VATICANO - S.E.R. Mons. Hoser recuerda la gran lección de San Vicente de Paúl: “el discípulo de Cristo no puede permanecer indiferencia, inactivo frente a un mundo dramáticamente sediento y hambriento”

miércoles, 30 enero 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - “Tanto hoy como ayer San Vicente de Paúl nos da una gran lección. El discípulo de Cristo, un Apóstol que sale del Cenáculo del Espíritu Santo y que lleva dentro de sí el fuego del amor, no puede permanecer pasivo, inerte, indiferente, inactivo frente a un mundo dramáticamente sediento y hambriento, conciente o no de la salvación. En el periodo apocalíptico de la historia humana, escuchamos la severa admonición dirigida la Iglesia de Laodicea: ‘Así, porque eres tibio, y no frío ni caliente, estoy por vomitarte de mi boca’ (Ap. 3,16).” Estas palabras son parte de la homilía pronunciada por S.E.R. Mons. Henryk Hoser, SAC, Secretario adjunto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y Presidente de las Pontificias Obras Misioneras, durante la Concelebración Eucarística que presidió en la iglesia de S. Salvador en Onda, en Roma, el 21 de enero con ocasión de la fiesta de San Vicente de Paúl.
El Arzobispo recordó que “aquel que llamamos apóstol y místico”, “lleno de la inspiración de la fe, consumido por el Amor Infinito y Misericordioso, buscaba extrapolar y acercar dos verdades: ¿Quién es Dios y quién soy yo?”. San Vicente, como fino teólogo y excelente pastor, “sabía reunir todos los elementos espirituales, catequéticos y homiléticos en un cuadro audio-visivo que atraía, pero que sobre todo mostraba la profundidad de la fe, la riqueza de la Revelación y la importancia de la misión y del apostolado”.
Utilizando el lenguaje místico, San Vicente usaba con frecuencia la imagen del fuego, símbolo de la presencia y del poder divino: fuego de la condenación y del Purgatorio, fuego de la cocina —que el Santo procuraba economizar—, el fuego de la caridad, el fuego del amor infinito que “se transforma en el fuego apostólico, para responder al deseo ardiente del Salvador y purificarnos”. (S.L.) (Agencia Fides 30/1/2008; líneas 25, palabras 337)


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