Tokio (Agencia Fides) - El gobierno de Japón, independientemente de quién lo lidere, “debería ser el primero en ratificar el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares”, ha afirmado el arzobispo de Tokio, Tarcisio Isao Kikuchi SVD, recientemente nombrado cardenal por el Papa Francisco, en un contexto político nacional marcado por la incertidumbre.
En las elecciones generales celebradas en Japón el domingo 27 de octubre, la coalición gobernante -compuesta por el Partido Liberal Democrático y el Partido Budista Komeito- ha perdido su mayoría en el Parlamento, interrumpiendo una continuidad en el poder que se mantenía desde 2012. Según los analistas, Japón podría enfrentar ahora un periodo de inestabilidad política, un cambio significativo para un país históricamente caracterizado por su estabilidad.
Ante esta situación, el arzobispo Kikuchi ha subrayado los principios que, en su opinión, deberían orientar al gobierno japonés, independientemente de sus líderes actuales o futuros: “Esperamos que el gobierno japonés asuma un rol de liderazgo en el debate global sobre la confianza entre naciones, necesaria para abolir las armas nucleares. Este compromiso debería inspirarse en el reciente Premio de la Paz otorgado a Nihon Hidankyo”, una organización que agrupa a los supervivientes de Hiroshima y Nagasaki y promueve un mundo libre de armas nucleares.
El arzobispo ha recordado el compromiso de la Iglesia católica en Japón con el desarme nuclear, particularmente durante los “Diez Días de Oración por la Paz”, que se celebran anualmente en agosto. “Los diez días de oración comienzan la víspera del 5 de agosto, día en que se recuerda el bombardeo nuclear de Hiroshima, y se prolongan hasta el 15 de agosto, día en que se recuerda el final de la guerra en el Pacífico en 1945”.
Esta oración por la paz va de la mano con un compromiso cultural y político, ha afirmado Kikuchi. El Arzobispo de Tokio también ha rememorado la visita histórica de San Juan Pablo II a Hiroshima en 1981, cuando el pontífice lanzó un firme llamado por la paz, lo que inspiró a los obispos japoneses a instituir esta jornada anual.
Kikuchi ha señalado que la visita del Papa Francisco en 2019 reforzó esta causa: “El Papa Francisco pidió ‘nunca más la guerra, nunca más el estruendo de las armas, nunca más tanto sufrimiento’ y, al visitar Hiroshima y Nagasaki, reiteró que tanto el uso como la posesión de armas nucleares son inmorales”.
Finalmente, el arzobispo de Tokio ha expresado el compromiso de la Iglesia católica japonesa, junto a la diócesis de Hiroshima, la diócesis de Nagasaki y otras comunidades internacionales como los obispos de los Estados Unidos, en continuar trabajando por el desarme nuclear y una paz estable. “La Iglesia en Japón seguirá uniendo esfuerzos con todos los hombres y mujeres de buena voluntad que buscan la paz, instando a los líderes mundiales a abandonar las armas nucleares y construir una paz verdadera y duradera”.
(PA) (Agencia Fides 30/10/2024)