Agencia Fides 17/7/2008; líneas 57 palabras 894)


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