Kinshasa (Agencia Fides)- El anuncio de la destitución de Laurent Nkunda, a la cabeza del Congreso Nacional por la Defensa del Pueblo (CNDP), movimiento de guerrilla que provocó una sangrienta guerra en Kivu del norte (este de la República Democrática del Congo), ha suscitado diversas preguntas.
Según cuanto afirma un comunicado del CNDP, el jefe del estado mayor de los rebeldes, el general Bosco Ntaganda, habría “destituido” a Nkunda, acusándolo de ser un líder incapaz. Según otras fuentes el CNDP habría desmentido este comunicado afirmando que Nkunda es aún el líder del movimiento.
Los observadores de la cuestión congolesa tienen diversas hipótesis sobre lo que está sucediendo. Según el periódico congolés “Le Potentiel”, el anuncio de la sustitución de Nkunda es solo una maniobra de desinformación por parte del CNDP para ganar tiempo en las negociaciones en curso en Nairobi (que reinician hoy día, 7 de enero), entre los representantes de la guerrilla y los del gobierno de Kinshasa para poner fin a la guerra en Kivu del norte. La tesis de la editorial del periódico congolés recuerda que el CNDP retiró sus pedidos de la mesa de negociaciones y acusó recientemente a la MONUC (Misión de las Naciones Unidas en Congo) de parcialidad. Todas movidas dilatorias según “Le Potentiel”, para ganar tiempo y obtener algo de la mesa de negociaciones.
Para otros comentadores, Nkunda habría sido desacreditado ante su sponsor principal, Ruanda, que lo considera poco confiable y insuficientemente presentable frente a la comunidad internacional, a causa de los masacres de civiles congoleses de los que es acusado. También su sucesor, Ntaganda, también es buscado por la Corte Penal Internacional por haber enrolado niños en la provincia de Ituri, en el noreste del país, en el 2002-2003. Ntaganda en efecto, antes de unirse al CNDP, operó en Ituri junto a Thomas Lubanga, otro criminal de guerra, cuando diversas milicias se disputaban el control de la provincia. Seguidamente se unió al movimiento de Nkunda convirtiéndose sucesivamente en el número dos. Representa el ala dura de los rebeldes y no tendría nada que perder si el conflicto continuase, porque ya es buscado por la Corte Penal Internacional. Según algunos observadores habría sigo pagado por el gobierno de Kinshasa para dividir y debilitar el movimiento. Una tesis que deja escépticos a la mayor parte de los comentadores.
Lo que es cierto es que en el este del Congo se está jugando un partido complejo en el que intervienen jugadores locales e internacionales (los últimos permanecen ocultos), cuya puesta en juego son los inmensos recursos naturales del área. Entre los actores está también el Ejército de Resistencia del Señor (LRA), movimiento de guerrilla activo en el norte de Uganda desde hace más de 20 años y que se mueve entre Uganda septentrional, Sudán del sur, el este del Congo y la República Centroafricana. No obstante la caza conducida por tres Estados africanos (ver Fides), los milicianos del LRA parecen incapturables y continúan masacrando civiles inocentes, como sucedió recientemente en algunas aldeas del Congo. (L.M.) (Agencia Fides 7/1/2009; 38 líneas, 509 palabras)