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Port Moresby (Agencia Fides) - El Papa Francisco ha dicho adiós a Oceanía. Después de celebrar la Santa Misa en privado, se ha despedido del personal y de los bienhechores de la Nunciatura Apostólica en Port Moresby para dirigirse al «Sir John Guise Stadium» para su último encuentro público en Papúa Nueva Guinea, el que ha tenido con los jóvenes. Tras saludar a la multitud desde el golf-cart, el encuentro ha comenzado con una danza de bienvenida interpretada por jóvenes ataviados con trajes tradicionales.
Tras el saludo del responsable de la Comisión para la Juventud, monseñor John Bosco Auram, obispo de Kimbe, han proseguido los testimonios de una joven de la Catholic Professional Society, de un chico y de una chica. A continuación, el Papa ha pronunciado su discurso, cuyos pasajes más destacados reproducimos a continuación.
El acto ha terminado con el Padre Nuestro y la bendición. Seguidamente, el Papa se ha dirigido al aeropuerto para la ceremonia de despedida de Papúa Nueva Guinea. Después ha volado a Dili, en Timor Oriental, para la tercera y penúltima etapa de este largo Viaje Apostólico.
me siento contento por estos días pasados en este país, donde conviven el mar, las montañas y los bosques tropicales; pero, sobre todo, un país joven habitado por muchos jóvenes. ¡Gracias! Gracias por vuestra alegría, por cómo han narrado la belleza de Papúa, “donde el océano se encuentra con el cielo, donde nacen los sueños y surgen los desafíos”. Y, sobre todo, gracias porque han manifestado a todos los demás una aspiración importante: “enfrentar el futuro con sonrisas de esperanza”. Con sonrisa y alegría.
Queridos jóvenes, no quería irme de aquí sin encontrarme con ustedes, porque ustedes son la esperanza del futuro
¿Cómo se construye el futuro? ¿Qué sentido queremos darle a nuestra vida? Quisiera dejarme interpelar por estas preguntas a partir de una narración que está al comienzo de la Biblia: el relato de la Torre de Babel. En él vemos que se contraponen dos modelos, dos modos opuestos de vivir y de construir la sociedad. Uno lleva a la confusión y a la dispersión, mientras el otro, a la armonía del encuentro con Dios y con los hermanos.
Y ahora yo les pregunto, ¿qué elijen ustedes? ¿El modelo de la dispersión o el modelo de la armonía? ¿Qué elijen ustedes? [Responden: ¡armonía!]. El Señor, nos creó para tener una buena relación con los demás. ¡Cuidado!, no nos ha creado para la confusión, sino para tener una buena relación con todos. Y eso es muy importante.
Y frente a estas diferencias de idiomas, que dividen, que dispersan, necesitamos tener un solo idioma que nos ayude a estar unidos. ¿Cuál es este idioma? Me gustaría oír a algún valiente de entre ustedes. ¿Quién es capaz de decirme cuál es este idioma? ¿Quién es el más valiente?, que levante la mano y venga aquí adelante. [Un joven responde: el amor]. ¿Están convencidos de esto? [Los jóvenes responden: ¡sí!]. Piensen un poco. ¿Qué existe como opuesto al amor? El odio.
Pero quizás hay algo más feo que el odio, y es la indiferencia hacia los demás. La indiferencia hunde sus raíces en el egoísmo.
En vuestra vida, deben tener en el corazón la inquietud de cuidar a los demás. Deben tener la inquietud de tender lazos de amistad entre ustedes.
Hay una relación muy importante en la vida del joven, que es la cercanía con los abuelos.
¿Pero ustedes tienen un idioma común? Piensen bien la respuesta... ¡El idioma del corazón! ¡El lenguaje del amor! ¡El lenguaje de la cercanía! Y también, el lenguaje del servicio.
Les agradezco su presencia aquí. Y espero que todos ustedes hablen el idioma más profundo, ¡que todos ustedes sean “wantok” del amor!
¿Un joven puede equivocarse? [Los jóvenes responden: ¡sí!]. Y una persona adulta, ¿puede equivocarse? [Los jóvenes responden: ¡sí!]. ¿Y un viejo como yo, puede equivocarse? [Los jóvenes responden: ¡sí!]. Todos podemos equivocarnos, ¡todos! Pero lo importante es darse cuenta del error. Esto es importante. No somos superman. Podemos equivocarnos.
Esto nos da también una certeza: que siempre debemos enmendarnos. En la vida todos podemos caer, ¡todos!... ¿Es importante no caer? ¿Qué es más importante? [Los jóvenes responden: ¡levantarse!]. No permanecer caído. Y si ves a un amigo, un compañero, una amiga, una compañera de tu edad que ha caído, ¿qué tienes que hacer? ¿Reírte de eso? [Los jóvenes dicen: ¡no!]. Tienes que mirarlo y ayudarlo a levantarse.
Piensen que en una sola situación de nuestra vida podemos mirar al otro desde arriba hacia abajo: cuando tenemos que ayudarlo a levantarse. ¿Están de acuerdo con esto o no están de acuerdo? [Los jóvenes responden: ¡sí!]. Si uno de ustedes ha caído o está mal en la vida moral, ¿tú le darías un puntapié, así? [Los jóvenes responden: ¡no!]. Bien, bien.
(F.B.) (Agencia Fides 9/9/2024)