Bangui (Agencia Fides) – ¿"Paraíso de los mercenarios" la República Centroafricana? Durante mucho tiempo, este país ha sido escenario de la intervención de diversas empresas militares privadas (PME), al menos desde marzo de 2003, cuando François Bozizé tomó el poder en un golpe de Estado apoyado por Francia contra el Presidente Ange-Félix Patassé. París, que no había desplegado tropas en el país desde 1998, envió al general Jean-Pierre Pérez, oficial de la Legión Extranjera, como asesor militar del nuevo hombre fuerte. El general Pérez conoce bien el país, ya que estuvo al mando de los Eléments Français d'Assistance Opérationnelle (EFAO), un contingente de 1.200 hombres destacados en Centroáfrica de 1981 a 1998.
En 2012, la coalición rebelde Seleka amenazó el poder de Bozizé. Abandonado por su aliado chadiano, que retiró las tropas que lo protegían, Bozizé recurrió a la ayuda de Pérez, quien entretanto se había retirado del servicio activo y se había convertido en presidente de la empresa de seguridad privada HSC, registrada en Delaware, un conocido paraíso fiscal estadounidense. Para asistir a Pérez, HSC nombró a otro militar francés en situación de excedencia, Francis Fauchart, antiguo comando de la Marina francesa y ex jefe de la guardia presidencial de Omar Bongo, entonces Presidente de Gabón.
En un comunicado, la empresa francesa declaró que con «la llegada del General (2S) Jean-Pierre PEREZ (antiguo consejero militar del Presidente François BOZIZE) a la presidencia del grupo, EHC pretende posicionarse decididamente en los nichos de la asistencia operativa y estratégica a los ejércitos estatales. En efecto, constatando que cada vez más Estados, por diversas razones, tienen dificultades para resolver sus problemas de defensa y de seguridad interior, el Grupo EHC se propone prestarles diversos tipos de servicios de asistencia operativa. Estos servicios incluyen:
- el establecimiento de asesores de “defensa de la seguridad” para las autoridades militares superiores y los jefes de las unidades militares de combate
- el reentrenamiento táctico y técnico de las unidades antes de su intervención operativa
- el establecimiento de expertos para proporcionar apoyo estratégico a las tropas de combate
- asistencia y asesoramiento sobre programas de externalización de determinadas funciones de defensa y seguridad interna».
Cuando Seleka se hizo con el poder, el nuevo Presidente Michel Djotodia recurrió al hijo del ex Presidente francés François Mitterrand, Jean-Christophe, quien a su vez recurrió a Jérôme Gomboc (ex paracaidista francés), director de la empresa de seguridad privada Roussel G-Sécurité, también registrada en Delaware. Tras las presiones ejercidas en París, Djotodia se vio obligado a dimitir y la nueva Presidenta, Catherine Samba-Panza, recurrió a la empresa Gallice, registrada en Irlanda, para su seguridad. Gallice fue fundada por tres antiguos miembros del "servicio de acción" de la Dirección General de Seguridad Exterior (DGSE), el servicio de inteligencia exterior de París, y Frédéric Gallois, antiguo comandante del Departamento Especial de Intervención Antiterrorista (GIGN) de la gendarmería francesa.
En las elecciones de 2016, fue elegido un nuevo presidente, Faustin-Archange Touadéra, que mantuvo su contrato con Gallice. Mientras tanto, la misión Sangaris dirigida por Francia, que junto con una fuerza africana de estabilización dirigida por Chad (MISCA) debía ayudar a las autoridades de Bangui a recuperar el control del territorio en manos de varios grupos armados, fracasó. Tanto los soldados franceses como los chadianos fueron acusados de violencia contra la población civil, lo que les hizo perder el apoyo de la población centroafricana.
La nueva Presidencia intentó entonces reactivar sus fuerzas armadas (FACA), pero para ello debió pedir al Consejo de Seguridad de la ONU que pusiera fin al embargo de armas decretado al estallar la guerra civil. Paradójicamente, por sugerencia francesa, Bangui se dirigió a Moscú para pedir al Consejo de Seguridad de la ONU que apoyara el levantamiento del embargo para poder armar a los soldados regulares centroafricanos. Con el apoyo ruso, se levantó el embargo. Moscú también se comprometió a suministrar armas a las tropas centroafricanas. Pero junto con los primeros suministros militares, desembarcaron en Bangui los mercenarios de Wagner. Precedidos por la llegada en marzo de 2018 de Valery Zakharov, encargado de dirigir y asesorar a la guardia presidencial, los primeros "contratistas" rusos llegaron en julio del mismo año.
Desde entonces, la República Centroafricana se ha convertido en una importante base para Wagner, que, tras la muerte de su fundador, ha pasado a llamarse Afrikansky Korpus. Cientos de instructores rusos están presentes oficialmente en el país para instruir a los militares centroafricanos y apoyar a las FACA. Paralelamente a estas actividades oficiales, la empresa militar privada rusa lleva a cabo una serie de actividades económicas, principalmente la explotación de minas de oro. Las autoridades centroafricanas también han expresado su intención de conceder a Moscú una base capaz de albergar a 10.000 soldados rusos que se encargarían de formar y educar a los militares locales.
Pero el gobierno de Bangui parece querer crear un contrapeso a la presencia de mercenarios rusos apoyándose en un contingente militar ruandés (véase Fides 23/1/2024) y, al parecer, también en los hombres de la estadounidense Bancroft Global Development, cuya presencia fue confirmada indirectamente por el embajador de Estados Unidos en Bangui.
Bancroft, creada en 1999 con el nombre de Landmine Clearance International, se ha especializado desde entonces en el desminado, en el que sigue operando como ONG (bajo el estatuto 501c3, que le permite estar exenta del impuesto federal sobre la renta). En julio de 2023, Bancroft, que está financiada en parte por el Departamento de Estado de Estados Unidos pero afirma ser independiente, dijo que había acordado un marco para debatir una posible cooperación con el gobierno centroafricano, pero no dio más detalles.
La empresa, que lleva más de una década trabajando en Somalia, afirmó que su principal objetivo en la República Centroafricana es controlar y proteger las concesiones mineras en zonas donde operan grupos armados, de modo que los beneficios puedan compartirse con la población local y el Estado. Bancroft cuenta entre sus ejecutivos con un antiguo mercenario francés, vinculado a la extrema derecha transalpina, y con Bon Dénard, el más famoso de los mercenarios franceses.
(L.M.) (Agencia Fides 16/3/2024)