EUROPA/ITALIA - Publicada la Nota de la Comisión Episcopal para la Evangelización de los Pueblos y la Cooperación entre las Iglesias de la CEI en el 50° aniversario de la Encíclica “Fidei donum”

viernes, 12 octubre 2007

Roma (Agencia Fides) - “La Iglesia italiana agradece al Señor por los centenares de presbíteros y muchos laicos fidei donum enviados en estos cincuenta años y alienta a los que están viviendo esta experiencia y a sus diócesis a valorarla en toda su riqueza... Creemos que esta experiencia no ha perdido su fuerza originaria. Estamos seguros que será toda la Iglesia la que saldrá ganando, no sólo las jóvenes comunidades de tierras lejanas, sino también nuestras diócesis, muchas veces demasiado cerradas en sí mismas. Si tendrán la valentía de continuar a donar con alegría, la experiencia fidei donum constituirá un bocanada de Espíritu que contribuirá a renovar el rostro de nuestras diócesis” Se concluye con esta invitación a la esperanza la Nota de la Comisión Episcopal para la Evangelización de los Pueblos y la Cooperación entre las Iglesias de la Conferencia Episcopal Italiana que lleva como título “De la fecunda memoria a la valiente iniciativa” publicada con ocasión del 50° aniversario de la Encíclica de Pío XII “Fidei donum”.
La Nota, con fecha 1ero de octubre, fiesta de Santa Teresa del Niño Jesús, y con firma del Arzobispo de Trento, Luigi Bressan, Presidente de la Comisión Episcopal para la Evangelización de los Pueblos y la Cooperación entre las Iglesias, se articula en 4 capítulos, una introducción y una conclusión. “Releyendo con cincuenta años de distancia la experiencia de los presbíteros y de los laicos fidei donum, desde los primeros y valientes pasos hasta las formas de cooperación entre Iglesias que han ido madurando en el tiempo —escribe en la Presentación Mons. Bressan— no es difícil darse cuenta como esta experiencia ha contribuido al crecimiento misionero de nuestras comunidades, en un intercambio de dones entre la Iglesia que envía y la que acoge... En profunda sintonía con el constante compromiso de los Papas en los últimos cincuenta años, la Comisión Episcopal para la evangelización de los pueblos y la cooperación entre las Iglesias quiere confirmar la importancia de la missio ad gente, incluso cuando sentimos las dificultades y la falta de medios y sacerdotes, seguros que la generosidad de nuestras Iglesias será recompensada por el Señor. En particular, queremos relanzar en el contexto italiano la propuesta misionera inaugurada con la encíclica de Pío XII”.
En el primer capítulo de la Nota se hace un recorrido en orden cronológico de los documentos de los Papas y de la Conferencia Episcopal Italiana sobre la misión, partiendo de la Fidei Donum de Pío XII, evidenciando en cada uno las principales referencias a los fidei donum. En el segundo capítulo se reflexiona sobre el significado de esta experiencia, considerándola también valida para la actualidad. En cincuenta años, los presbíteros fidei donum italianos han sido cerca de 1900. Actualmente son 564 los sacerdotes diocesanos empeñados en el servicio misionero, provenientes de 116 diócesis. Ellos constituyen el 4% de los misioneros italianos, que se calculan entre 14 mil y 15 mil, y el 1,6% de los sacerdotes diocesanos. Los laicos fidei donum, para los que se ha estipulado un acuerdo con la CEI, son 240 de los cuales 114 casados, y provienen de 53 diócesis. En total, entre sacerdotes y laicos, los fidei donum italianos actualmente con 804, constituyendo el 5,6% de los misioneros italianos en el mundo.
“La partida de los sacerdotes y laicos de las diócesis y de las parroquias con el mandato del propio obispo ha llevado la misión al corazón de las comunidades que envían, ayudando a sentir la missio ad gentes como una realidad que involucra a todas las comunidades y a todos los cristianos. El servicio en misión, las cartas circulares, las relaciones nacidas con las Iglesias hermanas, las visitas de los obispos, de los sacerdotes y de los laicos a los misioneros, han permitido a nuestras comunidades sentirse parte de la Iglesia universal y confrontarse con la vida de los cristianos de otras partes del mundo. De esta manera los fidei donum han ayudado a hacer más visible la naturaleza misionera de la Iglesia y al mismo tiempo han mostrado su fecundidad”
El tercer capítulo de la Nota está dedicado a la reconfiguración de los fidei donum según el Magisterio de estos 50 años y según las nuevas perspectivas de la cooperación misionera. Para lo cual se delinea la figura del laico fidei donum y la estructura de las “fraternidades fidei donum” compuestas por presbiterios, laicos y religiosos. Se habla de cooperación entre diócesis, de la animación misionera vocacional y de la formación de los seminaristas, sin olvidar las dificultades del recambio y los temores del retorno de los Fidei donum.
En el último capítulo encontramos algunas indicaciones operativas en vistas al futuro. Se hace referencia a los grandes cambios socio-religiosos de los últimos 50 años: “basta sólo pensar en el enorme desarrollo de la tecnología informática, en los grandes progresos de la ciencia aplicada, pero también en la pobreza y en la miseria de grandes áreas del África, de América Latina y Asia; al drama de las enfermedades... al cultivo, comercio y uso de las drogas, junto a otras formas de alteración de las conciencias, incluida la difusión de costumbres sexuales desenfrenadas; a la expansión agresiva de las sectas religiosas;... al tráfico de armas, de niños y de órganos;... al recurso a la guerra como instrumento para resolver los conflictos y a la emergencia ecológica que esta comprometiendo seriamente la vida de nuestro planeta”. A continuación de afirma que al mismo tiempo la Iglesia ve hoy en día grandes oportunidades: se crean situaciones de particular apertura a Cristo; crece en las comunidades cristianas más jóvenes y vivas la conciencia de que el Evangelio y su práctica permiten una lectura crítica de la realidad y constituye el verdadero empuje para el cambio; de las Iglesias de África, América Latina y Asia llegan en la actualidad testimonios cuestionantes de vitalidad y entusiasmo.
Frente a este escenario “resulta hoy más evidente que antes como el envío de misioneros a las Iglesias hermanas beneficia a la Iglesia que manda. De hecho nos pone en contacto con problemáticas distintas, sin encerrarnos en las nuestras con el riesgo de agigantarlas; permite además ‘respirar’ ritmos pastorales diversos, abriéndonos a nuevas metodologías y a un mayor entusiasmo.
En el futuro próximo será siempre más importante estudiar y valorizar las relaciones con las Iglesias en las que los misioneros diocesanos desarrollan su ministerio, y al mismo tiempo, cultivar el contacto con las Iglesias que los han enviado, así como su regreso al final del periodo establecido”.
En la “redefinición de las zonas de misión de los Fidei Donum” se subraya que “la atención de los fidei donum italianos ha estado dirigida sobre todo a América Latina, mientras que Asia ha sido prácticamente excluida. El motivo determinante ha sido probablemente lingüístico —castellano y portugués son idiomas afines al italiano—, pero quizás también han influenciado otros motivos: el continente latinoamericano aparece más homogéneo desde el punto de vista cultural y religioso y aunque el continente africano este geográficamente más ‘cercano’ en la actualidad aparece más deteriorado.
Sería deseable que en el futuro haya una atención mayor a Asia donde los cristianos constituyen todavía una minoría mínima pero muy dinámica”
En este capítulo se confirma el rol fundamental de la Oficina/Centro Misionero Diocesano y la importancia de instituirlo en todas las diócesis italianas. “En concreto a la Oficina/Centro Misionero Diocesano se le pide desarrollar actividades de animación y comunicación entre las experiencias misioneras presentes en el territorio; asumir y promover iniciativas de comunión y de intercambio entre las Iglesias; interactuar con las otras oficinas y organismos pastorales para darles a todas las actividades diocesanas un horizonte misionero. Para que la misión no parezca una iniciativa sólo de algunos sino un deber fundamental de todo el pueblo cristiano, es necesario que se realice un proyecto misionero diocesano que tenga como objetivo el crecimiento de la conciencia de la naturaleza misionera y universal de la Iglesia en todos sus componentes”. (S.L.) (Agencia Fides 12/10/2007; líneas 95, palabras 1350)


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