Guwahati (Agencia Fides) – “Cada sacerdote es un don para la humanidad, es una persona que obra para el bien de la familia humana, misión principal de su vida”: fueron las palabras de S.E.R Thomas Menamparampil, Arzobispo de Guwahati, en una reflexión enviada a Fides en vistas a la conclusión del Año Sacerdotal. “En la vida de un sacerdote, gracias a la presencia de Dios, lo imposible se hace posible. Un sacerdote lleva alegría a la vida de la gente y recibe la alegría de su propia misión”.
Hablando de su vocación sacerdotal, el Arzobispo agradeció “la presencia de su madre, mujer de profunda espiritualidad, quien conoció directamente a Sor Alphonsa, posteriormente canonizada”. Recordando después el clima que se respiraba en la comunidad católica donde creció y la preciosa ayuda de cuantos – principalmente los sacerdotes – lo ayudaron en el camino de discernimiento.
En su ministerio sacerdotal, Mons. Menamparampil afirmó haberse encontrado ante la necesidad de enfrentar especialmente la misión de “reconciliar personas, comunidades e ideas”, dado el contexto de la India nororiental en la que vive.
A los laicos y a todas las personas de buena voluntad, luego de la celebración del Año Sacerdotal, el Arzobispo pide “comprender los límites y errores de un sacerdote, dada su naturaleza humana”, mientras sobre el futuro de las vocaciones afirmó: “Una cosa es cierta: una comunidad que vive, celebra y testimonia con seriedad y profundidad la fe, da sacerdotes a la Iglesia”. Las vocaciones crecen, dijo, cuando se conocen y estudian los ejemplos de los santos, cuando se escuchan y comparten los testimonios de los misioneros, cuando se vive la fe en las familias. (PA) (Agencia Fides 31/5/2010 líneas 20, palabras 270)