Goroka (Agencia Fides) – “La Papúa Nueva Guinea es un país muy variado: en 6 millones de personas, existen 800 idiomas, dialectos, culturas y etnias. La misión considera esta pluralidad, con la consciencia que la gente se entusiasma fácilmente. Por esto los jóvenes son un terreno privilegiado para la evangelización”: es cuanto dice a Agencia Fides el P. Valentine Gryek, misionero polaco y Director de las Obras Misionales Pontificias en Papua Nueva Guiena, desde hace 25 años en el país, y en misión en Goroka.
El misionero explica a Fides: “Los jóvenes de Papúa se encuentra ante un bivio: no quiete permanecer anclados a las tradiciones, pero a su vez, no aceptan el estilo de vida occidentalizado. Con frecuencia viven en un vació, que tratan de llenar siguiendo la emotividad. Por ello es común que pasen de una a otra iglesia en búsqueda de algo que los sacie. Este espacio y este deseo constituyen un desafío para la misión de la Iglesia en Papúa Nueva Guinea”.
En el acercarse a los jóvenes, la Iglesia local promueva “centros de desarrollo socio económicos, escuelas para actividades profesionales. La instrucción cuesta y se trata de una inversión para las familias. La comunidad católica está muy presente en este sector, haciendo posible la presentación de los valores cristianos a las jóvenes generaciones”.
Haciendo un marco de la realidad de la misión de la Iglesia en Papúa, P. Gryek destaca que “somos un país de mayoría cristiana, en el que la Biblia es una referencia cotidiana para la vida de las personas: se la lee para las decisiones de cada día. Existe sin embargo una excesiva fragmentación de las mismas Iglesias: existen muchas denominaciones cristianas, oficiales y no. Con las oficiales existe un discurso ecuménico que, con las otras, resulta imposible. A veces, en pequeñas ciudades, se registran decenas de comunidades cristianas distintas, y es necesario estar atentos a la proliferación de las sectas”.
Pero la comunidad católica de Papúa Nueva Guinea mira más allá de sus confines: “Somos una Iglesia abierta a la misión ad gentes: hay 8 sacerdotes locales en diferentes aldeas de misión. Este hecho constituye para nosotros una gran esperanza, incluso si aquí, dada la vastedad del territorio siempre se necesita de sacerdotes. Es el Espíritu Santo quien conduce la misión y somos felices de ser sus instrumentos”. (PA) (Agencia Fides 5/6/2010; líneas 28, palabras 397)