ASIA/TAIWAN - La relación entre el Obispo y sus sacerdotes descrita en una carta del cardenal Paul Shan a sus hermanos en el Episcopado

jueves, 18 noviembre 2010

Kaohsiung (Agencia Fides) - "Rezo por vosotros, por vuestras diócesis y por toda la Iglesia en China. Que el Señor os conceda hacer avanzar vuestro trabajo pastoral y de evangelización sin dificultades y con éxito. Que todos los católicos de vuestras diócesis están unidos con un solo corazón y una sola alma y cooperen entre sí en el amor mutuo. Que cada Iglesia particular, este en comunión con la Iglesia universal para cumplir la voluntad del Señor que exista un solo rebaño bajo un solo pastor”. Lo escribe el Cardenal Paul Shan, Arzobispo emérito de Kaohsiung, en una carta dirigida "a todos los hermanos Obispos", que lleva la fecha del 1 de mayo de 2010 y se ha hecho pública en los últimos días.
Basándose en su amplia experiencia, el Cardenal Shan quiere compartir con los hermanos en el Episcopado algunas consideraciones sobre las relaciones que deben existir entre el Obispo y sus sacerdotes, que son los colaboradores más cercanos del Obispo en la evangelización y la pastoral.
El primer tipo de relación en la que se detiene es la de "entre padre e hijo", no en sentido "paternalista, como en una sociedad patriarcal antigua", sino, pese a todas las limitaciones humanas, a imitación de la relación entre Dios Padre y su Hijo: "El Padre y Su único Hijo Jesús, con un solo corazón y una sola alma, viven, se comunican y trabajan juntos." Comparando la diócesis a una familia, el Cardenal Shan señala que "el Obispo es la cabeza de la familia y los sacerdotes son sus hijos". La tarea principal del jefe del familia es "satisfacer las necesidades físicas, intelectuales y espirituales de sus muchachos, así como trabajar con todas sus fuerzas para hacer crecer a los hijos hasta que alcancen la edad adulta". Del mismo modo, el jefe de la familia diocesana debe preocuparse de las necesidades de subsistencia y de las necesidades material de sus sacerdotes, especialmente de aquellos que están enfermos, pobres y jubilados. Además, el Obispo se debe preocupar del desarrollo intelectual y psicológico de los sacerdotes, para que puedan dedicarse a su ministerio obteniendo mejores frutos.
Por lo tanto, el Cardenal Shan invita a los Obispos a formar un "colegio sacerdotal” (presbiterium) en las diócesis, caracterizado por una atmósfera “cálida, acogedora y amorosa, en un espíritu de cooperación mutua y de atención recíproca”. El retiro mensual, los ejercicios espirituales, el intercambio de experiencias de pastoral, son otros momentos que hay que cuidar, como la necesidad de actualizarse sobre la Sagrada Escritura, la teología, la espiritualidad... Sin embargo, los hijos deben tener también sus responsabilidades dentro de la diócesis, en primer lugar la de "entender el pensamiento del padre y realizar su voluntad".
La carta del cardenal Shan, considera también la relación "entre el profesor y el alumno" que en la relación entre el Obispo y el sacerdote puede asimilarse a la de Jesús con sus discípulos: "Jesús usó todas las oportunidades y todas las maneras para formar a sus discípulos, y para fortalecer las tres virtudes de la fe, la esperanza y la caridad. Fue sobre todo, un ejemplo para ellos... El Obispo debe ser el primero en dar ejemplo”.
La última parte de la carta está dedicada a la cooperación: "En el trabajo pastoral y de evangelización, los sacerdotes son los socios y amigos más íntimos del Obispo. Por lo tanto, en el proceso de planificación del trabajo de pastoral y de evangelización, el Obispo debe permitir a los sacerdotes participar en la búsqueda y en la discusión. Sólo después de un consenso, los planes deben ser implementados. Este proceso puede parecer una pérdida de tiempo, pero en realidad, se ahorra tiempo. Si los ejecutores participan en la planificación y el proceso de la toma de decisiones, las actividades se llevarán a cabo más a fondo y con más eficacia".
El Cardenal Shan concluye su carta diciendo que "conoce las situaciones difíciles" en las que se encuentran los Obispos, por eso reza todos los días por ellos y por sus diócesis, y además ha querido compartir este pequeño aporte, resultado de más de 30 años de ministerio episcopal, ya que considera que la relación entre un Obispo y sus sacerdotes es muy importante: Si se consigue mantener una buena relación entonces: "Dios bendecirá su labor pastoral y de evangelización con abundantes frutos". (SL) (Agencia Fides 18/11/2010)


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