Konotop (Agencia Fides) – “En medio del sufrimiento, del malestar, de la guerra, nosotros, frailes franciscanos de la Provincia de San Miguel Arcángel, continuamos sirviendo a las personas más pobres y sufrientes de la ciudad de Konotop con una población de 80.000 habitantes y sus alrededores”, dice en un mensaje enviado a la Agencia Fides Fray Romualdo Zagurskyi OFM, fraile menor en la ciudad de Konotop, en el noroeste de Ucrania. “Nuestra jornada – observa – comienza con la acogida de las personas que se han confiado a nosotros en el refugio del sótano del convento. Luego, con los voluntarios, hacemos cola durante horas en las farmacias para comprar medicamentos, y en las tiendas de comestibles para comprar pan y leche, recibiendo decenas de peticiones de ayuda, a pesar de las señalaciones de posibles bombardeos”.
“Es un servicio de apoyo y compasión”, dice el hermano, “hacia los necesitados. A pesar de la difícil situación psicológica, las limitadas capacidades físicas y materiales, sentimos la Providencia de Dios como nunca antes”, especialmente en la búsqueda y distribución de alimentos, productos de higiene, ropa y medicamentos, que salvan vidas. “Es un milagro ver que nunca hemos estado sin nada para ayudar a las personas que vienen a nosotros, también a los refugiados”.
Ofreciendo apoyo y consuelo espiritual, “hemos empezado a dar a la gente no sólo alimentos y medicinas, sino también rosarios. Todos los aceptan con un amor y una fe que nos inspiran y conmueven”.
En medio de las dificultades y cuando nos exponemos a riesgos, “como fieles de la Parroquia de Nuestra Señora de Fátima sentimos siempre la especial protección de la Virgen. Puesto que fue precisamente en Fátima donde María nos pidió que rezáramos por Rusia, todos nos sentimos responsables de la falta de esa oración en el mundo y recogemos sus amargos frutos.
En cambio, experimentamos el cuidado especial de la Madre de Dios por nuestra ciudad, porque casi todos nuestros feligreses están implicados de diversas maneras en el servicio a los demás: alimentar a los pobres, acoger a los sin techo, compartir alimentos, consolar a los desesperados. Ninguno de nosotros se ha desesperado y personalmente considero que se trata de una protección extraordinaria por parte de María”.
El franciscano concluye: “Mientras durará la guerra, continuaremos repitiendo las palabras del personaje bíblico Job (Job 2,10) 'Si aceptamos el bien de Dios, ¿por qué no vamos a aceptar el mal?' Y esperemos que, al igual que Job, el gran justo, el Señor nos conceda aún más gracias de las que ya recibíamos antes de esta guerra”.
“Me gustaría añadir que en Konotop sentimos el apoyo de la gente de todo el mundo y sus oraciones. Experimentamos la profunda alegría y la solidaridad de las personas de buena voluntad, y personalmente siento una indecible gratitud a todos los que rezan, ayunan, envían ayuda de muchos modos porque se preocupan por el destino de Ucrania”.
(PA) (Agencia 4/3/2022)