VATICANO - Benedicto XVI en Santa María de Leuca y Brindisi - “Queridos hermanos sacerdotes, para que vuestra fe sea fuerte y vigorosa es necesario alimentarla con asidua oración. Sed modelos de oración, llegad a ser maestros de oración”

martes, 17 junio 2008

Brindisi (Agencia Fides) – Por la tarde del domingo 15 de junio, en la Catedral de San Lorenzo, el Santo Padre Benedicto XVI se reunió con los sacerdotes antes de regresar al Vaticano. “Aquí, en la catedral, que es el corazón de la diócesis –dijo el Papa en su discurso-, nos sentimos todos en casa, unidos por el vínculo del amor de Cristo. Queremos hacer memoria de cuantos han difundido el cristianismo en estas tierras: Brindisi fue una de las primeras ciudades del Occidente en acoger el Evangelio, que llegó por las vías consulares romanas. Entre los santos evangelizadores recuerdo a san Leucio, Obispo de San Oronzo, san Teodoro de Amasea y san Lorenzo de Brindisi”.
El Papa exhortó a los sacerdotes a perseverar en la búsqueda de la unidad de intenciones y en la ayuda recíproca, “para que la caridad fraterna y la unidad en el trabajo pastoral sean ejemplo y estímulo para vuestras comunidades”, y prosiguió: “Sé que trabajáis con celo e inteligencia, sin retener energías, con el fin de propagar el anuncio evangélico. ¡Cristo, a quien habéis consagrado vuestras vidas, está con vosotros! En Él todos creemos, a Él confiamos nuestra vida, queremos anunciarlo al mundo. Cristo, que es el Camino, la Verdad y la Vida (cfr Jn 14,6) sea en quien piensen, el argumento de nuestro hablar, el motivo de nuestro vivir Queridos hermanos sacerdotes, para que vuestra fe sea fuerte y vigorosa es necesario alimentarla con asidua oración. Sed modelos de oración, llegad a ser maestros de oración. Que vuestras jornadas estén marcadas por momentos de oración, durante los cuales, tras el modelo de Jesús, os entretengáis en un dialogo renovador con el Padre. Sé que no es fácil mantenerse fieles a estas citas cotidianas con el Señor, sobre todo hoy en día que el ritmo de la vida se ha hecho frenético y las ocupaciones nos absorben cada vez más. Debemos convencernos: el momento de la oración es el más importante en la vida del sacerdote, en el que actúa con mayor eficacia la gracia divina, dando fecundidad a su ministerio. Rezar es el primer servicio a la comunidad. Y por ello los momentos de oración deben tener en nuestra vida una verdadera prioridad. Sé que son muchas las cosas que nos apuran: en mi caso, una audiencia, una documentación por estudiar, un encuentro y mucho más. Pero si no estamos interiormente en comunión con Dios, no podemos dar nada a los demás. Por ello Dios es la primera prioridad. Debemos siempre reservar el tiempo necesario para estar en comunión de oración con nuestro Señor”.
Benedicto XVI se alegró por el nuevo Seminario Arzobispal, destacando que este expresa “el presente de una Diócesis, constituyendo un punto de llegada del trabajo desarrollado por los sacerdotes y las parroquias”, y al mismo tiempo es una inversión preciosas para el futuro, “porque asegura, mediante el trabajo paciente y generoso, que las comunidades cristianas no estarán privadas de pastores de almas, maestros de fe, guías celosos y testimonios de la caridad de Cristo”.
El Sínodo diocesano, el primero tras el Concilio Vaticano II y tras la unificación de las diócesis de Brindisi y de Ostuni, “es la ocasión para relanzar el compromiso apostólico de toda la Diócesis, y sobre todo momento privilegiado de comunión, que ayuda a redescubrir el valor del servicio fraterno”, destacó el Santo Padre, recordando que entre sus fines “este debe despertar en cada bautizado el anhelo misionero que constantemente anima a la Iglesia”.
Al final de su discurso, el Papa centró la atención en el servicio como “una de las dimensiones fundamentales de la vida cristiana”, y el sínodo debe ayudar a la Iglesia local, en todos sus componentes, a redescubrir el sentido y la alegría del servicio: un servicio por amor. “Esto es válido sobre todo para vosotros, queridos sacerdotes, configurados con Cristo “Cabeza y Pastor”, siempre listos a guiar a su rebaño. ¡Sed agradecidos y estad alegres por el don recibido! ¡Sed generosos en el desarrollo de vuestro ministerio! ¡Construidlo sobre una ardua oración y una permanente formación cultural, teológica y espiritual!”
La última invitación del Papa se refirió a la preparación del Año Paulino: “podrá ser la ocasión de un generoso impulso misionero, para un más profundo anuncio de la Palabra de Dios, acogida, meditada y traducida en apostolado fecundo”. (Agencia Fides 17/6/2008, 50 líneas, 756 palabras)


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