En América: “¡América, abre de par en par las puertas a Cristo! Deja que la semilla plantada hace cinco siglos fecunde tu vida. ¡Adelante América Latina! Ten valor, Continente de la esperanza!”
Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - El Santo Padre Juan Pablo II viajó en 22 ocasiones al continente americano, visitando un total de 19 países. Los más visitados han sido Estados Unidos (7 veces), México (5), Brasil (4), y la República Dominicana, Guatemala y Canadá en tres ocasiones cada uno.
El primero de los viajes a América coincidió con el primer viaje apostólico del Santo Padre al extranjero y fue a la Republica Dominicana, México y las Bahamas en enero de 1979 para participar en la III Conferencia del Episcopado Latinoamericano en Puebla. El último viaje a América fue en el 2002 a Canadá (Toronto) con motivo de la XVII Jornada Mundial de la Juventud. En esta ocasión se acercó también a Guatemala, donde canonizó al Hermano Pedro de San José Betancur, y a México, donde canonizó al Beato Juan Diego y beatificó a los mártires Juan Bautista y Jacinto de los Ángeles. En 1987 el papa viajo a Argentina para participar en la II Jornada Mundial de la Juventud y en 1993 a Denver para la VII J.M.J. En 1992 fue a Santo Domingo con motivo del V Centenario de la Evangelización de América y de la IV Conferencia General del Episcopado Latino Americano. En 1992 Juan Pablo II visitó la Sede de las Naciones Unidas en Nueva York y en 1997 participó en Río de Janeiro (Brasil) en el II Encuentro Mundial de la Familias. En 1999 viajó por cuarta vez a México para la Celebración de la fase conclusiva de la Asamblea Especial para América del Sínodo de los Obispos.
En marzo de 1983 el Santo Padre de hizo mensajero de paz en Centroamérica visitando Nicaragua, Costa Rica, Panamá, El Salvador, Guatemala, Honduras, Belice y Haití, en uno de los viajes má difíciles por las graves tensiones políticas que encontró. Trece años después, en 1996, el Papa volverá a Nicaragua, Guatemala y El Salvador en circunstancias muy distintas, y será recibido con gran entusiasmo. En estos viajes por América Latina el Papa continuamente denunció los grandes males que afligen estos países: la guerrilla, el narcotráfico, la corrupción, el terrorismo, la pobreza...
En febrero de 1985 el Papa viajó a Venezuela, Ecuador y Perú. En este último país levantó su voz contra la violencia y la injusticia afirmando que “la lógica desapiada de la violencia conduce a la nada”. Con ímpetu y fuerza imploró: “En nombre de Dios, cambiad el camino. Convertíos a la causa de la reconciliación y de la paz”. En julio de 1986 el Santo Padre se dirigió en su sexto viaje a Colombia: como mensajero de paz lanzó un llamamiento a los hombres de la guerrilla que atormentaban al país desde hacía cuarenta años. Desde la ciudad de Barranquilla les dijo: “Que callen las armas, que se estrechen fraternalmente las manos de quienes las empuñan, que llegue para todos esa paz tan querida, invocada y anhelada”. En Calí y Medellín denunció a los traficantes llamándoles “traficantes de la libertad”. Un momento emocionante fue el encuentro con el mundo campesino, a los pies de la Virgen de Chiquinquirá, en el llamado “santuario mariano de los pobres”.
En octubre de 1992 Juan Pablo II viajó nuevamente a Santo Domingo para conmemorar el V Centenario del inicio de la Evangelización del Nuevo Mundo. En esta ocasión también canonizó al Obispo Ezequiel Moreno Díaz. El Santo Padre pidió: “¡América, abre de par en par las puertas a Cristo! Deja que la semilla plantada hace cinco siglos fecunde tu vida. ¡Adelante América Latina! Ten valor, Continente de la esperanza!”
Ante los representantes de los pueblos del mundo reunidos en la Sala dela Asamblea General de las Naciones Unidas, en octubre de 1995, el Santo Padre se presentó como un testigo de la dignidad del hombre, un testigo de la esperanza, un peregrino de paz y de comprensión entre los pueblos. Y afirmó: “¡Es la hora de una nueva esperanza! ¡No debemos temer ante el futuro. No debemos tener miedo del hombre!” En 1997 participó en Río de Janeiro en el II Encuentro Mundial de las Familias, desde donde impulsó nuevamente el papel determinante de la Iglesia doméstica en la nueva evangelización afirmando: “La lucha por las familias y por la vida es la lucha por la dignidad del hombre. Todo atentado contra la vida y la integridad de la familia es un atentado contra la humanidad y su futuro”.
En 1998 realizó un histórico viaje apostólico a Cuba. El Santo Padre dijo: “Os traigo el Evangelio de Cristo: no es una ideología política, ni un sistema económico. Es un camino de paz, de justicia y de libertad”. Y también afirmó: “Los valores del Evangelio no constituyen ningún proyecto social. No tengáis miedo, abrid las familias y las escuelas a Cristo!”
En enero de 1999 se acercó nuevamente como peregrino a los pies de Nuestra Señora de Guadalupe para entregar los frutos de la Asamblea especial del Sínodo para América. Fue un viaje que indicó caminos seguros de fraternidad y de paz para el continente. En la celebración eucarística en la Basílica de Guadalupe para la clausura de la Asamblea Especial del Sínodo de América afirmó con decisión: “¡Que no haya más ataques contra la vida! ¡Que nadie ose herir el don precioso y sagrado de la vida en el seno materno!” y pidió “una vida digna para todos”. (Agencia Fides - SIGUE)