ASIA/BANGLADESH - Los estudiantes siguen en la calle: la Universidad Católica de Notre-Dame cuenta cómo ha gestionado la protesta

lunes, 25 noviembre 2024 estudiantes   manifestaciones   universidad  

Estudiantes de la Universidad Notre Dame de Bangladesh

Dhaka (Agencia Fides) - Los estudiantes han salido de nuevo en las calles en Bangladesh. Los universitarios de varios colegios de la capital, Dhaka, han destrozado el Government Shahid Suhrawardy College para protestar por la muerte de un estudiante de medicina. A continuación, los manifestantes se dirigieron al Kabi Nazrul Government College, intentando entrar en el campus, pero no lo consiguieron. Otros manifestantes se dirigieron al Dhaka National Medical College Hospital, donde una presunta negligencia provocó la muerte de Abhijit Halder, de 18 años, el pasado 18 de noviembre. El estudiante había ingresado en el hospital, enfermo de dengue, y murió allí. Algunos de sus compañeros afirman que murió debido a un tratamiento y unos cuidados incorrectos. Esto desencadenó manifestaciones violentas en las calles.

Temiendo que la protesta pudiera contagiar de nuevo a otros campus, la Universidad Notre Dame de Dhaka, una universidad católica inaugurada oficialmente en 2013 por la Congregación de la Santa Cruz, lanzó un aviso a sus estudiantes, pidiéndoles que no participaran en concentraciones ni protestas violentas.

Padre Patrick Gaffney, religioso de la Congregación de la Santa Cruz, señala que la protesta estudiantil debe ser siempre constructiva, y estar dirigida y orientada a mejorar el sistema educativo y el entorno de estudio. El religioso repasa la historia de las protestas estudiantiles de los últimos meses y explica cómo la Universidad Católica de Notre Dame ha salido airosa de ellas: “El verano de 2024 en Bangladesh marcó un punto de inflexión, devolviendo al país las esperanzas y temores que acompañaron su fundación en 1971. Cientos de personas perdieron la vida y miles resultaron heridas en lo que comenzó como una protesta pacífica liderada por estudiantes universitarios contra una nueva ley que otorgaba acceso privilegiado a puestos de trabajo en el sector público. El movimiento de masas tomó las calles, desafiando los toques de queda y enfrentándose a la policía armada, hasta lograr el derrocamiento del gobierno. Los manifestantes acusaron al régimen de la Liga Awami, en el poder desde 2009, de corrupción, negligencia, desapariciones forzadas, nepotismo, elecciones fraudulentas y represión violenta de los opositores políticos. El punto de quiebre se produjo cuando el ejército intervino para instaurar un gobierno provisional tras la huida del primer ministro a la vecina India”.

“En la Universidad Notre Dame de Bangladesh, como en muchas otras instituciones educativas del país, se sintieron profundamente las repercusiones de la agitación nacional”, recuerda el P. Gaffney. En el punto álgido de la crisis, en julio, el gobierno ordenó el cierre de todos los colegios y universidades, además de bloquear el acceso a Internet. Como consecuencia, las clases en la Universidad Notre Dame fueron suspendidas.

Sin embargo, cuando el nuevo gobierno liderado por Muhammad Yunus decretó el fin de los cierres, la universidad reabrió sus puertas y reanudó sus actividades académicas. Dado que el epicentro del movimiento juvenil estaba en la cercana Universidad de Dhaka, no resultó sorprendente que la Universidad de Notre Dame también se viera influenciada. En este contexto, los estudiantes celebraron una reunión en el paraninfo de la universidad y elaboraron una lista de “reivindicaciones” para presentarlas a la dirección de la institución, representada por los Padres de la Santa Cruz.

El religioso recuerda: “La situación no tenía precedentes. El presidente de la universidad, P. George K. Rozario, CSC, abordó las peticiones de los estudiantes, que consistían principalmente en referencias a cláusulas del código de conducta y en recomendaciones constructivas. Por ejemplo, el código prohibía la organización de fiestas privadas en el campus y el uso de instrumentos musicales. Estas y otras disposiciones fueron revisadas, y las críticas sobre la falta de espacios adecuados para actividades extraescolares fueron aceptadas, implementándose los cambios necesarios”.

La universidad implementó ajustes y cambios significativos. “Una petición en particular - continua explicando el padre Gaffney -, merece una consideración especial: la destitución del 'Proctor' de la universidad, el funcionario encargado de la disciplina, el orden y la seguridad. Este cargo lo ocupaba un sacerdote de la Santa Cruz, abogado y profesor de la Facultad de Derecho”. Tras un proceso de consultas, y con el fin de evitar un conflicto con los estudiantes, la administración universitaria decidió atender la “solicitud”, aceptando la dimisión del padre Lawrence y nombrando a otro profesor para ocupar el puesto. Con esta medida, se logró restablecer las clases y normalizar la vida académica.

“En retrospectiva, puede afirmarse que esta inesperada reunión de jóvenes refleja una preocupación responsable por el bienestar de la universidad, así como un reconocimiento a los esfuerzos por ofrecer una educación verdaderamente orientada al estudiante. Las mejoras introducidas permiten a la institución mirar con serenidad esa delicada transición”. En efecto, la universidad católica supo canalizar la protesta espontánea y aparentemente 'anárquica' de los estudiantes, transformándola en una oportunidad para implementar mejoras generales en el entorno académico y fortalecer las relaciones entre estudiantes, profesores e institución.

En este marco de colaboración renovada y fructífera, la universidad ha anunciado la apertura de un nuevo Departamento de Microbiología, que ya ha recibido a su primer grupo de estudiantes en el programa de grado de cuatro años.
(PA) (Agencia Fides 25/11/2024)


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