Yaundé (Agencia Fides) - Agricultores, ganaderos, comerciantes y trabajadores humanitarios: estas son las víctimas preferidas de los secuestros en el norte de Camerún, donde se ha desarrollado una verdadera economía del secuestro. Las víctimas son seleccionadas por su capacidad percibida para responder a las demandas de rescate debido a su aparente riqueza en comparación con el resto de la población de una zona económicamente deprimida.
La mayoría de los secuestros son cometidos por pastores fulani, mbororo y choa (árabes que viven principalmente en la región chadiana de Bornou y en el norte de Camerún), que hablan fulfulde o árabe. Sus acentos son variados e incluyen los de Camerún, Chad, Níger, Sudán y África Central. Sin embargo, entre los secuestradores también hay grupos armados cameruneses, antiguos rebeldes, mercenarios centroafricanos y chadianos, así como elementos desleales y criminales de las fuerzas de defensa y seguridad camerunesas. La zona afectada no solo incluye el norte de Camerún, sino también las zonas vecinas de Chad, Nigeria y la República Centroafricana.
El modus operandi de los secuestradores consta de tres etapas. En primer lugar, recopilan información de sus cómplices en las comunidades. A continuación, intimidan y chantajean a las víctimas potenciales enviándoles mensajes en los que les piden que entreguen una suma de dinero en un lugar especificado por ellos. En caso contrario, amenazan con secuestrarlas. Por último, localizan a las víctimas secuestradas en una emboscada o asaltan sus casas.
Los secuestrados son trasladados a montañas de difícil acceso y luego cruzan las fronteras; los rehenes de Chad o de la República Centroafricana terminan en Camerún y viceversa. Las negociaciones del rescate se llevan a cabo por teléfono. Los secuestradores prohíben a los familiares de las víctimas alertar a la policía y amenazan con tomar represalias contra los secuestrados, apoyándose en una red de informadores en las comunidades que proporcionan información continua sobre los movimientos y transacciones de las víctimas.
Según la policía de Garoua, en solo tres años (2015-2018), los secuestradores del norte de Camerún han cobrado rescates por un total de unos 3 millones de euros (2 000 millones de francos CFA).
La lucha contra esta lacra criminal requiere un enfoque transfronterizo coordinado entre Camerún, Chad, Nigeria y la República Centroafricana.
La Fuerza Multinacional Conjunta, comprometida en la lucha contra Boko Haram, podría ampliar sus acciones para ayudar a atajar el problema, ya que todos estos países son Estados miembros de la Comisión de la Cuenca del Lago Chad. También se debería instar a las compañías telefónicas a que faciliten los datos de geolocalización de los secuestradores durante las conversaciones para negociar el rescate para liberar a los rehenes.
(L.M.) (Agencia Fides 5/1/2024)