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Lviv (Agencia Fides) – “Aquí la vida fluye tranquila sin pánico, las fábricas funcionan, el bombardeo del aeropuerto no causó víctimas, golpearon un viejo almacén en desuso, y nadie sabe por qué. Ya nos hemos acostumbrados a correr bajo tierra a los refugios”. Estas son algunas de las actualizaciones que ha referido a la Agencia Fides el padre Mikola Orach, OFM Conv, en Lviv.
El sacerdote, que es párroco de la iglesia de San Antonio de Padua en la ciudad ucraniana, continua: “Los refugiados pasan por aquí y luego van a la estación, normalmente se quedan una o dos noches. Disponemos de varias instalaciones de acogida para los refugiados que permanecen en la ciudad, incluido un monasterio franciscano a las afueras de Lviv donde acogemos a 80 refugiados en una gran casa, la mitad de los cuales son niños. Hemos organizado allí una escuela en línea y nuestros frailes también dan apoyo espiritual y catequesis a quienes lo desean. Estamos recibiendo mucha ayuda de Rumanía, Polonia y Hungría. Nos traen ropa, mantas, comida. Con la ayuda que recibimos también ayudamos a otras zonas de guerra”.
Pero en su testimonio, el padre Mikola quiere subrayar el valor de la paz: “Aquí no sólo necesitamos comida, ¡necesitamos paz! En la ciudad, en Lviv, no sentimos tanto el hambre, pero echamos de menos la paz, nuestra vida ha cambiado mucho y ya no tenemos tranquilidad. Muchas personas ya no pueden dormir debido a los ataques aéreos. Nunca hay un momento de serenidad. La guerra no es una idea romántica...”
El padre Mikola es un observador cercano al conflicto. Vive en Lviv, una ciudad que es un centro para los refugiados que huyen y para la llegada de voluntarios y armas. En su testimonio ofrecido a la Agencia Fides, el fraile quiere promover el valor de la paz y la falta absoluta de romanticismo de la guerra, en línea con el Papa Francisco y como respuesta a quienes hablan de guerra metafísica.
(GF/AP) (Agencia Fides 21/3/2022)
