Entrevista a la Madre Mary Prema, Superiora General de las Misioneras de la Caridad”
Calcuta (Agencia Fides) – Es Jesús quien conduce los pasos de las Misioneras de la Caridad, a quienes guía el Espíritu Santo y el compromiso misionero: a 100 años del nacimiento de Madre Teresa (aniversario que se celebra el 26 de agosto de 2010), es aquel “confiarse a la Providencia” uno de las características principales que la Congregación de las hermanas del “sari blanco” viven en el respeto y en recuerdo de su fundadora, definida “un milagro para la historia de la humanidad”. Es lo que afirmó la Madre Mary Prema, alemana de nacimiento, hoy Superiora General de la Orden, en una entrevista realizada por Agencia Fides a través de “Missio Austria”, las Obras Misionales Pontificias en Austria.
La Madre Prema es la responsable de una orden religiosa que en todo el mundo se ocupa de los pobres y enfermos. ¿Porqué, a su modo de ver, Dios permite el sufrimiento?
El sufrimiento no puede ser un castigo. Sin embargo, Dios lo permite. Nosotros podemos sacar provecho del sufrimiento para acercarnos a Él y pedirle la gracia de soportar y saber vivir ese sufrimiento. El sufrimiento no pocas veces es consecuencia de nuestras decisiones. Pero es también una consecuencia de la naturaleza caída y frágil del ser humano. Naturalmente el sufrimiento puede ser provocado también por cosas que están fuera de nuestro alcance. Catástrofes naturales como el terremoto de Haití y los aluviones de Pakistán son un claro ejemplo. Pero estoy convencida de que Dios permite el sufrimiento porque éste tiene la capacidad de convertirnos en hombres y mujeres mejores y más profundos. Así nos volvemos capaces de entender que este mundo y esta vida no son la meta suprema, sino que existe algo más: la vida del alma que –cuando acepta verdaderamente el sufrimiento– es purificada.
La Madre Teresa distinguía entre sufrimiento físico y sufrimiento espiritual: ¿podría explicarnos mejor cómo en su trabajo hoy en día esta doble realidad?
El sufrimiento más grande es el sufrimiento espiritual, el del alma. Aquí, en Calcuta, vemos que para nosotros es mucho más simple cumplir con el servicio físico de las “obras de misericordia corporales”: lavar a las personas moribundas, la asistencia médica a los enfermos y la ayuda a los despojados en nuestras casas. Los servicios espirituales de la caridad exigen un compromiso mucho más grande. Al sufrimiento del alma podemos reaccionar sobre todo con nuestra oración. Es importante que la gracia divina toque a las personas que viven en el sufrimiento. Y es también importante para nosotras rezar por ello: cada día nos detenemos en una hora de oración frente a la Eucaristía. Para nuestro trabajo esto es fundamental: en efecto, no se trata de un compromiso social, sino de un verdadero compromiso misionero.
¿Qué entiende por misión? ¿Para la Madre Teresa se trataba de una “conversión” a la fe católica?
La Madre Teresa deseaba que todos conociesen y amasen a Jesús. Estaba convencida de que cada alma desea la salvación de Jesús, independientemente de que fuese consciente o no. La obra de la conversión, sin embargo, es siempre una obra de Dios. No es nuestra tarea. Sólo Dios convertir un alma. La Madre Teresa entendió su propia vida como la tarea de amar a Jesús y transmitir ese amor a todas las personas en torno a ella. Este era su único objetivo. Buscaba en consciencia de hacer sólo aquello que Dios esperaba de ella. Madre Teresa pensaba que Dios la había llamado a cumplir un servicio auténtico y desinteresado al hombre, y a tener una atención absoluta frente a la persona que sufre. Estaba siempre presente al 100% y con el corazón abierto frente a cualquier persona que se cruzase en su camino. No estuvo jamás interesada en las cosas grandes, no se ocupaba de hacer publicidad o cosas semejantes. En el primer plano estaba siempre el encuentro directo con la persona individual. Ello, naturalmente, era expresión de una gran sabiduría.
¿Podría decirnos cómo dirigía la Madre Teresa y cómo vivía en su ambiente? ¿Cuál era la imagen que Usted, Madre Prema, tenía de Madre Teresa?
Ella misma probablemente diría que su objetivo era el de transmitir siempre a las personas en torno a ella la experiencia de Jesús. Esta es la herencia que nos ha dejado. A través de su vida, su trabajo, su fuerza atractiva, acercaba a las personas a Dios. Ella no predicaba pero con su vida daba testimonio. Aún hoy en día muchos me cuentan de su primer encuentro con Madre Teresa. Tal vez habían estado con ella no más de 5 minutos en la Terraza de nuestra casa madre. Pero ese único momento cambió sus vidas para siempre. Con frecuencia bastaba una frase, una buena palabra. Muchas de estas personas son hindúes y no se convirtieron al cristianismo luego del encuentro con Madre Teresa. Pero han comenzado a ver la vida y su trabajo con otros ojos y se han vuelto otras personas, que viven de una manera distinta, según el amor y la misericordia, al interior de sus familias. Hay muchísimos ejemplos.
A 100 años del nacimiento de Madre Teresa, ¿cuáles son según Usted los grandes desafíos para la congregación en los próximos años?
Las misioneras de la caridad parecen una gran organización, pero nosotros no hacemos programas para los próximos 10 años. Buscamos seguir abiertas a lo que Dios nos pida. Sólo Jesús nos dirá cuál es el próximo paso. Por ello, siguiendo el espíritu de la Madre, no soy yo quien ejerce el control: es Dios quien toma las decisiones.
¿La Madre Teresa dejó indicaciones sobre orientaciones futuras de la orden?
Una vez alguien le preguntó lo que sucedería cuando ella no estuviera más presente. Su respuesta fue muy seca: “¡Antes déjeme morir tranquila!” Nunca nos dio indicaciones sobre los programas futuros. Además del hecho que habríamos tenido que empeñarnos siempre en ser cada vez más santas. Este era su continua exhortación. Hoy en la dirección de la orden trabajamos en grupo: Otras tres religiosas comparten esta tarea conmigo. Pero en el fondo, como Superiora General, la responsabilidad por la Orden es mía. Para tal tarea he tenido que aprender mucho de nuestra fundadora. El proceso decisional se realizaba en dos fases: la primera era la de deliberar y conocer todas las posibilidades y las consecuencias (decision making); luego tocaba decidir (decision taking). Madre Teresa se hacía aconsejar muy cuidadosamente, seguidamente se retiraba y luego tomaba la decisión. Era muy capaz en esto.
¿Cómo enfrentaréis los desafíos del nuevo milenio?
Madre Teresa se disponía a escuchar a Jesús y estaba siempre abierta a nuevos desafíos y problemáticas que se encuentran en la sociedad. En los años ochenta era por ejemplo el VIH/Sida. Abrió en New York una casa para las víctimas de esta enfermedad. Era central el acompañamiento a los enfermos en la fase terminal. Entonces no existían aún medicinas para tener bajo control el virus. ¡Qué sufrimiento! Madre Teresa a su tiempo escuchó a Jesús y mantenía siempre un oído abierto a los problemas del mundo. De este modo también nosotros debemos escuchar a Jesús y ser generosas. Ella era muy generosa con Dios y con quien sufría. En esto queremos imitarla.
¿Con qué formación las religiosas se preparan para esta tarea?
Desde el inicio de su camino, las novicias tienen la posibilidad de trabajar con pobres en los slum. Reciben nociones para el cuidado de enfermos y naturalmente una formación de base en teología, historia de la Iglesia, catequesis y Sagrada Escritura.
Según usted, ¿cuándo será canonizada la Madre Teresa?
Todos hablan de una aceleración, en el camino hacia la canonización, en ocasión del 100º aniversario del nacimiento (26 de agosto 2010). Pero yo no creo que esto sea tan importante. Todos saben que es santa. Tanto para hindúes como para cristianos, aquí en Calcuta y en la mayor parte de lugares en los que estamos presentes esto no se pone en duda. Todos esperan un milagro … pero la misma Madre Teresa era el milagro para el mundo y para la humanidad. (MS-PA) (Agencia Fides 23/8/2010)