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Seúl (Agencia Fides) - En un país conocido en todo el mundo por su progreso tecnológico, el chamanismo está experimentando un renacimiento entre las generaciones más jóvenes, facilitado por las redes sociales. Aunque más de la mitad de los 51 millones de habitantes del país se declaran «no religiosos», el chamanismo sigue siendo una referencia religioso-espiritual bastante popular en Corea. Según un informe de la agencia de noticias coreana Yonhap, la chamana Lee, de 29 años, conocida como «Aegi Seonnyue» («Pequeño Ángel»), tiene cientos de miles de seguidores en las redes sociales y, desde su santuario decorado con varias estatuas, deidades y velas, conecta con los clientes a través de métodos modernos como las redes sociales. Desde que abrió su canal de YouTube en 2019, disfrutando de éxito y numerosos seguidores, muchos otros chamanes coreanos han publicado vídeos espirituales en línea.
Hace poco se estrenó en los cines coreanos una película titulada «Exhuma» sobre unos jóvenes chamanes, que se ha convertido rápidamente en un éxito. El director de la película, Jang Jae-hyun, ha descubierto un gran número de jóvenes chamanes durante el rodaje. Kim Dong-gyu, investigador del Instituto de Estudios Religiosos Coreanos de la Universidad de Sogang, comenta: «Hoy en día, los chamanes utilizan las redes sociales para promocionar sus actividades, igual que hacían con los periódicos en el pasado».
En la cultura y la sociedad coreanas actuales, ya no existe el «estigma» cultural que llevaba a los chamanes a ocultar su actividad, por lo que los chamanes de hoy están deseosos de poder expresarse y se pueden promocionar. Según la agencia coreana Yonhap, los chamanes cobran unos 100.000 wones coreanos por una consulta de 30-60 minutos, que suele incluir rituales como tocar campanas, quemar incienso y arrojar granos de arroz para predecir el futuro o interpretar la situación actual.
En un intento de explicar las razones de la creciente popularidad del chamanismo entre los jóvenes coreanos, los expertos apuntan principalmente a las dificultades económicas y la ansiedad por el futuro: ante las dificultades para encontrar trabajo y conseguir vivienda, los jóvenes recurren a poderes misteriosos en busca de consuelo y alivio. Es bien sabido que los jóvenes coreanos se enfrentan a problemas como el elevado precio de la vivienda, el coste de criar a los hijos y el coste de la vida, y este proceso plantea, a nivel sociológico, el problema del drástico descenso de la natalidad como otra consecuencia.
Una agencia del Ministerio de Cultura coreano estimó la presencia de más de 300.000 chamanes en Corea del Sur en 2022, afirmando que el chamanismo es una «parte importante del carácter coreano». Las raíces del chamanismo en la península coreana se remontan al menos a hace 2.000 años, y la práctica se presentaba como un culto religioso que preservaba el bienestar de la familia exorcizando a los malos espíritus, curando a los enfermos y cuidando de los espíritus de los antepasados y los muertos. La introducción del budismo, el confucianismo y el taoísmo en Corea erosionó su popularidad, pero el chamanismo siguió influyendo en las actitudes y prácticas religiosas de muchos coreanos. La administración colonial japonesa a principios del siglo XX y luego la dictadura militar de los años 70 intentaron suprimir el chamanismo en Corea por considerarlo «superstición» y un obstáculo para la modernización.
Las iglesias cristianas han criticado con frecuencia a los chamanes y a sus seguidores. Según algunos estudios, existe una relación entre el crecimiento del cristianismo en Corea y el chamanismo, ya que ciertos elementos del chamanismo presentes en la cultura y la conciencia populares ayudaron a la expansión del cristianismo en la península.
Sin embargo, el fenómeno del renacimiento del chamanismo indica la necesidad generalizada de espiritualidad y trascendencia en la sociedad coreana. El fenómeno salta a los titulares cuando la Iglesia católica coreana está inmersa en la organización de la Jornada Mundial de la Juventud de Seúl 2027. El obispo Kyung-sang Lee, coordinador general del comité organizador, expresó recientemente su esperanza de que «la fe de los jóvenes se revitalice y todos los creyentes del pueblo de Dios puedan sentir un poco más el amor de Dios en sus vidas».
(PA) (Agencia Fides 10/6/2024)