VATICANO - "La íntima relación entre el “ciudadano honesto” y el “buen cristiano” sigue totalmente vigente" afirma Benedicto XVI en la audiencia general, recordando a San Máximo, Obispo de Turín

lunes, 5 noviembre 2007

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - "Entre el final del siglo IV e inicios del V, otro Padre de la Iglesia, después de san Ambrosio, contribuyó decididamente a la difusión y a la consolidación del cristianismo en Italia del norte: se trata de san Máximo, quien era obispo de Turín en el año 398 un año después de la muerte de Ambrosio. Quedan muy pocas noticias de él; ahora bien, nos ha llegado una colección de unos noventa «Sermones». En ellos se puede constatar la profunda y vital unión del obispo con su ciudad, que atestigua un punto evidente de contacto entre el ministerio episcopal de Ambrosio y el de Máximo". Con estas palabras ha iniciado el Santo Padre Benedicto XVI su catequesis durante la audiencia general del miércoles 31 de octubre, dedicada a San Máximo.
Reconstruyendo el contexto histórico en que se encontraba el Obispo de Turín, el Santo Padre ha subrayado que " graves tensiones turbaban la convivencia civil.… La ciudad estaba amenazada por grupos desperdigados de bárbaros… y se convirtió, en los momentos críticos, en refugio para las poblaciones que huían del campo y de los centros urbanos sin protección. Las intervenciones de Máximo, ante esta situación, testimonian el compromiso de reaccionar ante la degradación civil y ante la disgregación". Parece que la predicación de Máximo “se dirigía específicamente a un núcleo seleccionado de la comunidad cristiana de Turín, constituido por ricos propietarios de tierras, que tenían sus fincas en el campo turinés y la casa en la ciudad. Fue una lúcida decisión pastoral del obispo, quien concibió esta predicación como el camino más eficaz para mantener y reforzar sus lazos con el pueblo”.
El Papa Benedicto XVI se ha referido después a los Sermones 17 y 18 de San Máximo, "dedicados a un tema siempre actual, el de la riqueza y la pobreza en las comunidades cristianas". La ciudad estaba presa de graves tensiones, "se acumulaban y ocultaban riquezas… Máximo critica las formas comunes de depredación de las desgracias de los demás". El Obispo de Turín predica "una relación profunda entre los deberes del cristiano y los del ciudadano. Para él, vivir la vida cristiana significa también asumir los compromisos civiles" ha subrayado al Papa, recordando como Máximo, "ante el derrumbe de las autoridades civiles del Imperio Romano, se sentía plenamente autorizado para ejercer en este sentido un auténtico poder de control sobre la ciudad. Este poder se haría después cada vez más amplio y eficaz, hasta llegar a suplir la ausencia de magistrados y de las instituciones civiles. En este contexto, Máximo no sólo se dedica a alentar en los fieles al amor tradicional hacia la patria ciudadana, sino que proclama también el preciso deber de afrontar los gastos fiscales, por más pesados y desagradables que parezcan”.
"Es evidente - ha continuado el Papa - que el contexto histórico, cultural y social hoy es profundamente diferente… En todo caso, independientemente del cambio de circunstancias, siguen siendo válidas las obligaciones del creyente ante su ciudad y su patria. La íntima relación entre el “ciudadano honesto” y el “buen cristiano” sigue totalmente vigente". Al término de la audiencia el Santo Padre ha citado la Constitución pastoral "Gaudium et spes" sobre la coherencia entre fe y comportamiento, entre Evangelio y cultura: " El Concilio exhorta a los fieles «a cumplir con fidelidad sus deberes temporales, guiados siempre por el espíritu evangélico. Se equivocan los cristianos que, pretextando que no tenemos aquí ciudad permanente, pues buscamos la futura, consideran que pueden descuidar las tareas temporales, sin darse cuenta de que la propia fe les obliga al más perfecto cumplimiento de todas ellas según la vocación personal de cada uno» (n. 43). Siguiendo el magisterio de san Máximo y de otros muchos Padres, hagamos nuestro el deseo del Concilio, que haya cada vez más fieles que quieran «ejercer todas sus actividades temporales haciendo una síntesis vital del esfuerzo humano, familiar, profesional, científico o técnico, con los valores religiosos, bajo cuya altísima jerarquía todo coopera a la gloria de Dios» (ibídem), y de este modo al bien de la humanidad". (S.L) (Agencia Fides 3/11/2007 - Líneas: 50 Palabras: 709)


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