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Imphal (Agencia Fides) – «El primer ministro Narendra Modi ha venido a Manipur para prometer una solución al conflicto que nos aflige desde hace más de dos años. Ha hablado de paz, prosperidad y desarrollo. Ha traído un paquete de ayudas económicas. Ha hablado de la integridad del estado de Manipur y de la unidad de la nación. Sin embargo, su presencia no ha tocado el punto crucial: la población de Manipur está herida por el conflicto, está dividida y vive desde hace dos años en zonas separadas. Más de 50.000 personas, de los grupos étnicos kuki y meitei, sobreviven en campos de refugiados. La solución solo puede partir de un proceso de sanación y reconciliación, que habrá que pensar a medio y largo plazo», afirma Linus Neli, arzobispo de Imphal, capital del estado del noreste de la India, en una entrevista concedida a la Agencia Fides al día siguiente de la visita del primer ministro.
El prelado señala que Modi «ha hablado con los dos grupos por separado, ha hecho promesas de bienestar económico y presentado un paquete de ayudas», pero ha evitado los temas de fondo, como «la relación entre los grupos en conflicto, el odio acumulado y la urgencia de reconstruir la disposición interior y comunitaria hacia la paz».
«Actualmente -explica Mons. Neli- la gestión de la crisis está en manos de los militares. El ejército mantiene separadas a las poblaciones enfrentadas, controla el territorio y garantiza la seguridad. Es una forma de prevenir nuevos disturbios, pero no es una vía de resolución. La situación sobre el terreno está bloqueada. Y las heridas permanecen si nadie se esfuerza en curarlas».
El arzobispo subraya que «se necesita una voluntad política que impulse un proceso serio de reconciliación para restablecer la convivencia pacífica entre kukis y meiteis. Hace falta la buena voluntad de ambas partes y la mediación de las autoridades estatales y federales. La reconciliación es posible si se afrontan con franqueza las cuestiones en juego, según criterios de equidad y justicia, superando barreras y polarizaciones: esa es la tarea de la buena política».
La Iglesia católica, recuerda Mons. Neli, está presente en ambas comunidades. «Seguimos prestando ayuda humanitaria a los refugiados y promovemos encuentros interculturales e interreligiosos, tejiendo la trama de la paz y la convivencia. Tratamos de actuar como puente e iniciar un proceso de sanación y reconciliación».
En cuanto a la vida pastoral, el arzobispo añade: «Debemos reconstruir tres iglesias completamente destruidas durante la violencia de hace dos años, mientras que dos conventos religiosos permanecen ocupados por el ejército, lo que nos impide disponer de esas estructuras. Pero dada la situación de bloqueo, estamos a la espera».
(PA) (Agencia Fides 15/9/2025)