Seúl (Agencia Fides) - En la agitada metrópolis de Seúl, donde todo gira en torno al éxito individual, la soledad se ha convertido en un problema que afecta a miles de personas, especialmente ancianos, pero también a un número creciente de jóvenes y adultos. El jesuita P. Sang-Hoon Park, Director del “Centro de Investigación sobre Solidaridad Social y Derechos Humanos” de Seúl, destaca que “la soledad es pobreza y la pobreza es exclusión. No se trata solo de pobreza económica, sino también de pobreza de relaciones humanas, social, psicológica y espiritual”.
El P. Park explica que “la soledad genera un estado de profunda ansiedad y preocupación, tanto a nivel personal como social, lo que provoca que la tristeza se expanda”. Este fenómeno, señala, “suele estar en la raíz de muchos problemas, como la ansiedad, la violencia, los traumas, la delincuencia, el suicidio, la depresión, la apatía e incluso la polarización política. Es, por tanto, una cuestión importante y un nuevo desafío social que requiere atención”.
La creciente tendencia de jóvenes adultos surcoreanos a aislarse de la sociedad ha suscitado preocupaciones sobre la condición de la juventud en un país caracterizado por la competencia intensa y la presión social en torno al rendimiento profesional. Un estudio realizado en 2019 por el “Korea Institute for Health and Social Affairs”, un centro de investigación del gobierno, estimó que alrededor del 3% de la población surcoreana de entre 19 y 34 años experimenta aislamiento, definido como la “ausencia de interacciones significativas”, con relaciones esporádicas incluso dentro del entorno familiar y la “falta de alguien a quien recurrir en caso de necesidad”.
En respuesta a esta problemática, la comunidad católica coreana ha celebrado el nuevo plan del gobierno metropolitano de Seúl para abordar el fenómeno de la soledad y el aislamiento social, que se ha vuelto cada vez más común entre los habitantes de la capital. Según el alcalde Oh Se Hoon, la ciudad invertirá 451.300 millones de wones (alrededor de 330 millones de dólares) en un periodo de cinco años para crear una “ciudad libre de soledad”. Esta iniciativa tiene como objetivo contrarrestar el alarmante aumento de las “muertes en soledad” y afrontar lo que los sociólogos han denominado un auténtico “desorden social”.
En un esfuerzo por abordar el creciente problema de la soledad y el aislamiento social, la ciudad de Seúl activará una nueva plataforma en línea, «Smart 24 Platform», a la que los residentes coreanos y extranjeros podrán acudir en busca de ayuda psicológica y asesoramiento, gracias también a una línea de atención telefónica 24 horas. La ciudad también pretende crear y fomentar espacios de socialización entre la gente, en los que también se ofrecerán comidas sencillas a precios módicos. El alcalde de Seúl, Oh Se Hoon, ha anunciado también un sistema de incentivos para premiar la participación de los ciudadanos en actos públicos, como festivales, visitas a bibliotecas al aire libre y excursiones a lugares culturales y naturales. El objetivo es construir una ciudad donde “nadie se sienta solo”. “La soledad y el aislamiento son retos que tendremos que afrontar juntos en la sociedad y movilizaremos todos los recursos necesarios”, ha declarado el alcalde.
La comunidad católica coreana ha recibido con agrado estas iniciativas, subrayando la importancia de la “comunidad” y la “fraternidad”, dimensiones que se viven en las Iglesias y que contribuyen a que las personas no se sientan solas. El jesuita Sang-Hoon Park explica: “Cuando alguien nos escucha y muestra verdadero interés por nuestras dificultades y sufrimientos, algo muy profundo sucede en nuestro interior. Poco a poco desaparecen el miedo y la angustia. La experiencia de ser valioso para alguien es una enorme fuerza creativa”.
Por su parte, la religiosa salesiana coreana Georgia Kim Yong-eun añade: “Nunca estamos solos porque el Señor siempre está con nosotros y camina a nuestro lado. La oración, el amor y el servicio al prójimo son remedios contra la soledad”.
(PA) (Agencia Fides 2/11/2024)