Puerto Príncipe (Agencia Fides) - "Quieren apoderarse de nuestro orfanato para defenderse de los asaltos desde el mar por parte de una banda rival", dice a la Agencia Fides Marcella Catozza, religiosa franciscana, que dirige Kay Pè Giuss, en la barriada de Warf Jeremie, situada en un vertedero entre el mar y un río oscuro y maloliente. El complejo incluye un hogar para huérfanos, una escuela primaria y una guardería.
En los últimos días, la hermana Marcella y la Fundación Via Láctea, que ayuda al proyecto, habían dado la voz de alarma por las amenazas de la banda perteneciente a la coalición G9 (véase Fides 17/2/2024 sobre las bandas haitianas). "Durante años nos hemos visto obligados a convivir con esta banda, que se ha apoderado de una escuela de formación profesional estatal que nunca ha funcionado porque el edificio, que linda con nuestro complejo, fue inmediatamente ocupado por estos bandidos", explica la hermana Marcella. "Y durante años nos han estado pidiendo dinero y comida sólo para poder movernos y permitir que los niños asistieran a nuestra escuela", continúa la hermana. "La situación se ha ido haciendo cada vez más insoportable. Nos han robado el autobús escolar y el coche, han levantado una verja en la carretera de acceso a nuestro complejo, impidiendo el paso. La última petición fue de 30.000 dólares en alimentos", prosigue sor Marcella. "También impiden el paso del camión de agua y nos vemos obligados a recoger agua de lluvia para cubrir nuestras necesidades".
"Ahora nos piden que abandonemos nuestro centro, que acoge a 150 huérfanos y al que asisten unos 450 alumnos de nuestra escuela. Son hijos de vendedoras ambulantes que no tienen adónde ir mientras sus madres están fuera de casa. Además de educación, les damos dos comidas al día", añade la religiosa.
"Por desgracia, la ubicación de nuestro complejo nos ha colocado entre dos fuegos. Por un lado tenemos la playa, desde donde pueden llegar los bandidos del grupo rival, y por otro están los miembros del G9, que para defenderse ahora quieren apoderarse de nuestras instalaciones".
Mientras tanto, el 23 de febrero, seis Hermanos del Sagrado Corazón fueron secuestrados cuando se dirigían a la misión École Jean XXIII de Puerto Príncipe. Un profesor también fue secuestrado con ellos. "Una violencia absurda e injustificada", afirma la congregación en una nota, que ha suspendido todas las actividades en la escuela hasta nuevo aviso.
Ese mismo día, también fue secuestrado un sacerdote que acababa de celebrar misa en la capilla de Nuestra Señora de Fátima, en el barrio del Bicentenario. "No tengo información de primera mano, pero por lo que he oído en los medios de comunicación haitianos, este último sacerdote ha sido liberado", dice sor Marcella, que concluye pidiendo a todos que no olviden el "sufrimiento atroz del pueblo haitiano. Los que pueden huyen. Pregúntense por qué lo hacen".
(L.M.) (Agencia Fides 26/2/2024)