Bogotá (Agencia Fides) – El estancamiento de las negociaciones de paz y la crisis de diálogo entre el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el gobierno están hundiendo a Colombia en una espiral de violencia cada vez más intensa.
De hecho, en las últimas horas el ELN ha proclamado un “paro armado” en la región que mira al Océano Pacífico, más precisamente en el departamento de Chocó. Un paro armado significa un toque de queda permanente con el consiguiente bloqueo de todas las actividades. La guerrilla ha precisado que se trata de una acción por tiempo indefinido y esto, desde el principio, ha creado innumerables inconvenientes a la población.
Las víctimas de esta acción son alrededor de 50 mil personas, entre residentes y no residentes, que actualmente se encuentran en cinco municipios del Departamento. La Iglesia local ha alzado su voz y, a través de una nota difundida por la Secretaría Nacional de Pastoral Social/Cáritas de Colombia, firmada por el presidente Juan Carlos Barreto, obispo de Soacha, y el secretario ejecutivo, padre Rafael Castillo, expresó su cercanía “a las comunidades afectadas por este paro armado ilegal” y “la solidaridad frente al control territorial que ejercen quienes no honran la vida ni alientan la esperanza del territorio que dicen defender y sostener”.
En la nota, la Iglesia de Colombia también se dirigió a los guerrilleros que están sembrando el terror: "En el frente de guerra del ELN y el Clan del Golfo (Autodefensas Gaitanistas), decimos que todo lo que se obtenga con la fuerza y las amenazas queda mientras duren la fuerza y las amenazas; y que, si es un abuso de poder cuando los fuertes se aprovechan de los débiles y cuando los ricos se aprovechan de los pobres, también es un abuso de poder cuando personas y grupos armados se aprovechan de personas desarmadas. Todos estáis destruyendo lo que decís que queréis construir. La guerra nunca ha sido una solución. Siempre ha traído males mayores”.
A las palabras de monseñor Barreto y del padre Castillo, desde las diócesis del Pacífico también se alzaron las voces del Obispo de Istmina-Tadó, Mario de Jesús Álvarez Gómez, y del obispo electo de Quibdó, Wiston Mosquera Moreno. Los prelados han unido sus voces en un sentido llamamiento para el cese inmediato del paro armado. Las palabras del obispo electo Moreno son lapidarias: “La gente no debe morir. No se debe confinar a las personas, porque nadie puede quitarles la libertad”.
Hace apenas unos días el gobierno colombiano de Gustavo Petro había presentado una propuesta “confidencial” a los negociadores del ELN: “Hemos recibido órdenes del presidente de comunicar una propuesta confidencial al ELN para que la evalúe y nos responda. Es una propuesta confidencial y no la compartiremos porque tenemos que respetar las instrucciones del presidente y esperar una respuesta positiva”, explicó la jefa negociadora del Gobierno, Vera Grabe. La propuesta se hizo después de que el gobierno anunciara a principios de mes la reanudación de operaciones militares ofensivas contra la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional. “Como siempre que no hay un alto el fuego vigente, las fuerzas armadas realizan periódicamente operaciones militares ofensivas. Estas son las indicaciones para los mandos militares”, afirmó el Ministro de Defensa, Iván Velásquez.
Este anuncio se produjo tras acusaciones cruzadas sobre la responsabilidad por el fracaso del diálogo de paz iniciado entre las partes en noviembre de 2022, que ha entrado en crisis en repetidas ocasiones. En cualquier caso, al menos sobre el papel, las negociaciones todavía continúan hoy en día.
(F.B.) (Agencia Fides 19/8/2024)