VATICANO - Camino de oración para la Cuaresma - el Acto de Dolor

jueves, 29 marzo 2007

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - La Confesión - “Mirarán a Aquel que traspasaron” (Zacarías 12, 10; cf Juan 19, 27b). No se puede negar que el Sacramento de la Confesión pasa por un periodo de crisis, que varía de una parroquia a otra, da una diócesis a otra, de un País a otro País. Un gran número de fieles se acercan a la Comunión, pero poquísimos se confiesan… Es necesario decir y repetir: ahí donde los sacerdotes están presentes para confesar, los fieles se confiesan. Confesión individual claramente, y no Asambleas penitenciales con absolución general (prohibidas y no válidas). Sacerdotes, hagamos nuestro examen de conciencia…
El tema recordado por nuestro Santo Padre, Papa Benedicto XVI, para el Mensaje de la Cuaresma, lleva al Libro de los Números (21, 4-9). El Pueblo de Israel se rebela una vez más contra el Señor Dios que lo ha hecho salir de Egipto “con mano potente y con brazo fuerte”. (Deuteronomio 26, 8). Para hacer entender al pueblo la gravedad de tal rebelión, que conduce a la muerte espiritual, Dios manda “serpientes venenosas que mordían a la gente, y un gran número de Israelitas murió” (Números 21, 6b). Frente al arrepentimiento del pueblo y a la intercesión de Moisés, Dios hizo levantar una serpiente de bronce “y si algún hombre era mordido por una serpiente, mirando la serpiente de bronce permanecía con vida” (Números 21, 9b).
Jesús toma este episodio para hacer entender su Misión. A Nicodemo le declara: “Así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, es necesario que sea levantado el Hijo del Hombre, para que quien crea en él tenga la vida eterna” (Juan 3, 14). Más tarde dirá lo mismo: “Cuando sea elevado de la tierra, atraeré a todos a mí. Esto lo decía para indicar de que tipo de muerte debía morir” (Juan 12, 32-33). E indicará el carácter divino de su Misión. Es Dios en persona que viene a salvarnos: “Cuándo habréis elevado al Hijo del Hombre, entonces sabréis quien soy…” (Juan 8, 27), atribuyéndose el Santo Nombre de Dios dado por el Señor a Moisés; Isaías lo había dicho, el niño tendría que nacer y se habría llamado “Emmanuel” (Isaías 7, 14c), que significa “Dios con nosotros” (Mateo 1, 23c); la realidad supera la esperanza: Dios está cono nosotros, se ha hecho hombre para hacernos hijos de Dios… dirán los Padre de la Iglesia.

Oración a Jesús Crucificado
Mírame, oh mi amado y buen Jesús, postrado a los pies de tu divina presencia. Te ruego y suplico con gran fervor de mi alma, te dignes grabar en mi corazón sentimientos vivísimos de fe, esperanza y caridad, arrepentimiento sincero de mis pecados y propósito firme de nunca más ofenderte. Mientras yo, con todo el amor y dolor de que soy capaz, considero y medito tus cinco llagas, teniendo en cuenta aquello que dijo de ti, oh mi Dios, el santo profeta David: "Han taladrado mis manos y mis pies, y se pueden contar todos mis huesos". (Salm. XXI, 17-18) (Continua) (J.M.) (Agencia Fides 29/3/2007 líneas 35, palabras 510


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