Karachi (Agencia Fides) - Violaciones y torturas a niños, extorsión a las familias, abusos y violencias que tienen lugar en el silencio y el temor de las víctimas: es lo que sucede a la comunidad cristiana de algunos barrios suburbanos de la metrçopoli Karachi, la ciudad más grande en el sur de Pakistán, capital de la provincia de Sindh. A denunciarlo es Michael Javed, parlamentarios católico activo en Sindh. En una entrevista con la Agencia Fides, Javed lanza una alarma: los cristianos del barrio Essa Nagri Ayub Goth y Bhittaiabad desde hace meses son víctimas de la violencia atroz, perpetrada por miembros de movimientos políticos con fuertes connotaciones islámicas y étnicas, como los pastunes. Las familias cristianas están viviendo un calvario, pero "la gente no lo denuncia por temor a represalias". El mes pasado, dijo Javed a Fides, "registramos 15 casos de violación". En Essa Nagri existen auténticas "cámaras de tortura", donde vienen confinados y violadas niñas y chicas cristianas. "Para ellos se pide un rescate de hasta 100.000 rupias, y si las familias no pueden pagar, las pequeñas son torturadas hasta quedar irreconocibles". Como resultado de este tipo de violencia en los últimos seis meses, muchas familias han preferido dejar Karachi. "El propósito de este tipo de violencia es la eliminación de la presencia cristiana de la zona, una especie de limpieza étnica, a los que consideran esclavos, indignos de pisar en suelo paquistaní". En otro caso reportado, un "prostíbulo", se abrió cerca de una iglesia católica en Ayub Goth y las "chicas cristianas de las familias muy pobres, se ven obligados a ejercer la prostitución". Se advirtió a las autoridades pero hasta ahora no han actuado. Javed lanza una llamada pidiendo "detener la opresión de nuestra comunidad".
Fides ha conseguido hablar con el p. Victor John OFM, franciscano de la diócesis de Karachi, pastor en Essa Nagri, (donde hay 700 familias cristianas entre ellas 300 católicos) y responsable del área pastoral de Ayub Goth, (con cerca de 300 familias cristianas): "Son barrios muy pobres , infestados de criminalidad y anarquía. La violencia y la tortura las llevan a cabo los miembros de los partidos políticos, que chantajean a la gente para el consenso político, y también por los militantes hostiles a los fieles. En la zona está muy difundido el tráfico de drogas, con la complacencia de la policía. Faltan escuelas y servicios sociales y, en este contexto de pobreza, reina la violencia". "La Iglesia - continuó – está presente con una escuela, con un centro de rehabilitación para drogadictos, con el trabajo de las Hermanas de Madre Teresa y de las Hermanas Franciscanas del Sagrado Corazón de Jesús. Enviamos nuestro servicio especialmente para los niños y jóvenes, para intentar ayudarles y educarlos, a escapar de la mala vida". (PA) (Agencia Fides 14/01/2012)