Sarajevo (Agencia Fides) – “Como destacó el Papa Francisco en su mensaje para el Domingo de las Misiones 2020, me gustaría ante todo agradecer al Creador por el don del Mes Misionero Extraordinario de octubre de 2019, que la Iglesia en todo el mundo ha celebrado y que, a mí personalmente, me ha abierto nuevos horizontes y me ha ayudado a profundizar en mi conciencia misionera”. Este es el testimonio de Josipa Prskalo, laica, colaboradora de la revista Katolički tjednik (semanario católico) y del portal Nedjelja.ba, (Domenica.ba), presentadora de la columna Zov misija (Llamada de las misiones).
Josipa está en contacto frecuente con misioneros de Bosnia y Herzegovina y Croacia, por lo que es consciente de que sus desafíos se han vuelto más complicados con la pandemia. “Recibo una fuerza, una esperanza y una fe particulares de su constancia, incluso viendo el mensaje de video #WeAreStillHere - # JošSmoUvijekOvdje - explica -. Se me puso la piel de gallina y sentí cierto orgullo al descubrir que hay personas en el mundo que anteponen incondicionalmente las necesidades de los demás a las propias. 'Idealistas' que, como la Madre Teresa, son un lápiz en las manos de Dios y dicen claramente: 'nosotros nos quedamos'”.
prosigue: “Es cierto, todos somos misioneros y la Iglesia es misionera por naturaleza. Como nos dice el Papa, la misión que Dios nos ha confiado a cada uno de nosotros en realidad nos ayuda a deshacernos de los miedos y preocupaciones por nosotros mismos, animándonos a entregarnos; después de Jesús no hay mejor ejemplo de misionero.
Pero ellos también están 'atormentados' por algo: son atormentados por las iglesias vacías, por la obligada distancia física de quienes representan la especial ternura de la Iglesia, están atormentados por el hambre que, a causa del coronavirus, provoca aún más muerte. Pero con su fe inquebrantable, saben y creen que ‘nadie está excluido del amor de Dios’ y se entregan de todo corazón a la Providencia de Dios.
El Santo Padre repite, con el profeta Isaías: ‘Aquí estoy, mándame’. De esta manera todos nosotros también somos enviados y nos convertimos en colaboradores de las misiones si oramos, hablamos y donamos. Debemos intentar ser los mensajeros de las misiones y sus mejores embajadores. No permitamos que estos desafíos creados por la pandemia aumenten la desconfianza e indiferencia en nosotros, sino que incrementen la fe y el cuidado de los demás”.
Por último, Josipa expresa la esperanza de que esta Jornada Mundial de las Misiones “también sea un incentivo para ser más fuertes y unidos con quienes predican la Buena Nueva en todo el mundo. Oremos por las misiones y los misioneros: nos necesitan tanto como nosotros los necesitamos a ellos”.
(SL) (Agencia Fides 28/9/2020)