Nueva Delhi (Agencia Fides) - El “Caso Ayodhya” es el paradigma perfecto de cómo la religión puede ser instrumentalizada con fines políticos, logrando el máximo resultado. El desacuerdo en cuestión parece a primera vista estrictamente jurídico-religioso: dos diferentes comunidades de creyentes reclaman el derecho a construir un templo en el mismo lugar. Pero el caso ha sido la “plataforma de lanzamiento” en la arena política de un partido nacionalista que apareció en la escena India en los últimos tiempos, sólo en 1980: El Baratiya Janata Party (Partido del Pueblo Indio), que ha llegado en menos de veinte años, hasta que el gobierno federal de la vasta nación india. El partido, que se alimenta continuamente la ideología nacionalista de Hindutva (“hindú”, al grito de “la India para los indios”), ha conducido las tensiones interreligiosas aprovechándose de la controversia de Ayodhya.
El casus belli se refiere a un sitio donde en 1528 el sultán mogol Babur ordenó la construcción de una mezquita, la Babri Masjid, el mismo lugar donde, según los hindúes, surgía precedentemente un templo dedicado al dios Rama, una de las reencarnaciones del dios Vishnu.
La primera fricción entre las comunidades religiosas se registra ya en 1859 y la administración colonial británica decidió erigir una valla en el sitio en disputa. Un siglo más tarde, el conflicto no se ha aplacado: dentro de la mezquita aparece una estatua del Dios Rama, lo que provocó las protestas de los musulmanes, que presentan la primera demanda civil. El gobierno declaró el lugar “zona en disputa” y puso la mezquita bajo secuestro.
Sin embargo, hará falta esperar hasta los años 80 para que la disputa estalle en abierta violencia: en 1984 el movimiento fundamentalista hindú “Vishwa Hindu Parishad (VHP, “Consejo Mundial Hindú”) forma un comité para “liberar” lo que se define “el lugar de nacimiento de Rama”, con el fin de construir un templo en su honor. A este punto, el líder del BJP, Lal Krishna Advani, asume el liderazgo de la campaña contra la mezquita: desde entonces la cuestión de Ayodhya instó la suerte electoral del BJP, que aumentó rápidamente desde el 7,4% de los votos en 1984 al 21,1% en el 1991. Cuando en 1991 el BJP gana las elecciones en el estado de Uttar Pradesh, se prepara lo peor: el 6 de diciembre de 1992, la mezquita fue derruida por una turba de militantes hindúes, bajo los ojos inmóviles de la policía. Pronto se desencadenan represalias y enfrentamientos entre musulmanes e hindúes, con un trágico balance de más de 2.000 muertes. El lugar es confiscado. Con un alto número de muertes, la polémica ha alcanzado su objetivo: aunar filas y aumentar el consenso social entre los correligionarios, que se traducirá en el apoyo político para el BJP. El recorrido del partido terminará en 1996, cuando el BJP consigue la mayoría relativa y en 1998 el gobierno del país.
Una ruptura ulterior se dará en 2002 cuando el Primer Ministro indio, Atal Bihari Vajpayee, del BJP, anuncia la colocación de la primera piedra del templo hindú en Ayodhya, para retirar a continuación, el anuncio. Pero los extremistas siguen adelante y se preparan para la celebración de la puesta. La tensión latente estalla cuando, el 26 de febrero de 2002, un tren cargado de “voluntarios del Dios Rama” es atacado por militantes islámicos en la estación de Ghodra, en Gujarat. Se desencadena nueva violencia interreligiosa, con más de 700 muertes.
La polémica termina en los tribunales. En el proceso se escuchan los testimonios de los arqueólogos, sobre la presencia de los restos de un templo hindú antes de la mezquita. El Jueves, 30 de septiembre, el tribunal de Allahabad emitirá una sentencia, a la cual podrá seguir un proceso de apelación. (PA) (Agencia Fides 28/9/2010)