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Por Fabio Beretta
Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - “Pensando en las normas de ley adoptadas recientemente en Ucrania me asalta un temor por la libertad de quien reza”. Al final del Ángelus, el pensamiento del Papa Francisco se dirige, como es habitual desde hace dos años, a las fronteras de Europa, donde el conflicto entre Rusia y Ucrania continúa con ferocidad.
Esta vez, sin embargo, las palabras del Pontífice se dirigen a los legisladores ucranianos: la Verjovna Rada, o mejor dicho, el Parlamento ucraniano, ha aprobado en segunda lectura el proyecto de ley «Sobre la protección del orden constitucional en el ámbito de las actividades de las organizaciones religiosas», que prohíbe las actividades de las «organizaciones religiosas afiliadas a Rusia en Ucrania», con referencia específica en el texto a las actividades de la Iglesia ortodoxa rusa.
En concreto, para el Parlamento ucraniano, «dado que la Iglesia Ortodoxa Rusa es una continuación ideológica del régimen del Estado agresor, cómplice de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad cometidos en nombre de la Federación Rusa y de la ideología del “mundo ruso”, las actividades de la Iglesia Ortodoxa Rusa en Ucrania están prohibidas».
Para el Obispo de Roma esto genera “un temor por la libertad de quien reza”. “Quien reza de verdad – añade el Papa – reza siempre por todos. No se hace mal por rezar. Si alguien hace mal a su pueblo, será culpable de esto, pero no puede haber hecho mal por haber rezado”.
“Que se deje rezar a quien quiere rezar en la que considera su Iglesia. Por favor, que ninguna Iglesia Cristiana sea abolida, directa o indirectamente. ¡Las Iglesias no se tocan!”, amonesta el Papa Francisco.
El Papa ha expresado también su cercanía al “amado pueblo de Nicaragua”. Muchos sacerdotes han sido exiliados, se han suprimido asociaciones católicas y hace sólo unos días se introdujo un impuesto sobre las limosnas y donativos de los fieles: “os animo a renovar vuestra esperanza en Jesús – son las palabras de apoyo del Jefe de la Iglesia Católica -. Recordad que el Espíritu Santo guía siempre la historia hacia proyectos más altos. Que la Virgen Inmaculada os proteja en los momentos de prueba y os haga sentir su ternura materna”.
Ambos llamamientos se producen después del comentario habitual del pasaje del Evangelio del domingo. El de hoy relata la famosa respuesta de San Pedro, que dice a Jesús: "Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna". El Papa Francisco la califica de "hermosa expresión, que testimonia la amistad y la confianza que le unen a Cristo, junto con los demás discípulos".
Los Doce, señala el Pontífice, "le han oído predicar, han visto los milagros que ha realizado y siguen compartiendo con él los momentos públicos y la intimidad de la vida cotidiana" aunque "no siempre entienden lo que el Maestro dice y hace; a veces les cuesta aceptar las paradojas de su amor, las exigencias extremas de su misericordia, la radicalidad de su modo de entregarse a todos".
Sin embargo, señala el Obispo de Roma, "entre los muchos maestros de aquel tiempo, Pedro y los demás apóstoles encontraron sólo en Él la respuesta a la sed de vida, de alegría, de amor que los anima; sólo gracias a Él experimentaron la plenitud de vida que buscan, más allá de los límites del pecado e incluso de la muerte. Por eso no se van: es más, todos menos uno, incluso en medio de muchas caídas y arrepentimientos, permanecerán con Él hasta el final".
Y esto también nos concierne a nosotros: "tampoco para nosotros es fácil seguir al Señor, comprender su modo de actuar, hacer nuestros sus criterios y sus ejemplos. Sin embargo, cuanto más cerca estamos de Él -cuanto más adheridos estamos a su Evangelio, más recibimos su gracia en los Sacramentos, más permanecemos en su compañía en la oración, más le imitamos en la humildad y en la caridad-, más experimentamos la belleza de tenerle como Amigo, y nos damos cuenta de que sólo Él tiene 'palabras de vida eterna'”.
(Agencia Fides 25/8/2024)
