AMÉRICA/HAITÍ - Padre Massimo Miraglio: “A pesar de la enorme precariedad, también nosotros aquí en Pourcine Pic Makaya queremos convertirnos en peregrinos de esperanza”.

sábado, 11 enero 2025

MM

Por Antonella Prenna

Puerto Príncipe (Agencia Fides) – “La situación en Haití es realmente difícil, no solo en la capital, sino también en las zonas periféricas, donde las pandillas imponen su ley. Incluso las provincias están comenzando a enfrentarse a grandes dificultades”, así lo dice el padre Massimo Miraglio, MI, compartiendo con la Agencia Fides algunas actualizaciones sobre el contexto en el que la población haitiana se prepara para vivir el Año Santo recién iniciado.

El misionero camilo es párroco de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en Pourcine Pic Makaya, un remoto pueblo en las montañas del interior de Jérémie, a 300 kilómetros de Puerto Príncipe.

“También nosotros aquí en Pourcine queremos convertirnos en peregrinos de esperanza, queremos ser una comunidad cristiana que siga los valores que Jesús nos presentó, vivió y nos mostró. Y deseamos avanzar en este camino, que no es fácil, para llegar a ser una comunidad de personas que saben trabajar juntas, vivir juntas, quererse y planificar el futuro en común” explicó el misionero camilo, resaltando la importancia de los valores cristianos en la comunidad.

El padre Massimo nos describe las enormes dificultades de un país que carece de todo: “Jérémie casi no recibe suministros de la capital, salvo en condiciones extremadamente difíciles y a costos altísimos, lo que tiene repercusiones evidentes en el combustible, el costo de vida y toda una serie de bienes esenciales. La falta de combustible también impide que los productos agrícolas del interior lleguen a los mercados de Jérémie. Las lluvias de las últimas semanas –añade el misionero– han hecho que los caminos y los transportes sean muy complicados, y en nuestra parroquia las dificultades aumentan día tras día. Los senderos que llevan al valle se han vuelto casi intransitables, y el transporte de productos agrícolas hacia Jérémie es extremadamente difícil y costoso. Lo mismo ocurre con los suministros de la capital hacia el interior” comenta el sacerdote, subrayando los efectos de las condiciones climáticas en la región.

“Lamentablemente –prosigue - estas últimas lluvias han provocado la pérdida de la cosecha de frijoles, que es la principal fuente de ingresos económicos para la población. A pesar de todo, seguimos trabajando, avanzamos con esperanza, intentamos llevar a cabo pequeños proyectos agrícolas para apoyar los ingresos de los campesinos y continuamos con la escuela de educación infantil y primaria. Para 2025, queremos avanzar también con el proyecto del dispensario, fundamental en un lugar tan aislado, y con el segundo tramo del acueducto, que nos permitirá llevar agua potable a algunas comunidades que carecen de ella”, señala, al describir los esfuerzos para mantener viva la esperanza.

“Es en este contexto de esperanza, de deseo de vivir, de volver a una vida normal y de planificar el futuro, que nos preparamos para vivir el Jubileo. El Año Santo acaba de comenzar”.

“La semana pasada, temprano en la mañana, junto con una pequeña delegación de fieles, dejamos la parroquia para descender al valle y recibir la cruz del Jubileo que el obispo ha entregado a cada parroquia. Fue un viaje difícil por senderos empinados y muy resbaladizos debido a la lluvia incesante de las últimas semanas. Tuvimos que caminar casi 5 horas antes de encontrar a un seminarista con otro grupo de personas que habían bajado a Jérémie. Juntos hicimos un pequeño momento de oración y luego ascendimos en procesión hacia la montaña, de regreso a la parroquia” explica el sacerdote.

“Al llegar al río que marca la entrada al territorio de nuestra parroquia, nos detuvimos y, una vez más, en un momento de oración, dimos gracias al Señor por todo el bien que hemos logrado realizar durante el año 2024. Pedimos al Señor que continúe inspirándonos en este año jubilar, que nos guíe para que cada uno de nosotros pueda encarnar profundamente el tema de la esperanza elegido por el Papa Francisco. Tras este momento de oración, reanudamos el último tramo del camino, el más desafiante y empinado, que conduce a la parroquia. En total, entre ida y vuelta, fueron ocho horas de viaje”.

El padre Miraglio, continúa describiendo cómo la población se ha unido en procesión para celebrar su fe: “en las puertas del pueblo, se unieron a nosotros también parte de la población. Entramos en la estructura muy sencilla y precaria donde celebramos la misa, colocamos junto al altar la cruz jubilar que nos acompañará durante todo este año, inspirará nuestras acciones, guiará nuestras palabras y, sobre todo, será una fuente de esperanza para llevar a cabo proyectos de bien y todo lo que el Señor ha dispuesto para nosotros”.

“La comunidad de Pourcine Pic Makaya – dice para terminar el padre Miraglio – se prepara para vivir este año jubilar con mucha fe y gran esperanza. También nosotros queremos participar desde lejos, desde nuestra pequeña parroquia aislada en las montañas. Sentimos que somos parte de esta Iglesia católica universal, y junto con toda la Iglesia católica universal queremos celebrar este año jubilar: Año Santo, Año de esperanza, año en el que queremos renovar nuestros compromisos como cristianos. Un año en el que nos comprometemos, de manera especial, a seguir construyendo la comunidad como un lugar de fraternidad, solidaridad y donde se sabe compartir”, concluye el misionero, reflejando la determinación de su comunidad para afrontar el año jubilar con fe renovada.
(Agencia Fides 11/1/2025)

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