ÁFRICA/ETIOPÍA - Obligados a pedir limosna para mantener en funcionamiento el hospital Ayder CS de Mekelle

viernes, 18 febrero 2022

Mekelle (Agencia Fides) – “Confiamos en que todo el mundo, a través de las instituciones internacionales, continentales y regionales, tiene todas las herramientas para detener esta tragedia provocada por el hombre y permitir que la ayuda humanitaria llegue a nuestra región muy rápidamente y sin restricciones”. El Dr. Amanuel Haile, director ejecutivo a cargo tanto del Hospital Ayder CS como de la Facultad de Ciencias de la Salud, institución gubernamental administrada por la Universidad de Mekelle, en Tigray, es quien lanza este llamamiento. “Antes del estallido de la crisis en el país, nuestro hospital atendía a una población total de más de 9 millones de personas. Ofrecíamos visitas anuales a casi 300.000 pacientes, más de 8.000 cirugías mayores y más de 5.000 partos al año”, explica el médico. El servicio se colapsó hace más de 15 meses, desde el inicio del asedio en julio de 2021, y se ha deteriorado rápidamente. Falta de todo, comida para los pacientes, ropa de cama, detergentes, desinfectantes, etc. Tenemos que mendigar para que el hospital siga funcionando”.
Haile añade que el gobierno no ha enviado ningún budget desde hace más de siete meses, y el personal lleva más de ocho meses sin cobrar. “No es posible retirar dinero de los bancos porque están cerrados. Las existencias de medicamentos y suministros de farmacia, que superaban el 80% en los años anteriores a la guerra, se han desplomado a menos del 10-15%. Reutilizamos los guantes, adaptamos la ropa de algodón como gasas, los medicamentos caducados, faltan soluciones intravenosas. Sólo en los últimos tiempos, hemos perdido a más de 60 pacientes que podrían haberse salvado o mantenido con vida gracias al servicio de diálisis disponible únicamente en nuestro hospital. Utilizamos kits caducados para hacer la prueba del VIH, no podemos diagnosticar el virus en niños menores de 18 meses. Ya no podemos ofrecer tratamiento para la hepatitis B y C, para la que éramos el único centro de la región norte de Etiopía; ya no tenemos medicamentos para las enfermedades mentales; los pacientes con cáncer no pueden recibir quimioterapia ni radioterapia; no hay vacunas, y muy pocos suministros para la prevención y el tratamiento del COVID-19. Los servicios de ambulancia están literalmente interrumpidos en la mayor parte de la región; el coste del transporte se ha disparado debido a la grave escasez de combustible, por lo que los pacientes tienen grandes dificultades para llegar a los hospitales a tiempo”.
“Nuestro instituto tiene más de 18 años y el hospital más de 14. Tras un comienzo muy difícil, el instituto ha crecido rápidamente en la última década, gracias al duro trabajo de nuestro personal, el enorme apoyo de nuestra universidad y los socios locales e internacionales. Ahora tenemos más de 3.500 empleados tanto en la facultad como en el hospital, entre los que se encuentran más de 20 estudiantes de doctorado, investigadores y más de 100 especialistas en diferentes disciplinas médicas”, concluye el director general.
(AP/GF) (Agencia Fides 18/2/2022)


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