Roma (Agencia Fides).- Al doct. Roberto Marchesini, psicólogo y psicoterapeuta, autor del libro “Cómo elegir la propia orientación sexual (o vivir felices)”, colaborador del cotidiano “El Timón”, la Agencia Fides ha dirigido algunas preguntas.
En su libro, tratando los temas sobre la identidad de género, pareciera que usted retoma una antropología definida del “sentido común”. Podría explicar lo que quiere decir con esto?
Los hombres comparten a propósito de la realidad una serie de creencias y una serie de principios. Este conjunto de certezas y principios asume el nombre de “sentido común”, porque es el fruto en el hombre de la evidencia de la existencia de la realidad y de las relaciones que evidencian la existencia de un orden. Al sentido común se contraponen todas las filosofías de “la duda” que suspenden cada aceptación a todo aquello que no es fruto de una reflexión crítica, la cual asume así un rol fundante. Una antropología del “sentido común” es, por lo tanto, una reflexión filosófica sobre el hombre que se pone como objetivo dar un fundamento racional a las certezas que se presentan con evidencia sobre este argumento. Se trata de tener, en sustancia, una actitud de humildad en relación a la realidad y, particularmente, a la realidad humana; una actitud contemplativa de frente a como el hombre “es”. Sin duda, sería más fácil partir de una idea estudiada con atención, bella, atractiva sobre como el hombre “tendría que ser”, pero la ciencia tiene el deber de explicar cómo es y cómo funciona la realidad, no el decir como tendría que ser y funcionar, según nuestros deseos o proyectos.
Parecería que una parte de la ciencia y de los organismos internacionales, no tengan en cuentan el orden natural del mundo. Qué piensa sobre este tema?
En efecto, de los feed-back que reciben sobre todo del ambiente escolar, parece que para las jóvenes generaciones la orientación sexual es considerada en algún modo siempre más cambiante e indeterminada, pero esto no significa absolutamente que la naturaleza humana se pueda transformar de heterosexual a bisexual, como algunos, por ejemplo, sostienen. Lo que define la naturaleza de una cosa no es la frecuencia estática, sino la adherencia al propio proyecto. En términos aristotélicos, de hecho, la naturaleza es el principio innato en las cosas, que guía su pasaje de potencia en acto. Además, la naturalidad, sobre la base de mi experiencia clínica, estoy convencido que la naturaleza tenga una fuerza suya, y que no se exprese sólo cuando hay obstáculos que le impidan su cumplimiento; por lo tanto, soy optimista sobre el hecho de que la confusión sobre la orientación sexual pueda también aumentar, pero nunca volverse predominante.
Hay quien sostiene que la teoría del gender transforme en modo definitivo la cultura occidental. Está de acuerdo?
Decididamente. Sobre todo se trata de una actitud de rebelión respecto a la realidad que sólo puede aumentar el sufrimiento y la angustia del hombre. Luego, es una visión que cambia radicalmente la naturaleza de las relaciones (que son fundamentales en el proceso de formación de identidad): la relación, también sexual, no es más el cumplimiento de un proyecto, de la naturaleza humana a nivel más profundo (como ha demostrado la enseñanza de Juan Pablo II sobre la sexualidad humana), sino que se vuelve una cuestión de opción, también ideológica, desarraigada del nivel biológico, incluso variable en el tiempo. En fin, como es en el destino de cada ideología, también en la teoría del gender se está transformando casi en una dictadura, que limita la libertad de pensamiento y de expresión y discrimina a quien no se adecua a esta visión del hombre. (D.Q.) (Agencia Fides 20/12/2007; Líneas: 42 Palabras: 614)