Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Sin Eucaristía no hay Iglesia, no hay Misión.
Esta es "fuente y cumbre de la vida y Misión de la Iglesia" dijo ayer por la tarde, jueves 10 de junio, Juan Pablo II durante la Santa Misa con ocasión de la procesión romana del Corpus Christi.
El Santo Padre también comunicó que dentro de algún mes se inaugurará un año litúrgico dedicado precisamente a la Eucaristía. "Este comenzará con el Congreso Eucarístico Mundial" dijo el Papa "previsto del 10 al 17 de octubre del 2004 en Guadalajara, México, y concluirá con la próxima Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que se tendrá en el Vaticano del 2 al 29 de octubre de 2005 y cuyo tema será “La Eucaristía fuente y cumbre de la vida y Misión de la Iglesia."
La Eucaristía es el centro, fuente y cumbre de la vida y la Misión de la Iglesia. Sin ella, no puede haber Misión, no puede haber vida. Ya en la encíclica del pasado año Ecclesia de Eucaristía insistió sobre este tema donde afirmaba: "La Iglesia vive de la Eucaristía. Esta verdad no expresa solo una experiencia cotidiana de fe, sino que encierra en síntesis el núcleo del misterio de la Iglesia", (Ecclesia de Eucaristía, 1). En la eucaristía está pues encerrado todo el misterio de la vida de la Iglesia y sin ella no es posible ninguna acción misionera.
"Todo compromiso de santidad, toda acción encaminada a realizar la Misión de la Iglesia, toda realización de planes pastorales tiene que extraer la fuerza necesaria del Misterio eucarístico y a ella debe ordenarse como a su cumbre" (Ecclesia de Eucaristía, 60). Ordenar toda acción pastoral a la Eucaristía significa ponerla en el centro de la misma vida, partir de ella antes que de cualquier esfuerzo personal, ponerla en el centro de toda acción, donde todo Sacerdote, todo Misionero, todo cristiano encuentra la fuerza y el sentido de su propio actuación. Es más, es donde toda acción pastoral encuentra en llevarla a todos los hombres su misión mas profunda. Nos los recuerda la Redemptoris Missio afirmando que "uno de los objetivos centrales de la Misión es reunir el pueblo en la escucha del Evangelio, en la comunión fraterna, en la oración y en la Eucaristía" (Redemptoris Missio 26).
La misma historia de la Iglesia habla siempre de la Eucaristía como del misterio central de la vida de todo creyente. ¿Cuántos santos nos han testimoniado que el secreto de su acción estaba precisamente en tantos momentos pasados en adoración ante el Santísimo? ¿Cuánto Misioneros encuentran cada día la fuerza para actuar precisamente en la adoración silenciosa ante el Santísimo?
Uno de los lugares de la tradición católica que revive de modo más significativo la fiesta del Corpus Christi es la ciudad de Orvieto que conserva el corporal que recuerda el milagro ocurrido en la cercana Bolsena en 1264, cuando un sacerdote bohemio, durante la celebración de la Misa, vio de repente brotar sangre que manchó el corporal y los paños litúrgicos. Con ocasión de la fiesta del Corpus Christi, hemos querido preguntar al custodio del corporal, Mons. Giovanni Scanavino, obispo de Orvieto-Todi, el sentido que tiene hoy la presencia real del Cuerpo y Sangre de Cristo en la vida de la Iglesia.
"La eucaristía es el regalo más grande que nos ha hecho el Señor " declara a la Agencia Fides Mons. Scanavino. "En Orvieto custodiamos la reliquia de un gran milagro y partiendo de ella queremos decir a todos que no es posible nada sin no se mantiene la mirada fija en la Eucaristía. Nada es posible si en el centro de la misma vida no está la presencia real del Cuerpo y Sangre del Señor. Hoy más que nunca es necesario que se entienda el sentido más profundo de la Eucaristía. Es el verdadero Cuerpo y la verdadera Sangre de Cristo, capaz de transformar todo gracias a Su acción salvadora". (P.L.R) (Agencia Fides 11/6/2004 - Líneas: 44 Palabras: 663)