ASIA/INDONESIA - Una cruz en cada pueblo: la católica Flores no es ajena al resto de Indonesia

martes, 30 julio 2024 diálogo   fe  

Agenzia Fides

Iglesia del Sagrado Corazón, estilo Laudato si'

Por Paolo Affatato

Ruteng (Agencia Fides) - Conocida como la "isla de las flores" desde que los portugueses la bautizaron así en el siglo XVI, la isla de Flores es una de las joyas de las islas Sunda, en la parte oriental del archipiélago indonesio, dentro de la provincia civil de Nusa Tenggara Oriental. La isla es famosa por sus bosques vírgenes, verdes valles de arrozales y paisajes impresionantes, desde colinas hasta el mar de coral y esto explica por qué los colonizadores europeos (primero los portugueses y luego los holandeses) quedaron hechizados por ella, dando a la isla su nombre, por los colores rojo-anaranjados de la. Además, la población local (en la isla se hablan al menos seis lenguas, con sus diferentes tribus, culturas y tradiciones), dedicada principalmente a la agricultura o la pesca, muestra una disposición, acogida y sencillez que hacen que el visitante - hoy como hace siglos - se sienta a gusto.

En los pueblos rurales de la parte oriental de Flores, destaca un elemento: en cada pueblo hay una cruz, una capilla o una iglesia, ya sea pequeña o grande, de madera de bambú o de ladrillo. Este es un signo de la profunda fe católica que caracteriza y hace única a Flores en toda Indonesia, un país mayoritariamente musulmán. La fe católica fue introducida en la isla por misioneros cristianos y ha perdurado con fuerza desde entonces.

Según la Conferencia Episcopal de Indonesia, la provincia de Nusa Tenggara Oriental, que incluye Flores y otras islas, cuenta con aproximadamente 3 millones de católicos, de los 10.5 millones en todo el país. Flores es considerado el "corazón católico de la nación", con 800,000 fieles de una población total de un millón, en la parte occidental de la isla, que está dividida entre la diócesis de Ruteng y la diócesis de Labuan Bajo.

El territorio de la isla actualmente está compuesto por cinco diócesis católicas -Labuan Bajo, Ruteng, Ende, Maumere y Larantuka-. A nivel religioso, en algunas ciudades portuarias como Labuan Bajo hay segmentos más numerosos de población musulmana (hasta la mitad de la población residente), mientras que en el interior la población es casi totalmente católica, en un contexto rural en el que siguen presentes los rituales animistas y las creencias tradicionales, como el culto a los antepasados.

La población de Flores se identifica como "Manggarai", un grupo social con tradiciones culturales específicas que incluyen varias tribus y subgrupos. La casa tradicional, "Mbaru niang", puede albergar hasta ocho familias y sirve también como pequeñas iglesias domésticas. La integración de la cultura local con la fe católica ha sido armoniosa, según explica a la Agencia Fides el padre Lian Angkur, un sacerdote diocesano nativo de Ruteng. Las celebraciones religiosas y los rituales tradicionales, como nacimientos, matrimonios y funerales, están profundamente entrelazados con el Evangelio y la devoción a Jesús, la Virgen y los santos.

En cada aldea o barrio no puede faltar una “pequeña comunidad de base” (KBG), comunidades de 15 a 20 familias que se reúnen regularmente para rezar, leer el Evangelio y compartir. Son muestras de una fe que vive en pequeños gestos cotidianos y alimenta la vida ordinaria de la gente, en el tejido social en el que se encuentran. “No hay conflicto entre nuestra cultura tradicional y la fe: los valores cristianos se han integrado en la vida de las personas, la 'vieja vida', hecha de prácticas culturales, ha sido sustituida, con el anuncio de Cristo, por una 'nueva vida' en la que se encuentra el sentido más profundo de una historia, impregnada de una espiritualidad cristiana que da sentido profundo a una peregrinación en esta vida terrena y que la comunidad acogió hace siglos con alegría, transmitiendo el tesoro de la fe de generación en generación”, señala el sacerdote.

Para ejemplificar esta dinámica, basta con viajar a las zonas rurales, donde la autenticidad de una fe sencilla y desestructurada emerge con claridad y fuerza: en Ruteng, el tema pastoral del año es la "ecología integral", en sintonía con la encíclica "Laudato si'" del Papa Francisco, que subraya la importancia de la protección del medio ambiente como parte de la fe cristiana. En la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús en Ruteng, las pequeñas aberturas en las paredes de la iglesia permiten la anidación de pájaros, convirtiendo la iglesia en un refugio natural y un ejemplo vivo de esta ecología integral. Los coloridos pájaros cantores han hecho de la iglesia su hogar permanente y las celebraciones litúrgicas, junto con los coros de niños, están realmente animadas por sus melodiosos gorjeos.

El padre Martin Chen, responsable del Centro pastoral en Ruteng, enfatiza que la "ecología integral no es un tema puramente ambientalista” sino que tiene “raíces bíblicas y se vincula profundamente con la fe y la cultura Manggarai, destacando la conexión entre Dios, la humanidad y la naturaleza”.

Pero Flores no sólo es naturaleza, también ha tenido un lugar especial en la historia de Indonesia, ya que Sukarno, el padre fundador de la República, fue exiliado allí, precisamente a Ende, antes de la independencia y comenzó a elaborar la "Pancasila", los cinco principios que formarían la base de la Constitución indonesia. En Ende, hay un monumento en el parque que representa al padre de la patria sentado en meditación, y también se puede visitar la mansión de Sukarno, convertida en museo con fotos y objetos del primer presidente, que se dejó inspirar por la tranquilidad y belleza de la isla.

Hoy, debido a ese importante pasaje histórico que describe a Flores como el "lugar de nacimiento de la Pancasila", los habitantes de Flores no consideran su identidad católica como algo ajeno a la vida de Indonesia, a su historia o a su configuración política, social y cultural actual, en la que los cristianos también han desempeñado un papel significativo. Los ciudadanos católicos se sienten "totalmente indonesios" y "totalmente católicos", y forman parte de una nación donde "la diferencia religiosa se percibe como una riqueza, un componente ligado a eventos históricos que hoy en día no representa en absoluto una barrera con los ciudadanos musulmanes u otras religiones", observa el padre Lian Angkur.

Esto se manifiesta claramente en las familias que, con total naturalidad, incluyen personas de fe cristiana y musulmana sin ningún problema, en una profunda y natural aceptación de la espiritualidad y la fe personal. Flores, con un 80% de población católica, no es en absoluto un cuerpo extraño en el vasto y diverso archipiélago indonesio. Esto se percibe en la vida cotidiana, en las costumbres y prácticas diarias, y se evidencia en cómo toda la población, desde los foros interreligiosos hasta las relaciones entre la gente común, se esfuerza por mantener un diálogo de vida que ha perdura desde hace siglos, creando una armonía social y religiosa considerada esencial para la vida diaria. Este equilibrio no se quiere ver alterado por elementos o fuerzas externas. El encuentro, el diálogo, una visión compartida entre autoridades civiles y religiosas, los importantes lazos familiares y la oración común son factores que crean un estilo de vida y relaciones humanas en el tejido social, manteniendo a Flores firmemente arraigada tanto en el Evangelio como en la historia y cultura específicas de Indonesia.
(Agencia Fides 30/7/2024)

Nidos en los muros perimetrales de la iglesia del Sagrado Corazón

Pueblo rural en Flores

Arrozales y colinas en las zonas rurales de Flores

Los chicos de Ruteng y el padre Lian Angkur (derecha)

El monumento a Sukarno en Ende (Flores)

Agenzia Fides

La casa tradicional Manggarai

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