Port Moresby (Agencia Fides) – «El 7 de julio celebramos al beato Pietro To Rot en Port Moresby, recordando con una Eucaristía la figura de nuestro próximo santo, que será canonizado el 19 de octubre. Durante todo el mes de julio continuarán las celebraciones en distintas diócesis». Así lo señala a la Agencia Fides monseñor Paul Sundu, obispo de Kundiawa, quien participó en la celebración en la capital junto al nuncio apostólico en Papúa Nueva Guinea, monseñor Maurizio Bravi.
«To Rot fue un ejemplo de catequista y esposo, un cristiano convencido de que el camino hacia la santidad es una respuesta a la llamada de todo bautizado. Cada uno de nosotros recibe esta llamada», recuerda monseñor Sundu.
El obispo subraya que la figura del beato «es hoy un ejemplo de fe para nuestra nación: muchos catequistas, como él, siguen transmitiendo el Evangelio en lugares remotos, haciendo posible la misión de la Iglesia». To Rot, indica, «prefiguró de algún modo el Concilio Vaticano II, asumiendo como laico la tarea de la evangelización en un contexto de escasez de misioneros. Hoy es un modelo de la corresponsabilidad de los laicos en la Iglesia».
El obispo describe brevemente la situación de la Iglesia en Papúa Nueva Guinea: «Somos 16 millones de católicos distribuidos en cuatro macro-regiones, en una nación que aún puede considerarse cristiana, donde la fe es importante para la gente». El país, cubierto en gran parte por selva tropical, está habitado por diversos pueblos indígenas con culturas muy diferentes entre sí. Tras un pasado de disputas coloniales entre ingleses, holandeses y alemanes, la llegada de misioneros católicos y protestantes permitió la evangelización de muchas comunidades nativas.
«En nuestro país existen cientos de grupos étnicos con tradiciones y cultos diversos. El desafío de la Iglesia es dialogar con las culturas locales, que a veces conservan prácticas contrarias al Evangelio, como el divorcio, la brujería o el culto a los antepasados», explica monseñor Sundu. «La misión de la Iglesia se mueve entre la relación con los cultos ancestrales y los desafíos de la secularización y la modernización, visibles sobre todo en las ciudades y entre los jóvenes».
A pesar de estos retos, la Iglesia católica en Papúa Nueva Guinea «sigue siendo una institución creíble y apreciada, que contribuye de forma significativa al desarrollo de la población, especialmente en educación y salud, a menudo más que el propio Gobierno», añade el obispo.
Sobre la diócesis de Kundiawa, una pequeña ciudad de montaña en la provincia de Simbu, en el corazón de las mesetas centrales, monseñor Sundu cuenta que «las comunidades están viviendo un año jubilar con gran participación, especialmente los jóvenes, que han organizado la peregrinación de la cruz de la Jornada Mundial de la Juventud por distintas parroquias, llevando un mensaje de esperanza: la esperanza de una vida según el corazón de Dios, viviendo el Evangelio en cada comunidad y estado de vida».
(PA) (Agencia Fides 10/7/2025)