Ivato (Agencia Fides) - El próximo 24 de junio, dos días antes de la fiesta nacional de Madagascar, terminará el año escolar para los estudiantes del Centro Notre Dame de Clairvaux de los misioneros salesianos (SDB).
La Agencia Fides ha hablado con el Director, P. Erminio De Santis, en Madagascar desde 1983 y que llegó al Centro en 1984. Precisamente en estas semanas el P. Erminio, entre sus actividades ordinarias, está especialmente dedicado a los encuentros con las numerosas familias que acuden al Centro para inscribir a sus hijos para el próximo año escolar.
“He empezado a recibir inscripciones para el año que viene, y seguiré haciéndolo durante todo el mes de junio”, escribe el padre Erminio. “Ya a las seis de la mañana hay cola en la puerta de entrada, entre los que ya llevan el dossier preparado y han venido con sus chicos, y los muchos que todavía estaban buscando noticias para preparar su solicitud. Enviamos el anuncio de la inscripción por las ondas de Radio Don Bosco, y los lejanos, que aún no nos conocen, vienen, con curiosidad, a informarse de esta hermosa oportunidad para sus chicos sin esperanza”.
“Recibimos a los chicos entre los 15 y los 17 años, y sólo les exigimos que tengan el certificado de estudios primarios”, prosigue el sacerdote. “Muchos de ellos, después del CEPE (= Certificado de Estudios Básicos), ya no iban a la escuela, por falta de medios, ¡y algunos vivían en la calle! Otros ni siquiera tienen el CEPE: los recibimos para un curso de albañilería de un año; pero a los más jóvenes los enviamos a la escuela de recuperación del Oratorio, donde unos 180 chicos y chicas se preparan para obtener el certificado de primaria".
El misionero salesiano cuenta los inicios de su apostolado en Madagascar cuando, invitado por el misionero francés P. François Bernard, el fundador del centro llegó a Claraval. "Era el 2 de agosto de 1984 y, desde entonces hasta hoy, los salesianos lo hemos ido transformando poco a poco, manteniendo intacto el espíritu original de la obra del P. Bernard: acoger gratuitamente a niños de la calle, en graves dificultades económicas y familiares, huérfanos, para devolverles la vida y la esperanza de un futuro mejor".
"Nuestro centro está situado en la meseta central de la isla, cerca del aeropuerto internacional de Ivato, a unos 15 kilómetros de la capital, Tananarive. Cuenta con un internado que acoge actualmente a 150 chicos de 14 a 18 años; les proporciona la atención sanitaria, el desarrollo y la escolarización necesarios para el primer ciclo; después los coloca en el Centro de Formación Profesional creado a tal efecto. Los chicos que vienen a llamar al Centro, tanto internos como externos, también superan el centenar; muy a menudo no han terminado, y a veces ni siquiera empezado, el curso de primaria".
"El gran problema que tenemos que resolver es el cuidado diario de los chicos que acogemos. Cada día preparamos unas 1.100 comidas que se distribuyen gratuitamente. A los internos tenemos que proporcionárselo todo: comida, ropa, médicos-dentistas-oculistas, medicinas y cirugía; organización de actividades educativas extraescolares, educadores, personal de cocina y vestuario. A los externos les proporcionamos el desayuno, la comida del día y la atención médico-dental-oculista; a los niños de primaria del Oratorio les proporcionamos el desayuno, la comida del día, los educadores y la atención médica. En estos últimos años marcados por la pandemia mundial de Covid-19, hemos apoyado a los jóvenes y a sus familias durante el confinamiento distribuyéndoles regularmente alimentos cada quince días".
El P. Erminio destaca la grave inflación que azota Madagascar, cuya economía es una de las más pobres del mundo, con un 50% de la población viviendo por debajo del umbral de pobreza. "La carrera al alza de los precios se ha vuelto impresionante", relata el misionero, "sobre todo debido a una fuerte subida general del coste de la vida, provocada por las dificultades de la pandemia que ha aislado a Madagascar y la guerra ruso-ucraniana, privándole del turismo, principal recurso del país, y penalizando gravemente la moneda local", señala.
No es menor la atención que los misioneros salesianos prestan al aspecto espiritual de los jóvenes. "Para todos los jóvenes católicos, conseguimos completar el itinerario de iniciación a la fe hasta el sacramento de la Confirmación", afirma el P. Erminio. Los resultados son reconfortantes, entre otras cosas porque los malgaches son muy religiosos por naturaleza. Pero en los cursos de religión para los mayores, iniciamos también una preparación humana y cristiana al matrimonio, a la inserción en la vida social y eclesial de sus respectivas parroquias".
(AP) (Agencia Fides 21/6/2024)