AMÉRICA/ECUADOR - A 100 años del nacimiento de Mons. Leonidas Proaño, Obispo de los indios y de los pobres, pastor fiel bajo el continuo impulso del Espíritu Santo

viernes, 5 febrero 2010

Quito (Agencia Fides) – A 100 años del nacimiento de Mons. Leonidas Proaño, la Conferencia Episcopal de Ecuador y toda la comunidad nacional ha celebrado este acontecimiento con mucha devoción y con el compromiso de hacer conocer más a los jóvenes la persona y la obra del “Obispo de los indios” como era conocido. Mons. Proaño nació el 29 de enero de 1910 en San Antonio de Ibarra y murió el 31 de agosto de 1988 en Quito. También la Asamblea Nacional unánimemente rindió homenaje al “Obispo de los pobres y de los indios”, el cual dejó como herencia el respeto de los principios de transparencia, justicia, igualdad social y defensa de los derechos humanos.
La Conferencia Episcopal de Ecuador ha confiado a S.E.R Mons. Julio Terán Dutari, Obispo de Ibarra, la tarea de recordar la persona, el ministerio y la herencia de Mons. Proaño. Escribe Mons. Terán Dutari: “entre todos los méritos de Mons. Proaño, debo resaltar su enorme valor como Pastor de la Iglesia, tal vez controvertido en el pasado, ya hoy reconocido indistintamente por todos”. Cita también una declaración del Card. Pablo Muñoz Vega, un ilustre contemporáneo suyo, quien afirmó: “estamos ante un Obispo ecuatoriano y latinoamericano de indudable influencia, al interior y también fuera del ambiente eclesial”.
A Mons. Proaño le tocó vivir el periodo de cambio luego del Concilio Vaticano II. Continuó Mons. Terán Dutari: “La Conferencia del Episcopado latinoamericano en Medellín fue una concreción del Evangelio y del Vaticano II para aquel tiempo que vivía América Latina. Su anuncio en este contexto fue el amor preferencial por los pobres. Es entre ellos que obra Jesús resucitado, porque con los pobres es posible construir una nueva comunidad de fe y de esperanza para todos. Este era el secreto de Mons. Proaño: vivir las riquezas de una vida cristiana comunitaria, transformando la pobreza sociológica con un auténtico espíritu de pobreza evangélica... La vida de Mons. Proaño hasta su muerte fue la de un Pastor fiel bajo el continuo impulso del Espíritu Santo. Afrontó signos de contradicción, abrió caminos para discernir y continuar avanzando y hoy sigue siendo un luminoso testimonio para cuantos, cerca o lejos, se mantienen vigilantes en la esperanza ante la presencia de Dios en la historia de nuestros pueblos”. (CE) (Agencia Fides, 05/02/2010, líneas 25, palabras 382)


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