Neak Loeung (Agencia Fides) - Actualmente en todo el mundo hay aproximadamente 150 millones de niños de la calle. En Camboya, la pobreza, la falta de educación y de escrúpulos por parte de muchos adultos y sobre todo la falta de intervención de las autoridades, condenan a miles de niños a vivir situaciones inhumanas. Una amplia gama de males sociales como la trata de personas, la explotación sexual y económica de los niños, la drogadicción, el aumento del VIH, el contrabando y la corrupción, convierten a muchas localidades de Camboya en lugares muy peligrosos para un crecimiento saludable.
Una de estas localidades es Poipet, en el noreste de Camboya, cerca de la frontera con Tailandia, un receptáculo de todos los males sociales imaginables, así como una pesadilla para más de 300 niños. La misma situación está presente en Neak Loeung, cerca de Phnom Penh, donde hay 190 niños en peligro, mendigos y trabajadores.
En estos lugares trabaja la ONG local Damnok Toe, creada con el fin de devolver a estos niños en peligro aquello que la sociedad enferma les ha arrebatado. El objetivo principal de estos centros es la prevención del abuso infantil, la rehabilitación y reintegración de las víctimas en la sociedad mediante la educación. El proyecto iniciado por la ONG quiere asegurar la asistencia continua y la formación profesional de estos niños.
Damnok Toe se ha dirigido a la organización católica española Manos Unidas para recibir ayuda en la acogida, la atención médica y psicológica y la formación de unos 3.540 niños. Durante su estancia en los centros, los pequeños, además de comida y alojamiento tienen derecho a asistencia médica y actividades de formación, las cuales en el futuro podrían ser su fuente de ingresos, tales como la jardinería, música, costura, reparación de motos, peluquería o carpintería. Además reciben asesoramiento, apoyo psicosocial y, sobre todo la atención y el apoyo emocional que les ha sido negado. Aprenden a vivir con sus educadores en una familia y participan en las actividades diarias de la casa. En particular, estos centros permiten a los niños el recuperar la autoestima, y con ella, la infancia perdida. (AP) (30/4/2011 Agencia Fides)