Tokyo (Agencia Fides) – "Así como hace 150 años, hoy también nos enfrentamos a diversas dificultades, pero nuestra esperanza sigue siendo fuerte, igual que la de los misioneros que construyeron esta iglesia y la comunidad católica de entonces". Con estas palabras, el arzobispo de Tokio, Tarcisius Isao Kikuchi, presidente de Caritas Internationalis desde el 13 de mayo de 2023, ha conmemorado el 150 aniversario de la fundación de la iglesia de Tsukiji, la primera iglesia católica de Tokio, dedicada a San José.
Durante su homilía el 30 de junio, Kikuchi ha repasado la historia de la llamada 'Vieja Catedral', destacando las grandes dificultades que encontraron los primeros misioneros pero también la "esperanza inquebrantable y la gran colaboración entre los misioneros extranjeros y los fieles japoneses que construyeron la Iglesia japonesa".
Hoy, la situación ha cambiado, pero los desafíos siguen siendo grandes debido al descenso demográfico y al envejecimiento de la sociedad. "La Iglesia existe en esta realidad y, al igual que hace 150 años, somos optimistas a pesar de las preocupaciones", ha afirmado.
El arzobispo también ha pedido paz para Ucrania, Gaza y Myanmar, lamentando que "parece que el mundo está cada vez más dominado por la violencia que no respeta la vida. En estos tiempos, la Iglesia brilla con la luz de la esperanza, una luz que se enciende con el apoyo mutuo, la sinodalidad, la solidaridad y, sobre todo, con la presencia del Señor que nos acompaña”.
La iglesia de Tsukiji fue fundada por la Sociedad de Misiones Extranjeras de París (M.E.P.) y consagrada en noviembre de 1874. Con la creación de la arquidiócesis de Tokio en 1891, se convirtió en catedral, aunque más tarde, en 1920, la iglesia de Santa María tomó ese título. Tras el devastador terremoto de Kantō en 1923, la iglesia de Tsukiji fue destruida y reconstruida en 1927. Fue reconocida como edificio histórico de Tokio el 1 de junio de 1999.
La evangelización de Japón comenzó cuando el jesuita Francisco Javier, gran misionero y evangelizador de Oriente, llegó al archipiélago el 15 de agosto de 1549. Después llegaron franciscanos, dominicos, agustinos y misioneros de las M.E.P. Además de su labor misionera, introdujeron tecnologías e ideas avanzadas de Occidente, abriendo escuelas y centros médicos. Los jesuitas, pioneros en la misión, adoptaron la inculturación aprendiendo el idioma japonés y las costumbres locales.
La historia narra que en 1587, el ‘kampaku’ Hideyoshi, jefe político y militar, ‘Mariscal de la Corona’ emitió el primer edicto contra el cristianismo, obligando a los misioneros a abandonar el país. Sin embargo, la comunidad católica continuó operando clandestinamente. Diez años después, el 5 de febrero de 1597, comenzaron las persecuciones con la crucifixión de 26 católicos (6 franciscanos, 3 jesuitas y 17 japoneses), que hoy son santos de la Iglesia católica. A mediados del siglo XIX, la política de aislamiento de Japón fue desafiada por la presión de las potencias occidentales, permitiendo a la Iglesia Católica reanudar su misión en Japón. Así, en 1846, la Santa Sede instituyó el Vicariato Apostólico de Japón, confiando su gestión a las Misiones Extranjeras de París. El 28 de marzo de 1960, el Papa Juan XXIII nombró cardenal a Tatsuo Doi, arzobispo de Tokio, convirtiéndolo en el primer cardenal japonés.
(NZ) (Agencia Fides 05/07/2024)