VATICANO - Regina Coeli, el Papa León recuerda la Jornada de Oración por la Iglesia en China

domingo, 25 mayo 2025

Vaticano (Agencia Fides) - Este año, en la Jornada de oración por la Iglesia en China, instituida por el Papa Benedicto XVI, «en las iglesias y santuarios de China y de todo el mundo se han elevado oraciones a Dios como signo de preocupación y afecto por los católicos chinos y su comunión con la Iglesia universal». Lo ha recordado hoy el Papa León XIV, tras entonar por primera vez la oración del Regina Coeli desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico que da a la Plaza de San Pedro, recordando la jornada especial de oración por la Iglesia en China celebrada ayer, sábado 24 de mayo, en la memoria litúrgica de la Bienaventurada Virgen María Auxilio de los cristianos.

«Que la intercesión de María Santísima» ha proseguido el Papa León «obtenga para ellos y para nosotros la gracia de ser testigos fuertes y alegres del Evangelio, incluso en medio de las pruebas, para promover siempre la paz y la concordia». El obispo de Roma además ha añadido «con estos sentimientos, nuestra oración abraza a todos los pueblos que sufren a causa de la guerra; y suplicamos al Señor que conceda valentía y perseverancia a cuantos están comprometidos en el diálogo y en la búsqueda sincera de la paz».

En su Carta a los católicos chinos, firmada el 27 de mayo de 2007, solemnidad de Pentecostés, el Papa Benedicto XVI sugirió que el 24 de mayo, dedicado a la memoria litúrgica de la Santísima Virgen María, Auxilio de los Cristianos, venerada -«con tanta devoción en el santuario mariano de Sheshan, en Shanghai»-, pudiese convertirse en «una oportunidad para que los católicos de todo el mundo se unan en oración a la Iglesia en China». El entonces Pontífice reinante había establecido en esa fecha la «Jornada de oración por la Iglesia en China», que se celebraría en todas las comunidades católicas del mundo.
Antes de entonar la oración mariana, y tras saludar y dar las gracias a la multitud congregada en la Plaza de San Pedro, que le ha acogido de manera festiva, el Papa León ha comentado unas reflexiones inspiradas en el pasaje del Evangelio de Juan leído en la liturgia dominical de hoy.

«En todo aquello a lo que el Señor nos llama, tanto en el camino de la vida como en el de la fe, nos sentimos a veces insuficientes -ha comenzado diciendo el Pontífice-. Sin embargo, el Evangelio de este domingo justamente nos dice que no debemos fijarnos en nuestras fuerzas, sino en la misericordia del Señor que nos ha elegido, seguros de que el Espíritu Santo nos guía y nos enseña todo».

El Evangelio del Día describe a los Apóstoles que, «en la víspera de la muerte del Maestro, se encontraban turbados desconcertados y afligidos, preguntándose cómo podrían ser continuadores y testigos del Reino de Dios». Pero a ellos, «Jesús les anuncia el don del Espíritu Santo, con esta promesa maravillosa: “El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él”». De este modo, ha explicado el Papa León, «Jesús libera a los discípulos de toda angustia y preocupación y puede decirles: “¡No se inquieten ni teman!”. Si permanecemos en su amor, - ha proseguido el obispo de Roma - Él mismo hace morada en nosotros, nuestra vida se convierte en templo de Dios, y ese amor nos ilumina, y va entrando en nuestra forma de pensar y en nuestras decisiones, hasta alcanzar también a los demás, iluminando todos los ámbitos de nuestra existencia».

«Este morar de Dios en nosotros» ha explicado el Papa «es precisamente el don del Espíritu Santo, que quien nos toma de la mano y nos hace experimentar, incluso en la vida cotidiana, la presencia y la cercanía de Dios, convirtiéndonos en morada suya». Y «es hermoso que cuando al mirar a nuestro llamado, a las realidades y personas que nos han sido confiadas, a los compromisos que llevamos adelante y a nuestro servicio en la Iglesia, cada uno de nosotros pueda decir con confianza: aunque soy frágil, el Señor no se avergüenza de mi humanidad, al contrario, viene a habitar dentro de mí. Él me acompaña con su Espíritu, me ilumina y me transforma en instrumento de su amor para los demás, para la sociedad y para el mundo».

Sobre el fundamento de esta promesa de Cristo - ha exhortado el Sucesor de Pedro - «caminemos en la alegría de la fe, para ser templo santo del Señor. Comprometámonos a llevar su amor a todas partes, recordando que cada hermana y cada hermano es morada de Dios; y que su presencia se revela especialmente en los pequeños, en los pobres y en quienes sufren, y nos pide ser cristianos atentos y compasivos».

Tras la oración del Regina Coeli, el Papa León ha hecho referencia también al sacerdote polaco Stanislaus Kostka Streich, «beatificado ayer en Poznań», que había sido «asesinado por odio a la fe en 1938, porque su labor en favor de los pobres y de los trabajadores irritaba a los seguidores de la ideología comunista». El Pontífice ha recordado también que hace exactamente diez años «el Papa Francisco firmó la Encíclica Laudato si’, dedicada al cuidado de nuestra casa común». Esta Encíclica, ha remarcado el Papa «ha tenido una difusión extraordinaria, inspirando innumerables iniciativas y enseñando a todos a escuchar el doble grito de la Tierra y de los pobres».
(GV) (Agencia Fides 25/5/2025)


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