AMERICA/ESTADOS UNIDOS - Documento de los Obispos condenan la investigación con células madre embrionarias“el verdadero servicio a la humanidad comienza con el respeto de toda vida humana”

martes, 17 junio 2008

Orlando (Agencia Fides) - La Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos ha aprobado por unanimidad durante la celebración de la Asamblea Plenaria del 12 al 14 de junio (ver Fides 12/6/2008) una declaración que condena la investigación con células madre embrionarias. La declaración, que tiene como fuentes dos intervenciones de Benedicto XVI y a la encíclica ‘Evangelium vitae’, se refiere a ese tipo de investigación llamándola asesinato, y condena los argumentos que pretenden justificarla.
Según afirman los Obispos, la Iglesia aprecia y apoya el progreso en el campo científico pero al mismo tiempo afirma que “el verdadero servicio a la humanidad comienza con el respeto de toda vida humana”. Sin embargo, “algunos investigadores, moralistas y políticos afirman que es posible matar directamente embriones de seres humanos como si fueran meros objetos de investigación”, y hacen a los contribuyentes cómplices de esos asesinatos a través del uso de fondos públicos aplicados a esas investigaciones.
Los obispos se dirigen a los católicos y a los no católicos por igual, declarando inmoral la investigación con células madre embrionarias porque viola la ley natural válida para todos cualquiera sea su religión. El documento sale al paso además de los argumentos usados para justificar esas investigaciones, que según señalan los Obispos son tres fundamentalmente.
En primer lugar recuerdan que el fin no justifica los medios: "El falso supuesto de que un fin bueno puede justificar el asesinato directo ha sido origen de muchos males en nuestro mundo”, afirman pues “la misma ética que justifica la supresión de algunas vidas para ayudar a los pacientes con Parkinson o Alzheimer, puede utilizarse para sacrificar a estos pacientes el día de mañana”, si llegaran a ser considerados como una desventaja para otros considerados de mayor utilidad o más productivos.
Por otro lado frente al argumento de que lo que se destroza no es un ser humano completo, el documento afirma claramente que "desde la concepción en adelante, un embrión es tan miembro de la especie humana como cualquiera de nosotros”. Además recuerdan que “si los derechos fundamentales como la derecho a la vida se asentaran en las habilidades o cualidades que pueden aparecer o desaparecer, crecer o disminuir, manifestarse en menor o mayor grado, no existirían derechos humanos inherentes, no habría verdadera igualdad entre los seres humanos, sólo existirían los privilegios de los más fuertes”. Recuerdan también los obispos que la Declaración de Independencia de los Estados Unidos se basó en que todos los seres humanos han sido creados iguales por Dios, aunque incluso algunos de sus firmantes no obraran con esta convicción.
En el mismo sentido, el documento rechaza el argumento de que es lícito usar en para investigación embriones “no deseados”, “sobrantes” de las técnicas de fecundación artificial con la excusa que de todos modos van a morir. “La validez de este argumento es sencillamente nula. En última instancia cada uno de nosotros va a morir, pero nadie tiene derecho matarnos”.
La declaración defiende la necesidad de mantenerse firmes contra la investigación con células madre embrionarias también con el fin de evitar prácticas como la clonación, la clonación terapéutica, los intentos de crear híbridos combinando material genético de seres humanos y de animales.
Los obispos terminan haciendo un llamado a fundar una sociedad realmente humana, en la que la investigación científica respete las normas de la moral natural honrando la dignidad de cada ser humano. A la vez que alientan a continuar la investigación con células madres adultas: “La naturaleza nos da amplios recursos para conseguir progresar en los tratamientos médicos sin violar gravemente las normas morales. Por ejemplo, las células madre de tejidos adultos y la sangre del cordón umbilical ahora se sabe que son mucho más versátiles de lo que alguna vez se pensó”.
Al presentar el documento el arzobispo de Kansas, Mons. Joseph Naumann prometió otra declaración para dentro de poco tiempo “dirigida especialmente a los católicos y las parejas casadas, incluidas las que luchan con la infertilidad, para explicar la doctrina de la Iglesia sobre las tecnologías reproductivas como fertilización ‘in vitro’. No podemos olvidar que en el origen de las aberraciones antinaturales de la experimentación con embriones humanos está la llamada fecundación o fertilización “in vitro”. (RG) (Agencia Fides 17/6/2008)


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