VATICANO - “Es especialmente importante en nuestra época que los Obispos sean testimonios y maestros de santidad, capaces de transmitir fielmente, con ejemplo y palabras, aquellas verdades que iluminan el corazón del hombre y lo conducen hacia la vida eterna”: Homilía del Card. Bertone en la ordenación episcopal de Mons. Vacchelli y Mons. Auza

lunes, 7 julio 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – En la tarde del jueves 3 de julio, el Cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de Estado, presidió en la Basílica Vaticana la Santa Misa de ordenación episcopal de Mons. Piergiuseppe Vacchelli, Arzobispo titular de Minturno, nombrado Secretario adjunto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y Presidente de las Obras Misionales Pontificias, y de Mons. Bernardito C. Auza, Arzobispo titular de Suacia, nombrado Nuncio Apostólico en Haití. Concelebraron los cardenales Ivan Dias, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y Jean-Louis Tauran, Presidente del Pontificio Consejo para el Dialogo Interreligioso. Entre los presentes, además de los parientes y amigos, estuvo un pequeño grupo representando a la comunidad latinoamericana en Roma, y oficiales y dependientes de Dicasterio Misionero de Propaganda Fidei y Secretarios internacionales de las Obras Misionales Pontificias.
Retomando las palabras del Prefacio de los Apóstoles, el Card. Bertone destacó que “estas evidencian la misión de todo Obispo al servicio de la Iglesia, signo visible de la santidad de Dios y fiel comunicadora de las verdades que camino al cielo. Sobre el fundamento de los Apóstoles, Cristo la ha establecido una, santa, apostólica y católica”. El Cardenal evidenció que “la dimensión de la unidad y de la catolicidad del ministerio episcopal emerge, en modo singular, incluso en la diversidad de las tareas que el Papa confía a cada uno de los Obispos”. Monseñor Auza, filipino, ha servido en diversas nunciaturas, en Secretaria de Estado, en la Representación Pontificia ante la ONU en New York. Ahora el Papa lo ha escogido como su Representante en Haití, donde será “apóstol de unidad y de comunión, de reconciliación y de paz”. Monseñor Vacchelli, italiano, tiene larga experiencia pastoral en su diócesis de origen, Cremona, realizando varias labores antes de haber sido nombrado, en 1996, Sub secretario de la Conferencia Episcopal Italiana y Presidente del Comité para las intervenciones caritativas para los países en desarrollo. “La experiencia pastoral y social madurada a lo largo del tiempo –dijo el Secretario de Estado a Mons. Vacchelli- te será útil en la nueva tarea a la que te llama Su Santidad”.
Tras haber transmitido a los Ordenandos el saludo del Pontífice, extendido a todos los participantes de la celebración, el Card. Bertone invitó a rezar para acompañarlos “en esta hora de gracia y de gran importancia para ellos y para la Iglesia”. Prosiguió diciendo: “En la realización de obras diversas, vosotros, queridos Ordenandos, compartiréis el mismo anhelo misionero que anima a la Iglesia. Misión que sobre todo exige de cada Pastor una constante tensión hacia la ‘santidad’. Es especialmente importante en nuestra época que los Obispos sean testimonios y maestros de santidad, capaces de transmitir fielmente, con ejemplo y palabras, aquellas verdades que iluminan el corazón del hombre y lo conducen hacia la vida eterna”.
La fuerza necesaria para realizar esta tarea viene del Espíritu de Dios, afirmó el Purpurado, citando las lecturas bíblicas del día: “El Señor mismo con la consagración que dentro de poco recibiréis mediante la unción, os comunicará su Santo Espíritu y os hará sus ‘consagrados’: seréis así totalmente ‘suyos’, totalmente pertenecientes a Él. Él mismo entonces actuará en vosotros cuando llevaréis el alegre anuncio a los pobres, cuando consolaréis a los afligidos, cuando en tantos diversos modos seréis testimonio de su misericordia y de su amor”.
El Card. Bertone citó el pasaje evangélico de la Misa, que presente la experiencia del apóstol Tomás “en el momento de reconocer, tras haber dudado, con profunda humildad y fe los signos gloriosos de las llagas del Maestro y proclamar ‘Señor mío y Dios mío’”. “Esta misma fe –dijo el Cardenal- debemos cultivar y de esta debemos vivir. Esta misma fe debe distinguir cada una de nuestras opciones y cada uno de nuestros gestos. Esta es la fe que sostuvo a los Apóstoles y a los santos Obispos que, durante los siglos, han guiado al pueblo cristiano”.
Al terminar la homilía, el Cardenal exhortó a Mons. Bernardito y a Mons. Piergiuseppe a realizar el ministerio episcopal “en comunión con todos los otros Obispos… en comunión y obediencia al Sucesor de Pedro que es ‘garantía de la unidad’” en cuanto “solo de este modo realizaréis un servicio auténtico a la santidad de la Iglesia”. (S.L.) (Agencia Fides 7/7/2008; 53 líneas, 760 palabras)


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